lunes, 25 de junio de 2018

En Guanare inicio formalmente curso de Agroecología promovido por la Academia de Ciencias Agrícolas de Venezuela (ACAV)


Guanare 25/06/18. En la sede de la Unidad Territorial del estado Portuguesa en Guanare, dio inicio formalmente el curso de Agroecología promovido por la Academia de Ciencias Agrícolas de Venezuela (ACAV), la actividad fue Facilitada por el Profesor de Agroecología de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) Víctor Peralta, quien socializo lo relacionado al tema:   Bases políticas y filosóficas de la Agroecología como sustento del Eco socialismo Bolivariano: (Ser).

En tal sentido se discutió sobre el marco legal que apoya a la Agroecología en Venezuela, entre ellas: CRBV,  Plan Patria, Ley de Soberanía Agroalimentaria, Ley Nacional de Semillas, ley de Tierras, Leyes del Poder Popular, entre otras.

Además se debatió sobre la Agroecología como ciencia subversiva y como forma de vida en armonía con el patrimonio natural respetando los ciclos de la naturaleza y como otro mundo si es posible basado en el trabajo, respeto y responsabilidad, produciendo alimento como un derecho de todo ser vivo y no como mercancía al servicio del agronegocio.

Te Invitamos: II SIMPOSIO VENEZOLANO DE AGROECOLOGÍA 2018


lunes, 18 de junio de 2018

Se desarrollo con exito Encuentro para Planificar Inicio del Plan de Formación en Agroecología de la Academia de las Ciencias Agrícolas de Venezuela en el Estado Portuguesa

Guanare Especial 18/06/18. La tarde de hoy 18 de junio se cumplió el PRIMER ENCUENTRO DEL PLAN DE FORMACIÓN EN AGROECOLOGÍA DE LA ACADEMIA DE LAS CIENCIAS AGRÍCOLAS DE VENEZUELA... 

Hoy en la sede de la UT del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria Ciencia y Tecnología PORTUGUESA, ubicada en el Vicerrectorado de la UNELLEZ en Guanare, arrancamos con todo éxito.

Esta acción se realiza con el apoyo de facilitadoras y facilitadores se la Universidad Bolivariana de Venezuela UBV y Universidad Politécnica Territorial J. J. Montilla.


INCLUIDO DENTRO DE LOS PLANES para el relanzamiento de la Academia Nacional de las ciencias agrícolas de Venezuela, este espacio formativo se mantendrá activado permanentemente en nuestra región al menos hasta el mes de noviembre del año en curso, donde se desarrollaran encuentros bajo la modalidad de actividades teóricas, practicas y de trabajo independiente.

Se tiene previsto dar inicio a las activdades el proximo lunes 25 de junio con el objetivo de: Orientar las políticas de formación que permitan producir, reconocer, fortalecer saberes, conocimientos y potencialidades de los sujetos sociales protagónicos en  la transformación de la cultura productiva agrícola, a los efectos de garantizar la soberanía agroalimentaria, cuido del ambiente, y la potenciación del nuevo tejido productivo  socialista, promoviendo  relaciones sociales de producción justas, democráticas, equitativas y solidarias. Además, se asume el territorio como sustrato dialéctico de la lucha de clases, como campo de poder político y económico junto a los aspectos sociales, económicos y políticos  plasmados en las cartas programáticas de la república para la construcción del socialismo bolivariano.


Centinela del Agua... Centinela de la Vida... ACAV


Otro reporte de primicias en CAMBOTE... 

Somos UBV

jueves, 14 de junio de 2018

Diez cualidades de la agricultura familiar JAN DOUWE VAN DER PLOEG

Incluso en el Año Internacional de la Agricultura Familiar hay confusión sobre ella: ¿qué es en realidad?, ¿qué es lo que lo que la hace única? y ¿qué la distingue del agronegocio familiar?.
La confusión tiende a ser mayor en los lugares donde la modernización de la agricultura ha alejado a la sociedad del agro. Por eso, en el inicio del Año Internacional de la Agricultura Familiar, la Red Agriculturas considera importante contribuir a esclarecer los conceptos alrededor de esta forma de producción. Jan Douwe van der Ploeg nos adentra en el mundo de la agricultura familiar, que se considera “tanto arcaica y anárquica, como atractiva y seductora”.

¿Qué es la agricultura familiar?

La agricultura familiar es uno de esos fenómenos que las sociedades occidentales encuentran cada vez más difíciles de entender. Esto se debe a muchas razones. Una de ellas es que la agricultura familiar está en contradicción con la lógica burocrática, los protocolos formalizados y la lógica industrial que dominan cada vez más nuestras sociedades. Esto hace que la agricultura familiar se vea a la vez como arcaica y anárquica, mientras que al mismo tiempo emerge como algo atractivo y seductor.
La agricultura familiar es también difícil de captar y comprender ya que es, en esencia, un fenómeno complejo, multiestratos y multidimensional. Más adelante identifico diez cualidades de la agricultura familiar, las cuales, en cada situación singular, no siempre se encuentran al mismo tiempo. 
Lo más importante para recordar es que la realidad de la agricultura familiar es mucho más rica que los dos aspectos individuales que se usan más comúnmente para describirla: que la familia es propietaria de la finca y que el trabajo es realizado por los miembros de la familia. La agricultura familiar no se define solo por el tamaño de la finca, como cuando hablamos de la agricultura en pequeña escala, sino más por la forma en que la gente cultiva y vive. Esta es la razón por la cual la agricultura familiar es una forma de vida.

Un balance de la finca y la familia


Miremos más de cerca las diez cualidades. En efecto, la familia campesina controla los principales recursos (1) que se utilizan en la finca. Esto incluye la tierra pero también a los animales, los cultivos, el material genético, la casa, las construcciones, la maquinaria y, en un sentido más general, el conocimiento (know-how) que especifica cómo combinar y utilizar todos estos recursos. El acceso a redes y a mercados, así como la copropiedad de cooperativas, representan igualmente importantes recursos.
Los agricultores familiares utilizan estos recursos no para obtener utilidades sino para ganarse la vida, para obtener un ingreso que les proporcione una vida digna y, si es posible, les permita invertir para desarrollar más la finca.
Esto se aplica incluso si la finca utiliza maquinaria costosa o sistemas de riego y terrazas que los propios agricultores han construido. Entonces, efectivamente la finca familiar es el lugar donde la familia proporciona la mayor parte de la fuerza de trabajo (2). Esto hace a la finca un lugar de autoempleo y de progreso para la familia. Es a través de su dedicación, pasión y trabajo duro que la finca se desarrolla más y el sustento de la familia se mejora.
Las múltiples necesidades de la familia son satisfechas por la finca, mientras que la familia proporciona las posibilidades, los medios y también los límites de la finca. Este nexo entre la familia y la finca (3) está en el centro de muchas de las decisiones sobre su desarrollo. Cada finca en particular tiene sus propios balances específicos, por ejemplo, entre las bocas que hay que alimentar y los brazos con que se cuenta para hacer el trabajo. Estos balances atan a la familia con la finca y hacen a cada finca familiar una constelación única.

Uniendo pasado, presente y futuro

Pero hay algo más que la propiedad y el trabajo. Las explotaciones familiares proporcionan a la familia de agricultores una parte –o la totalidad– de sus ingresos y alimentos (4). Tener control sobre la calidad de los
alimentos de producción propia –y estar seguro de que no está contaminada– es cada vez más importante para los agricultores de todo el mundo. Sin embargo, la finca familiar no es solo un lugar de producción (5). Es el hogar de la familia campesina. Es el lugar al que pertenecen, tanto como es el lugar que les da cobijo. Es el lugar donde la familia vive y donde los niños crecen.
La agricultura familiar es parte de un flujo que une pasado, presente y futuro (6). Esto significa que cada finca tiene una historia, que está llena de recuerdos. También significa que los padres están trabajando para sus hijos. Ellos quieren dar a la generación siguiente un punto de partida sólido dentro o fuera de la agricultura. Y puesto que la finca es el resultado del trabajo y la dedicación de esta generación y las anteriores, a menudo existe orgullo. Pero también ira cuando otros tratan de dañar o incluso destruir la finca construida conjuntamente.
La finca familiar es el lugar donde se acumula la experiencia (7) y donde tiene lugar el aprendizaje y entrega del conocimiento a la siguiente generación de una manera sutil pero fuerte. A menudo la finca familiar es un nodo en redes más amplias que hacen circular las nuevas ideas, prácticas, semillas, etc.

Atado a su entorno

La finca familiar no es solo una empresa económica que se centra principal o únicamente en las utilidades, sino un lugar donde la continuidad y la cultura son importantes. La familia campesina agricultora es parte de una comunidad rural más amplia y, a veces, es parte de redes que se extienden en las ciudades. Como tal, la finca familiar es un lugar donde se crea y se preserva la cultura (8), por lo que se puede considerar como patrimonio cultural.
La familia y la finca también son parte de la economía rural general (9); están vinculadas a la localidad y llevan los códigos culturales de la comunidad local. Por lo tanto, las familias agricultoras pueden fortalecer la economía rural local: es donde compran, gastan y participan en otras actividades.
Del mismo modo, la finca familiar es parte de un paisaje rural más amplio (10). Puede trabajar con la naturaleza y no contra ella, usando los procesos y balances ecológicos en lugar de interrumpirlos, preservando la belleza de los paisajes. Cuando la agricultura familiar trabaja con la naturaleza también contribuye a la conservación de la biodiversidad y a la lucha contra el calentamiento global.

Libertad y autonomía


La finca familiar es una institución atractiva ya que permite una autonomía relativa. Encarna una “doble libertad”: la libertad de la explotación externa directa y la libertad para hacer las cosas a su manera. A través de esto, el trabajo implica una interacción permanente con la naturaleza viva; una característica a la que los actores involucrados tienen gran aprecio. La agricultura familiar representa la unidad directa del trabajo manual y mental, del trabajo y de la vida, y de la producción y el desarrollo. Es una institución que puede seguir produciendo en un entorno capitalista adverso, al igual que las bacterias anaeróbicas son capaces de sobrevivir en un entorno sin oxígeno (he obtenido esta bonita metáfora del trabajo de Raúl Paz, de Argentina).

¿Por qué es importante?

La agricultura familiar conlleva la promesa de crear prácticas agrícolas que son altamente productivas, sostenibles, receptivas, flexibles, innovadoras y dinámicas. Teniendo en cuenta todas estas características, la agricultura familiar puede contribuir significativamente a la seguridad y la soberanía alimentarias. En una variedad de formas puede fortalecer el desarrollo económico, creando empleos y generando ingresos.
Ofrece una gran parte de los puestos de trabajo que pueden contribuir considerablemente a la emancipación de los grupos oprimidos de la sociedad. La agricultura familiar también puede contribuir al mantenimiento de bellos paisajes y de la biodiversidad.

Las amenazas externas

Sin embargo, puede ser imposible que todas estas promesas se cumplan efectivamente. Este es el caso sobre todo hoy, cuando la agricultura familiar es exprimida y empobrecida hasta la extenuación. Cuando los precios son bajos, los costos son altos y la volatilidad excluye cualquier posibilidad de planificar a largo plazo; cuando el acceso a los mercados se bloquea cada vez más y las políticas agrarias descuidan a los agricultores familiares, y cuando la tierra y el agua se acaparan por grandes grupos de capital; sí, en estas circunstancias vemos que resulta imposible para los agricultores familiares hacer contribuciones positivas a la sociedad. Es por eso que ahora hemos terminado en la dramática situación de que las tierras de los agricultores familiares se dejan ociosas, sin cultivar. O, para usar un indicador macro: hoy, el 70% de los pobres del mundo son población rural.

Las amenazas internas

Hay amenazas internas. Hoy en día está de moda hablar de “la necesidad de hacer que la agricultura familiar sea más un negocio”. Debe orientarse “hacia la obtención de beneficios”. Algunos incluso argumentan que esta sería la única manera de “mantener a los jóvenes en la agricultura”. En resumen: la agricultura familiar debe ser menos “campesina” y más “empresarial”. Según este punto de vista, la agricultura familiar en los países del Sur debe estar sujeta a un proceso de modernización similar al que ocurrió en los del Norte. De hecho, parte de la agricultura europea ha cambiado hacia la agricultura empresarial. Esto convierte a la finca familiar en una mera proveedora de mano de obra, olvidándose de todas las demás características mencionadas anteriormente. Formalmente estas explotaciones empresariales siguen siendo  agricultura familiar, pero sustancialmente son muy diferentes. Una diferencia importante es que las fincas familiares “reales” crecen y se desarrollan sobre todo a través de la gestión inteligente de los recursos naturales, económicos y humanos, así como a través del aprendizaje intergeneracional. Las fincas empresariales especialmente crecen a través de hacerse cargo de otras explotaciones familiares. Esta tendencia a entrar en trayectorias empresariales es una gran amenaza interna para la continuidad y el dominio de la agricultura familiar. Es algo que vemos en casi todas partes.

Recampesinización

Sin embargo, existen importantes tendencias contrarias. Muchas fincas familiares fortalecen su posición y sus ingresos, por ejemplo, siguiendo los principios agroecológicos y también mediante la participación en nuevas actividades; mediante la elaboración de nuevos productos y la prestación de nuevos servicios, a menudo distribuidos a través de nuevos mercados anidados. Analíticamente estas nuevas estrategias se definen como formas de recampesinización, es decir, vuelven a hacer una agricultura más campesina, pero al mismo tiempo fortalecen la finca familiar. La recampesinización equipara la defensa de la agricultura familiar con su fortalecimiento.

¿Qué se debe hacer?

La política puede ser, y es muy importante para el destino de la agricultura familiar. Aunque la agricultura familiar puede sobrevivir en condiciones muy adversas, las condiciones positivas pueden ayudar a la agricultura familiar a alcanzar su máximo potencial. Precisamente aquí reside la enorme responsabilidad de la política, es decir, de los aparatos del Estado, de los foros multinacionales –como la FAO, el FIDA y otras organizaciones de la ONU– pero también de los partidos políticos, los movimientos sociales y la sociedad civil en su conjunto.
Al asegurar los derechos y la inversión en infraestructura, investigación y extensión, educación, canales de comercialización, seguridad social, salud y muchos otros aspectos, pueden incentivarse las inversiones de los propios agricultores familiares. Recientemente, esto ha sido confirmado, una vez más, por el prestigioso Grupo de Alto Nivel de Expertos en Seguridad Alimentaria y Nutrición. 
El fortalecimiento de las organizaciones y movimientos rurales es, igualmente, de suma importancia. Debemos tener en cuenta que los agricultores familiares, donde sea que se encuentren, están tratando de encontrar y desplegar nuevas respuestas a situaciones difíciles. Por lo tanto, la identificación de respuestas exitosas construidas a base de prácticas novedosas y su difusión a otros lugares y a otros agricultores familiares para articularlos en procesos de cambio fuertes, deben ser asuntos importantes de nuestra agenda. En pocas palabras: hay una gran cantidad de cosas que se deben hacer. La buena noticia es que cada paso, incluyendo cada pequeño paso, es útil.
Jan Douwe van der Ploeg
Profesor de Sociología Rural, Universidad de Wageningen, Países Bajos, y Universidad Agrícola de China, Beijing, China

miércoles, 13 de junio de 2018

La humanidad debe fortalecer la visión biocéntrica del mundo en favor de la Madre Tierra

La humanidad debe fortalecer la visión biocéntrica, premisa central según la cual el ser humano al pertenecer al reino animal es parte de la naturaleza, por tanto se debe respetar la igualdad de derechos de ciudadanas y ciudadanos, animales y naturaleza.
El planteamiento pertenece a la profesora Xiomara Cuevas, defensora delegada especial con competencia nacional en materia ambiental de la Defensoría del Pueblo, quien en su exposición en el Foro ¿La naturaleza tiene derechos? Aseveró: “Debemos considerarnos uno con la naturaleza, somos parte de ella, si no lo vemos así, vamos a continuar afectándola de forma negativa”.
En la actividad, que se efectuó en el marco de la Semana Mundial del Ambiente, explicó que el actual paradigma antropocéntrico se sustenta en la práctica basada en el poder y en el control de la clase dominante, con una visión dicotomizada y fragmentada de la realidad. “La naturaleza es pacífica, pero la estamos volviendo loca con el cambio climático”, acotó.
Por el contrario, destacó que la visión biocéntrica plantea que toda actividad humana está en función de la vida, sigue un modelo interactivo de encuentro y de conectividad, por lo que sitúa el respeto a la vida, no solo del ser humano sino de todos los seres vivos, como centro y punto de partida de todas las disciplinas y comportamientos humanos.
En torno a los derechos, consideró que los que están contemplados en la Constitución ecuatoriana “son muy completos”, a saber, el derecho al respeto, al mantenimiento y a la restauración de la naturaleza.
Al referirse a la legislación venezolana, Cuevas aseveró: “Nosotros tenemos muy buenas normas, de hecho la primera Constitución que en América consagró el derecho al ambiente sano y ecológicamente equilibrado fue Venezuela en la Carta Magna de 1999, y todos los demás países han ido adoptándola”.

SABIDURÍA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Cuevas inició su exposición con los planteamientos sobre el derecho ambiental que se manejaba en el mundo a principios de los años 70, cuando en los foros de la comunidad internacional se hablaba de la factibilidad de la existencia de derechos para la naturaleza.
Esos derechos, indicó, han surgido con base en un concepto del maternal género y con un fuerte componente de ancestralidad indígena y campesina de los pueblos originarios de Latinoamérica en la defensa de la Madre Tierra, que ha impulsado una nueva dimensión jurídica.
Cuevas mencionó la Proclama de la Defensa de la Madre Tierra de la Conferencia de los Pueblos por el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, que constituyó un paso importante para impulsar la iniciativa a altos niveles de la jurisprudencia internacional.
Asimismo, tomando en consideración la visión de los pueblos originarios de Bolivia y de la Revolución Ciudadana de Ecuador, habló sobre los argumentos utilizados por esos países para considerar a la Madre Tierra como sujeto de derecho con el objetivo de fundamentar el establecimiento de sus derechos formalmente tanto a nivel legislativo como constitucional.
La especialista también abordó la probabilidad, a solicitud de movimientos y colectivos ambientalistas, agrarios y otros, de que también sea incorporado ese reconocimiento bajo el postulado de derechos de la naturaleza por la actual Asamblea Nacional Constituyente (ANC).
T/ Leida Medina
F/ Jesús Vargas
Correo del Orinoco 9/6/18

Boletín Informativo Nº 89, Visión Agroecológica: Haciendo de la Agroecología Una Forma de Vida



lunes, 11 de junio de 2018

CONVOCATORIA II SIMPOSIO VENEZOLANO DE AGROECOLOGÍA 2018

II SIMPOSIO VENEZOLANO DE AGROECOLOGÍA 2018

Agroecología y alternativas en desarrollo: entre la coyuntura y la estrategia, en el marco de la crisis agroalimentaria nacional.

CENTRO DE FORMACIÓN SOCIALISTA “ARGIMIRO GABALDÓN”
Maturín - Monagas
06 y 07 de JULIO, 2018


La actual dinámica sociopolítica que vive el país, y especialmente las vinculadas al sector socio productivo y alimentario, nos conlleva a pensar y analizar la situación a mayor profundidad haciendo énfasis en las estrategias emergentes que vislumbran posibles alternativas más allá de la emergencia. Es por ello, que en el II SIMPOSIO VENEZOLANO DE AGROECOLOGÍA (II SVA) nos hemos trazado como objetivo principal, establecer un espacio para el diálogo de miradas y enfoques que explican esta realidad, así como el encuentro de propuestas y aportes de organizaciones, grupos de trabajo e investigación que se encuentran vinculadas a los diversos ámbitos agrícolas y alimentarios y que en el marco de los conflictos, trabajan actualmente en formas de transición y enfoques agroecológico en el territorio nacional y en especial en la región oriental del país. Diálogo para la acción, pues el objetivo ulterior del encuentro propone la consignación del documento final de propuestas alcanzadas por los participantes, a la Asamblea Nacional Constituyente como elemento consensuado para su consideración y análisis al más alto nivel de toma de decisiones del país. EJES DE ABORDAJE: A razón de promover la participación de todos los sectores de forma integrada desde sus diversos ámbitos de acción, el Comité Organizador ha establecido ejes temáticos para la discusión, los cuales se operacionalizarán a través de foros centrales y mesas de trabajo para discutir y construir colectivamente los aportes, sobre las temáticas descritas a continuación:


EJE 1.- Agroecología, organizaciones socio-productivas y redes para el acceso al alimento: Interpelación a los actuales modelos de concepción agrícola y de producción de los alimentos, y del cómo influyen activamente en las condiciones de consumo y mercadeo de los mismos, hacia la construcción de una nueva estructura. Establecimiento de nuevas formas de organización social, que desde la cultura agroecológica se establecen, consolidan y visualizan otras experiencias de producción sustentable.

 EJE 2.- Agroecología, organización política económica y transiciones: Visualización desde diversas perspectiva del modelo rentista exportador y su impacto sobre el sector agroalimentario venezolano. La emergencia de políticas públicas hacia la consolidación de una agricultura sustentable, avances y retrocesos. Lecciones aprendidas. 

EJE 3.- Agroecología, saberes, formación y ciencia: Concepciones de paradigmas necesarios para otras formas de construir conocimientos, saberes y prácticas agroecológicas, así como las tensiones existentes con el modelo dominante, la ciencia y la tecnología. Experiencias y propuestas para asumir investigaciones en este campo del conocimiento y la formación necesaria. 

MODALIDADES Y CONDICIONES DE PARTICIPACIÓN EN EL SIMPOSIO La participación es abierta para todos los actores de los diversos ámbitos asociados a la agroecología, las agri-culturas, soberanía alimentaria y demás temas relacionados. Asimismo, se invita en especial a las organizaciones sociales e institucionales que deseen promover sus aportes a modo de stand o mesas a través de una FERIA AGROECOLÓGICA; con el fin de intercambiar experiencias e insumos en el ámbito agroecológico local y/o regional. Sólo debe de hacerse la formalización de participación a través del correo electrónico iisimposioagroeco@gmail.com correspondiente antes del 28 de Junio del 2018. 

domingo, 10 de junio de 2018

Los días en la Tierra se están haciendo más largos

La duración del día terrestre se alarga porque la Luna se está alejando de la Tierra, revela un estudio de la Universidad de Wisconsin-Madison, en EEUU.
Hace 1400 millones de años, el día terrestre duraba solo 18 horas. La razón principal era que la Luna se encontraba más cerca de la Tierra, de forma que aceleraba la velocidad con la que esta giraba sobre su eje, según un reciente informe publicado en la revista Muy Interesante.
Sin embargo, la Luna, que orbita a una distancia media de 384 400 kilómetros de la Tierra, se aleja poco a poco de este planeta. En concreto, 3,82 centímetros al año. Y eso implica que la rotación terrestre se vaya haciendo más lenta, de acuerdo con el referido estudio estadounidense.
El profesor de Ciencias de la Tierra en esa universidad y coautor del estudio, Stephen Meyers, explica que han llegado a esta conclusión, gracias a la astrocronología, un método que une la astronomía con las observaciones geológicas y que permite mirar al pasado del planeta y del Sistema Solar, y estudiar los cambios climáticos a partir de los rastros que estos dejan en las rocas más antiguas.
El movimiento de la Tierra en el espacio se ve influido por otros cuerpos celestes —la Luna, los planetas del Sistema Solar, entre otros,— que ejercen su fuerza sobre ella. Este complejo juego de atracciones gravitatorias altera la rotación terrestre, la inclinación de su eje y la órbita que nuestro hogar sigue alrededor del Sol.
Estas variaciones reciben el nombre de ciclos de Milankovitch, y marcan la cantidad de radiación solar que nos llega, el factor esencial para explicar las variaciones climáticas que dejan pistas geológicas. Según Meyers, estudiar estas pistas en las rocas antiguas permite averiguar la luz solar recibida en el momento en el que esas rocas estuvieron en la superficie, y esto posibilita calcular las posiciones de la Luna y otros astros respecto a la Tierra en un momento dado.
En colaboración con Alberto Malinverno, geofísico de la Universidad de Columbia (EEUU), Meyers desarrolló una herramienta matemática para determinar los cambios en la dirección del eje terrestre y la órbita del planeta en función de las variaciones del registro geológico, incluso para épocas lejanísimas, aunque con mayor incertidumbre a medida que se remontaban más atrás en el tiempo.
Fue así como consiguió determinar la duración del día hace 1400 millones de años y la distancia existente entonces entre la Luna y la Tierra. Dado que ambos cuerpos se alejan lenta, pero continuamente, los días terrestres se van haciendo más largos, aunque de manera imperceptible para nuestros sentidos.
T/Hispantv
F/Archivo
Correo del Orinoco 10/6/18

Volver al origen. Reflexiones sobre agricultura sostenible y autonomía ROBERTO RODRÍGUEZ GARCÍA

Volver al origen se puede dar a nivel ambiental y productivo. Pero también a escala humana.
Luego de estudiar agricultura tropical en Alemania y llevar a cabo prácticas agrícolas con indígenas venezolanos, mexicanos y campesinos del Japón, laboré en la FAO, en Roma; busqué respuestas a muchas preguntas relacionadas con la soberanía alimentaria y la autonomía de los pueblos, particularmente los de América Latina, y comprendí que son otras razones las que actualmente dominan, distintas a las que generaron la creación de este organismo especializado de la ONU en 1945. Esta constatación me obligó a identificar en la práctica las acciones que limitan y contradicen la función de la FAO:
  • Disipar el hambre en el mundo, más no cambiar las causas que la generan. Aunque dentro de la FAO y en otros organismos de las Naciones Unidas se hacen esfuerzos por recuperar semillas, sistemas tradicionales de producción, alimentos propios y generación de economías locales sostenibles, la mayoría de programas está dirigida a mitigar el hambre. Al repartir alimentos subsidiados o que sobran en países industrializados, solucionan problemas del momento pero destruyen las pocas economías locales que con mucho esfuerzo han construido los pueblos ancestrales y los agricultores de pequeña escala en los países en vías de desarrollo.
  • Ignorar la toxicidad agrícola y la cultura del desecho. Si bien la FAO no es promotora directa de la implementación de enormes plantaciones de palma aceitera africana, caña de azúcar, soja y demás cultivos destinados a alimentar ganado vacuno, a producir combustibles para vehículos e insumos para la industria alimentaria, consiente el monocultivo a nivel global. Esta agricultura agota suelos, seca fuentes de agua, encarece alimentos y genera pobreza.
  • Quien tiene la semilla tiene el alimento y el poder. El oligopolio de las semillas tiene consecuencias muy graves para la seguridad y soberanía alimentarias de la población mundial. Es tal el grado de concentración económica y de poder, que las empresas oligopólicas tienen incidencia en las políticas públicas a nivel global y nacional, lo que repercute en las leyes, los tratados, las instituciones y los propios Estados. Los gobiernos y los organismos de las Naciones Unidas, como la FAO, organizan conferencias, emiten declaraciones y hacen esfuerzos que a la postre resultan discursivos y son ignorados.

Vista aérea del Centro Agroecológico La Cosmopolitana en 2012.Potrero convertido en selva productiva. Autor
¿Qué hacer entonces?
Ante esta realidad nos compete asumir mayores grados de conciencia global y de acción local frente a la profunda crisis humana que está ocurriendo en el planeta, pero muy en particular es responsabilidad de quienes buscamos los cambios en nuestros lugares de origen.
  • Desde el punto de vista económico nos concierne entender que los procesos económicos deben atender las necesidades fundamentales, promoviendo el enfoque de desarrollo local, la reciprocidad, la solidaridad y el bien común por encima del particular. En otras palabras, propender a “la economía del cuidado y del consumo responsable”.
  • Desde la óptica sociopolítica se requiere promover la gobernabilidad, la relación de igualdad y reciprocidad entre el Estado y la sociedad civil, desde una lógica de respeto a la persona, el interés colectivo y la preservación del territorio. Es decir, se trata más del desarrollo de las personas y no sólo de los objetos.
  • Dentro de la dimensión ambiental nos corresponde cuidar la naturaleza como un valor supremo; manejar y usar con cuidado el agua, el suelo, los bosques, las semillas nativas y la biodiversidad. Es necesario recordar y exigir a los países industrializados una lógica creciente de corresponsabilidad, resarcimiento, compensación y cambio de actitudes globales.
  • Desde lo cultural y espiritual es importante conocer, reconocer, rescatar y respetar la memoria histórica de los pueblos con todos sus saberes, tradiciones, valores y cosmovisiones. Asimismo, es necesario educar para superar la visión antropocéntrica dominante, y sustituirla por una de mayor interdependencia con la naturaleza.
¡Volver al origen!
Desde los puntos de vista geográfico, cultural y social, volver al origen consiste en retornar al lugar de partida, en compartir experiencias y construir colectivamente saberes desde la misma gente y desde los mismos ecosistemas productivos. Esas fueron las lecciones de nuestra experiencia, desarrollada en la Diócesis de Choluteca, Honduras, entre 1989 y 1994, con el apoyo de Misereor, a través de la Asociación para la Ayuda al Desarrollo (AGEH por sus siglas en alemán), donde se comprobó que sí es posible generar cambios externos a partir de los internos (Rodríguez y Hesse, 2000). Todo el mundo podría vivir bien y en abundancia si hubiese voluntad política y sentido humanitario.
Otro criterio para mi retorno ha sido la necesidad de demostrar “en pequeño” la posibilidad de articular la agricultura y la ganadería con las necesidades alimentarias de las comunidades, sin destruir los frágiles ecosistemas tropicales. Para ello, familiarmente creamos en 1991 el Centro Agroecológico La Cosmopolitana, con el objetivo de tener argumentos y solvencia propositiva en lo ambiental, productivo y empresarial.
Limitaciones por superar al regresar al origen
Para llegar a la comprensión de un ecosistema tropical es necesario superar la visión fragmentada de flora, fauna, agronomía, y ver la selva amazónica como un bioma, es decir, como un todo. Si esta visión la enfocamos en los sistemas productivos tropicales y subtropicales, observaremos, por ejemplo, que una planta como el cacao, cultivada en un ecosistema simbiótico de vida natural, perdura, mientras que si la extraemos, enferma ymuere.
En Colombia ya ocurrió algo similar con el café. Por huirle a la roya, el Centro de Investigaciones de Café (CENICAFE) desarrolló una variedad de café llamada Colombia. La promoción de esta variedad cultivada sin sombra generó una verdadera hecatombe ambiental, económica y social en el campo cafetero colombiano. Miles de hectáreas de café con sombra fueron taladas y sembradas con pastos y están hoy día convertidas en verdes, apenas utilizados para el pastoreo de vacunos. Por otro lado, se acabaron la biodiversidad alimentaria, el agua, el suelo, la flora y la fauna y la suave brisa que apaciguaba el calor de las cordilleras. Al final, la gente migró los pueblos y ciudades a engrosar los cinturones de miseria.
Caminos que conducen hacia la búsqueda sostenible del origen
  • La búsqueda de la soberanía alimentaria (cómo asegurar y garantizar la comida propia). En el contexto tropical se observó y concluyó que los sistemas agroforestales constituyen la tecnología ancestral más apropiada para la producción y conservación de los ecosistemas tropicales, así como la preservación de las semillas, el alimento y la cultura de los pueblos amazónicos. Este sistema, además de imitar al bosque en su diversidad, integralidad y reciclaje, provee a las familias de alimentos, regulación del calentamiento local, captación del CO2. Como demostración de lo anterior se puede mencionar que, en lo ambiental y productivo, entre 1991 y 2017, La Cosmopolitana pasó, de tener una superficie boscosa del 0,1% al 92% (foto). El nacedero de agua pasó de nueve a 20 litros por segundo. La biodiversidad productiva con revestimiento arbóreo, frutícola, con leguminosas, gramíneas, palmáceas y medicinales, pasó de 17 especies a más de 3350. Asimismo, se pasó de dos especies animales a 16, y de un producto procesado a 37. Como efecto de este proceso regenerativo, la temperatura de la finca bajó de 26° C a 21° C anuales en promedio; la retención de agua en el suelo pasó de 2000 a 5000 litros por hectárea, y la capacidad de absorción del CO2 de 6,3 a 45 toneladas al año. Todo esto para ver que sí es posible aportar sostenibilidad ambiental, soberanía alimentaria, economías sanas, organización empresarial y mitigación del calentamiento global a partir de una finca (Universidad de los Llanos).
  • Búsqueda del desarrollo del talento humano local y regional. Este propósito es clave y esencial en los procesos de desarrollo rural que buscan congruencia e integralidad entre lo material, lo mental y lo espiritual. Con respecto a lo material, es fundamental que la gente priorice el consumo responsable de alimentos sanos así como el procesamiento y la comercialización de productos agrícolas. Se busca también el desarrollo de mentes inquietas, innovadoras y emprendedoras, capaces de buscar soluciones desde las propias instancias locales. La espiritualidad hace referencia a la búsqueda del bien común, al cultivo de valores, al compartir el don de la vida y a ser buenos administradores de talentos y recursos. La anterior búsqueda se ha visto reflejada, por ejemplo, en la cordillera, la altillanura y el piedemonte en los llanos orientales de Colombia, donde Misereor apoya desde 2008 un proceso de desarrollo rural cuyos efectos sistémicos se ven plasmados en más de 455 familias campesinas, 225 hectáreas de sistemas agroforestales establecidos, 21 variedades de cultivos recuperados y 13 empresas familiares organizadas. Dichos hechos demuestran: a) que sí es posible cultivar, comer y vivir bien en terrenos de sabana; b) que los sistemas agroforestales son la tecnología más idónea para lograrlo; c) que la recuperación de la semilla y del alimento tiene mucho que ver con la recuperación de los valores ancestrales y campesinos, y d) que la agricultura es una excelente herramienta reivindicativa de derechos, autonomía, organización y defensa del territorio.
  • Búsqueda de la organización social y la incidencia política. El arte de la agricultura se vuelve una especie de laboratorio in situ que genera las capacidades, habilidades y destrezas necesarias para conocer, organizar y administrar el territorio de una manera más amplia e íntegra. Es más, con la elaboración e implementación del Plan o Diseño de Vida que parte de lo personal hasta lo global, se encuentra en este instrumento uno de los más audaces para consolidar las organizaciones indígenas y campesinas del territorio. Bajo este concepto organizativo y de visiones compartidas se ha venido impulsando desde 2008 la Plataforma de la Amazonía y Orinoquía (PAO), integrada básicamente por proyectos coparte de MISEREOR en estas regiones de Colombia, así como parte de Brasil, Perú y Ecuador. Como efecto de este proceso se ha logrado: a) establecer unas 2300 hectáreas de sistemas agroforestales que han hecho posible la recuperación de semillas, comida y saberes tradicionales; b) incorporar el Aula Viva como metodología de aprendizaje y los Planes de Vida como estrategia de empoderamiento y reivindicación de derechos, y c) conformar un laboratorio de innovación y aprendizaje cuyos métodos, conceptos y estrategias a escala humana tienen influencia en al menos 1800 familias indígenas y campesinas.
A manera de conclusión, recordemos que para regresar al origen debemos olvidarnos de la fácil excusa de que todo nos viene impuesto desde afuera. Y que instituciones como la FAO, en vez de tratar de “modernizar” la agricultura familiar, indígena y campesina, nos ayuden a evitar los monocultivos, la ganaderización y las industrias extractivas, base del ecocidio tropical.
Roberto Rodríguez García
Ingeniero agrónomo con especialización en agricultura internacional del trópico y el subtrópico en la Universidad de Witzenhausen, Alemania. Es director ejecutivo de la Fundación La Cosmopolitana y animador de la Plataforma Amazoronocense (PAO).

Referencias
  • Rodríguez García, Roberto. 2016. Aula Viva: un escenario estratégico de aprendizaje. En LEISA revista de agroecología 32(1): 23.
  • Rodríguez García, R. y Hesse-Rodríguez, Monika. 2002. Al andar se hace camino: guía metodológica para desencadenar procesos autogestionarios alrededor de experiencias agroecológicas.Colombia: Fundación Sembradores de Esperanza, PODION, Corporación de Servicio a Proyectos de Desarrollo, CELAM.

viernes, 8 de junio de 2018

Agroecología: ciencia fundamental para el diseño de fincas resilientes a plagas MIGUEL A. ALTIERI, CLARA I. NICHOLLS

A partir de años de investigación y experiencias, los autores plantean los elementos básicos que debe tener un agroecosistema para efectuar un adecuado control de sus amenazas biológicas –entre otras– sin caer en el círculo vicioso de la dependencia en insumos externos, sean estos orgánicos o químicos: quebrar el monocultivo mediante esquemas de diversificación que optimicen el hábitat para la fauna benéfica e incrementar la habilidad de un cultivo para resistir o tolerar los ataques.
El concepto de manejo integrado de plagas (MIP) surgió a principios de la década de 1970, en respuesta a las preocupaciones sobre los impactos de los plaguicidas en el medio ambiente y la salud humana. Se esperaba que el MIP, como alternativa a la estrategia de control de plagas con plaguicidas, pudiese cambiar la filosofía de la protección de cultivos al incluir una comprensión más profunda de la ecología de los insectos y de los cultivos que resultaría en una estrategia basada en el uso de varias tácticas complementarias. En estos sistemas los pesticidas se utilizarían como suplementos ocasionales a los mecanismos de regulación natural. Se preveía que la teoría ecológica proporcionara bases para predecir cómo los cambios específicos en las prácticas de producción podrían afectar los problemas de plagas y que la ecología ayudara a diseñar sistemas agrícolas menos vulnerables a ellas. Pero, a pesar de todo el trabajo inicial, el MIP se convirtió en esquemas de “Manejo Inteligente de Plaguicidas” y falló en integrar la teoría ecológica con la práctica. La influencia de las empresas de agrotóxicos ha sido clave en esta desviación.
Las estrategias de MIP han estado dominadas por la idea de la “bala mágica” para controlar brotes específicos de plagas. El MIP no ha abordado las causas que originan los problemas de plagas, enfocando su atención en el síntoma –la plaga– y no en el porqué, dada su estructura de monocultivo, el agroecosistema es vulnerable. Todavía prevalece una visión estrecha de que la única forma de superar las plagas es el uso de insumos externos; incluso muchos agricultores orgánicos dependen de la compra de productos biológicos para atacar a las plagas (liberaciones periódicas de insectos benéficos, insecticidas microbianos o botánicos), quedando atrapados en una “sustitución de insumos”. Este sesgo es puramente técnico y se basa en la “ley del mínimo esfuerzo” como un dogma central según el cual en un momento determinado hay un factor (plaga) que limita el rendimiento y la única manera de superar ese factor es el uso de un insumo externo (plaguicida). Una vez que el factor limitante (áfidos, por ejemplo) ha sido superado con un insecticida específico como insumo correcto, el rendimiento puede aumentar hasta que otro factor limitante aparece (ácaros, por ejemplo) debido a que con el insecticida aplicado se eliminaron los ácaros depredadores, viéndose nuevamente afectados los rendimientos. Este nuevo factor requiere otro insumo (acaricida), y así, sucesivamente, se va perpetuando el proceso del tratamiento de los síntomas en lugar de abordarse las causas reales del desequilibrio ecológico que se manifiesta como plagas.
La agroecología plantea la necesidad de comprender por qué las plagas insectiles se adaptan rápidamente a los agroecosistemas, pero también de entender por qué las fincas son susceptibles a las plagas. Mediante el diseño de agroecosistemas basados en principios agroecológicos los agricultores pueden reducir sustancialmente la incidencia de plagas, por un lado al afectar el desarrollo de la plaga, y por el otro haciendo que sus cultivos sean menos vulnerables a ser invadidos por estas. Es por esto que el enfoque agroecológico se centra en la reestructuración de los agroecosistemas, aprovechando las ventajas inherentes a los agroecosistemas diversificados y utilizando solo cuando sea necesario tratamientos terapéuticos con disrupciones mínimas.
En este trabajo planteamos dos pilares fundamentales para el manejo agroecológico de plagas: a) quebrar el monocultivo mediante esquemas de diversificación que optimicen el hábitat para la fauna benéfica; b) incrementar la habilidad de un cultivo para resistir o tolerar el ataque de insectos plagas y enfermedades, mejorando las propiedades físicas, químicas y particularmente biológicas del suelo. 
Suelos sanos, cultivos sanos
Desde las publicaciones de Chaboussou en la década de 1960 se sabe que la fertilización nitrogenada excesiva causa desbalances nutricionales en los cultivos, reduciendo la resistencia de las plantas a plagas y enfermedades. El incremento en las tasas de fecundidad y desarrollo de pulgones, ácaros y trips está generalmente ligado al incremento en los niveles de nitrógeno soluble en los tejidos de las hojas. Un metaanálisis reciente (Letourneau y otros, 2011) de 100 estudios encontró que en el 67% de los casos se reportó un incremento en el desarrollo, supervivencia, tasa reproductiva, densidades de población y/o niveles de daño de plagas en cultivos, como consecuencia del incremento de fertilizantes nitrogenados.
Como corolario, podría esperarse que cultivos bajo fertilización orgánica fueran menos propensos a insectos plagas y enfermedades dadas las menores concentraciones de nitrógeno en el tejido de estas plantas. De hecho varios estudios documentan una menor abundancia de varias especies de insectos herbívoros en sistemas manejados con bajos insumos, atribuida al reducido contenido de nitrógeno de las plantas bajo manejo orgánico.
En experimentos bajo invernadero, al comparar maíz cultivado en potes con suelos orgánicos versus maíz cultivado en potes con suelo fertilizado químicamente, se observó que cuando se liberaban hembras grávidas del barrenador del tallo del maíz (Ostrinia nubilalis), depositaban significativamente más huevos en las plantas sobre suelos fertilizados químicamente que en aquellas creciendo en potes con suelo orgánico (Phelan y otros, 1995). Estudios subsecuentes en fincas han mostrado que la varianza en la postura de huevos fue aproximadamente 18 veces mayor en maíz manejado convencionalmente que en maíz bajo un régimen orgánico. Los autores sugieren que esta diferencia es la evidencia de una característica biológica amortiguante que se manifiesta más comúnmente en suelos manejados orgánicamente.
Estudios en arrozales tropicales bajo riego en Asia mostraron que el incremento de la materia orgánica en los suelos aumentó las poblaciones de detritívoros y de algunos fitófagos que se alimentan de plancton, pero que fueron claves al servir de alimento a depredadores generalistas, aumentando sus poblaciones temprano en la estación, cuando aún no estaban las plagas presentes. De esta manera se constituyó anticipadamente un ejército de enemigos naturales que previnieron las explosiones de plagas. En otros cultivos orgánicos, los colémbolos del suelo pueden jugar una función similar al proveer alimentos alternativos a predadores. El manejo de la materia orgánica ha demostrado ser un mecanismo clave para alcanzar altos niveles de control biológico natural.
Quebrando los monocultivos
Es ampliamente aceptado que restaurar la diversidad vegetal en las fincas confiere una estabilidad de largo plazo a las poblaciones de insectos presentes, probablemente porque en agroecosistemas complejos existe una variedad de parasitoides y depredadores disponibles para suprimir el crecimiento potencial de las poblaciones de especies plagas. La diversificación de agroecosistemas incrementa las oportunidades ambientales para los enemigos naturales y, consecuentemente, conlleva a un mejoramiento del control biológico de plagas. Prácticas agroecológicas como policultivos, sistemas diversificados de cultivo-arvenses, cultivos de cobertura, setos vivos, corredores, etc., conservan enemigos naturales al asegurarles una serie de requisitos ecológicos, como acceso a hospederos alternos, recursos alimenticios como polen y néctar, hábitats para hibernación y microclimas apropiados. La idea es restaurar los mecanismos de regulación natural adicionando biodiversidad funcional dentro y alrededor de los agroecosistemas.
Restaurar la diversidad del paisaje
Una de las características del paisaje agrícola moderno es el gran tamaño y homogeneidad de los monocultivos, que fragmentan el natural. En la medida en que se homogeneiza el paisaje y aumenta la perturbación del ambiente, este se torna cada vez más desfavorable para los enemigos naturales de plagas. Por ejemplo, en cuatro estados del medio oeste de los Estados Unidos, la expansión de monocultivos de soya para biocombustibles redujo la diversidad paisajística, lo que disminuyó el suministro de enemigos naturales de plagas a los campos de soya y redujo los servicios del control biológico en un 24%. Esta pérdida de servicios de control biológico cuesta a los productores de soya de la región un estimado de 58 millones de dólares por año, por la reducción de los rendimientos y el aumento del uso de plaguicidas (Landis y otros, 2008).
Datos recientes demuestran que hay un incremento de enemigos naturales y control biológico en áreas donde permanece la vegetación natural en los bordes de los campos. Estos hábitats son importantes como sitios de refugio y alimento para los enemigos naturales que colonizan los agroecosistemas desde los bordes en cada etapa de crecimiento del cultivo. En campos de maíz en Michigan, Estados Unidos, el nivel de control biológico del noctuido (Pseudaletia unipunctata) por parasitoides fue mayor en los campos de maíz de tamaño pequeño dentro de un paisaje de abundantes setos y árboles, que en los grandes monocultivos sin vegetación en los bordes. En el norte de Alemania, en campos rodeados por paisajes complejos, hubo menos niveles de daño causado por el escarabajo de la colza (Meligethes aeneus) dados los mayores porcentajes de mortalidad larval causada por tres parasitoides icneumónidos. Se observó que el porcentaje de parasitismo fue mayor en los márgenes de los campos (50%) que en el centro (20%).
Una manera de extender la diversidad biológica presente en los paisajes circundantes a los monocultivos de gran escala es el establecimiento de corredores biológicos que permitan la circulación y la distribución de artrópodos benéficos hacia el centro de los monocultivos. En el norte de California, Estados Unidos, se estableció un corredor vegetal que estimuló el movimiento de enemigos naturales para dispersarse por todo el viñedo, regulando así poblaciones de plagas hasta distancias de 50 metros desde el corredor. Tales corredores biológicos deben estar constituidos por especies localmente adaptadas y con periodos de floración secuenciales que atraigan y alberguen a una abundante diversidad de depredadores y parasitoides todo el año. Otra manera es introducir franjas de plantas en floración entre los cultivos como una forma de garantizar el recurso alimenticio de polen y néctar necesario para la reproducción óptima, la fecundidad y la longevidad de muchos enemigos naturales. Franjas de Phacelia, AlyssumFagopyrum esculentum (trigo sarraceno), Daucus carota (zanahoria silvestre) y otras se han introducido en varios cultivos, lo que ha facilitado una mayor abundancia de depredadores y parasitoides, especialmente moscas depredadoras de la familia Syrphidae, que han permitido la reducción de las poblaciones de pulgones. En Inglaterra, el establecimiento de las gramíneas Dactylis glomerata y Holcus lanatus en trigo y otros cultivos sirven como “bancos de carábidos” disponiéndose en franjas paralelas a las líneas de cultivo, colocadas a intervalos que atraviesan el cultivo para favorecer a las poblaciones de enemigos naturales en toda la superficie cultivada. Varios ensayos en Suiza e Inglaterra están evaluando franjas de flores sembradas cada 100 metros a lo largo del campo y que se dejan todo el año como refugios. Estas franjas de 6 metros de ancho cubren menos del 2% del área cultivada y pueden ahorrar más del 50% del uso de plaguicidas tóxicos.
Diversificación dentro de los campos
En los últimos 40 años, muchos estudios han evaluado los efectos que sobre la densidad y daño a plagas tiene la diversificación de cultivos en la forma de policultivos. Uno de los sistemas más estudiados es la milpa (policultivo de maíz-frijol), en la que investigaciones realizadas en México y Colombia han mostrado menor incidencia de plagas como el saltahojas (Dalbulus maidis) y los crisomélidos del frijol (Chrysomelidae), así como el cogollero del maíz (Spodoptera frugiperda), dada una mayor abundancia de enemigos naturales y también por los efectos disuasorios directos de las asociaciones de cultivos. En 1991 se analizaron los resultados de 209 estudios que incluían 287 especies de plagas y se descubrió que, en comparación con los monocultivos, la población de insectos plaga era más baja en el 52% de los estudios (Andow. 1991). La población de enemigos naturales de las plagas fue mayor en policultivos en el 53% de los estudios y menor en el 9%. De manera inequívoca, la literatura científica sugiere que los esquemas de diversificación generalmente logran resultados positivos significativos que incluyen la mejora de la abundancia y diversidad de enemigos naturales, la reducción de la abundancia de herbívoros y la reducción del daño a los cultivos.
Una aplicación directa de diseños agroecológicos para disminuir incidencia de plagas es el sistema push-pull de manejo de hábitat para el control del lepidóptero barrenador del tallo (Chilo partellus) en África. El sistema utiliza dos plantas: Desmodium intercalado que repele a los barrenadores y pastos Napier y/o Sudán que se plantan alrededor del maíz para atraer a los parásitos de la plaga. La ecología química responsable del control del barrenador implica la liberación de volátiles atractivos de las plantas trampa (pasto Napier) y los volátiles repelentes del Desmodium. Esta leguminosa, además, suprime la maleza parásita Striga por un factor de 40 en comparación con el maíz en monocultivo. La capacidad de fijación de nitrógeno del Desmodium aumenta la fertilidad del suelo, lo que lleva a un incremento de 15 a 20% en el rendimiento del maíz. Este sistema de repelencia y atracción se probó en 450 fincas en dos distritos de Kenya y hoy en día se utiliza en los sistemas nacionales de extensión en África oriental. Los productores que lo adoptaron reportan un aumento de 15 a 20% en el rendimiento del maíz. En el distrito semiárido de Suba, plagado por barrenadores y por Striga, se obtuvo un incremento sustancial de forraje que a su vez incrementó el rendimiento de leche. Cuando los productores siembran maíz con el pasto y Desmodium juntos, obtienen 2,30 dólares por cada dólar invertido, comparados con 1,50 dólares obtenidos del maíz en monocultivo.
Conclusiones
Mientras los monocultivos se mantengan como la base estructural de los sistemas agrícolas modernos, los problemas de plagas seguirán siendo el resultado de un círculo vicioso que perpetúa el uso de plaguicidas al mantenerse la simplificación de la vegetación que limita las oportunidades ambientales de los enemigos naturales y los desequilibrios nutricionales en los cultivos causados por el exceso de fertilizantes. Ya existen claros signos de que la estrategia del control de plagas con insumos de síntesis química ha llegado a su límite y de que su costo ecológico y social no es justificable. Es necesaria una estrategia alternativa basada en el uso de los principios ecológicos para aprovechar al máximo los beneficios de la biodiversidad en la agricultura. El gran reto para los agroecólogos es desarrollar estrategias que superen los límites ecológicos impuestos por los monocultivos.
La aplicación de los principios agroecológicos provee un marco eficaz para alcanzar la salud de los cultivos mediante la diversificación del agroecosistema, complementada por el mejoramiento de la calidad del suelo. El objetivo principal es mejorar la inmunidad del agroecosistema (mecanismos de control natural de plagas) y los procesos reguladores (ciclo de nutrientes y regulación de poblaciones) a través de diseños agroecológicos que incrementan la diversidad genética y de especies, la acumulación de materia orgánica y la actividad biológica del suelo. La integridad de un agroecosistema depende de las sinergias de la diversidad de plantas, la función continua de la comunidad microbiana del suelo y su relación con la materia orgánica. Se puede argumentar que los agroecosistemas cuyo ciclo de nutrientes está predominantemente modulado por la red trófica del suelo poseen mayor estabilidad ecológica así como resistencia a plagas. Por lo tanto, la gestión agroecológica se debe orientar a mejorar la capacidad de los cultivos para resistir o tolerar plagas mediante la manipulación de las propiedades biológicas de los suelos complementadas por una infraestructura de vegetación que alberga enemigos naturales de plagas y polinizadores (figura 1). Mejorar las interacciones ecológicas positivas bajo y sobre el suelo a través de la integración de las prácticas de manejo de suelos y plagas es una manera robusta y sostenible de optimizar la función total del agroecosistema.
Miguel A. Altieri
Clara I. Nicholls
Universidad de California, Berkeley
Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA)

Referencias
  • Altieri, M. A. y Nicholls, C. I. 2003. Soil fertility management and insect pests: harmonizing soil and plant health in agroecosystems. Soil and Tillage Research 72:
    203.
  • Altieri, M. A. y Nicholls, C. I. 2004. Biodiversity and Pest Management in Agroecosystems. Nueva York: Haworth Press.
  • Andow, D. A. 1991. Vegetational diversity and arthropod population response. Annual Review of Entomology 36: 561-586.
  • Chaboussou f. 1967. La trophobiose ou les rapports nutritinnels entre la Plante-hôte et ses parasites. Ann. Soc. Ent. Fr., 3(3): 797-809.
  • Chaboussou f. 1972. La trophobiose et la protection de la Plante. Revue des Questiones Scientifiques, Bruselas, 143(1): 27-47 y 143(2): 175-208.
  • Landis, D. A. y otros. 2008. Increasing corn for biofuel production reduces biocontrol services in agricultural landscapes. Proceedings of the National Academy of Sciences 105: 20552-20557.
  • Letourneau, D. K. y otros. 2011. Does plant diversity benefit agroecosystems? A synthetic review. Ecological Applications 21(1): 9-21.
  • Khan, Z. y otros. 2000. Exploiting chemical ecology and species diversity: stemborer and striga control for maize and sorghum in Africa. Pest Management Science 56: 957-962.
  • Nicholls, C. I., Parrella, M. P. y Altieri, M. A. 2001. The effects of a vegetational corridor on the abundance and dispersal of insect biodiversity within a northern California organic vineyard. Landscape ecology 16: 133-146.
  • Phelan, P. L., Mason, J. F. y Stinner, B. R. 1995. Soil fertility management and host preference by European corn borer, Ostrinia nubilalis, on Zea mays: a comparison of organic and conventional chemical farming. Agric. Ecosyst. and Env. 56: 1-8.

II Lugar Premio de Periodismo “Dr. Manuel Palacio Fajardo” 2016

Desde el 06012014 - 4:35 p.m.