Por: Víctor Peralta
Retomando la filosofía de vida del
Konuko, como un modelo productivo en pequeñas áreas de tierra familiar, con
amplia diversidad de especies de plantas y animales, caracterizado por su producción
primaria para el autoconsumo, a su vez
una situación antagónica con otros sistemas de producción que se
caracterizan por ser de altas dependencias en insumos y mano de obra. El Konuko
se convierte en estos tiempos de producción de alimentos bajo la lógica del
capital, en una vía fundamental para la liberación de las familias que trabajan
la tierra y la salvación del planeta.
Sin embargo este no puede ser
cualquier Konuko, pues esta lógica del capital por intermedio del agronegocio desvirtúo
los principios de la producción konukera pues introdujeron todos sus productos
para la muerte, con la promesa de mayor producción con menos trabajo, por ello
nos referimos a un modelo de creación eco-socialista que garantice el uso
racional de los recursos naturales.
En tal sentido debemos ir a nuestras raíces
aborígenes y recrear esa forma de trabajo en armonía con el patrimonio natural,
respetando los ciclos de la naturaleza, utilizando lo que esta nos provee para
la vida de todas las especies que habitamos el planeta, para ello es primordial
unificar y solidificar a los grupos familiares, puesto que todos juntos aportaran
su esfuerzo de cara al éxito de la producción de alimentos de forma sustentable;
lo que sería un duro golpe a las siembras monoproductivas caracterizadas por
dispersar al grupo y fragmentar la unidad familiar, con el objetivo diabólico de
consolidar el sistema de dominación neoliberal al que tienen sometido a los
agricultores.
El Konuko con Visión Agroecológica se
constituye en un espacio fundamental para el amor y el rescate de los valores,
en fin para la constitución de la espiritualidad necesaria para poder
comprender que los seres humanos no somos los dueños del planeta y que tampoco
somos los únicos con derecho a vivir en él, en desmedro no solo de los otros
seres vivos, mucho peor de nosotros mismos, lo que ha llevado a las
consecuencias casi irreversibles del reclamo de la naturaleza ante las múltiples
actividades antrópicas que la afectan y que tenemos la desfachatez de llamar
problemas ambientales.
Las familias konukeras abandonan esa
fase que caracteriza a los agricultores de ser productores de lo que no comen,
para producir el dinero con el cual intentan adquirir lo que les gusta comer. En
tal sentido si visitamos la casa de cualquier familia que viva de la
agricultura, nos daremos cuenta como alrededor de la misma en el mejor de los
casos existe solo vegetación espontanea, y que las áreas sembradas son solo de
monocultivo, el cual al obtener la cosecha la venden en su totalidad, no
llegando a ser raros casos como productores de solo por decir algo, caraotas
que a los pocos días de haber vendido el esfuerzo de su trabajo le toca comprar
caraota para alimentarse y lo más triste a un precio mayor al que la vendió, es
a esto lo que nos ha llevado esa lógica del capitalismo.
Al rescatar la forma de vida konukera,
estaremos trayendo de vuelta los espacios cercanos a las casas con amplia diversidad
de cultivos, garantizando así el alimento de nuestras familias, comeremos
nuestros sancochos sin tener que comprar nada en el mercado, criaremos nuestros
animales sin someterlos al estrés de la forma de producción convencional, se restablecerá
el agro ecosistema y mejora la biodiversidad y con ella la propia naturaleza, pues
estaremos trabajando para hacer vida y no para la muerte, romperemos las
cadenas de dominación del agronegocio, produciendo nuestra propia semilla,
abonos y otros elementos necesario para la producción agroecológica.
Resurgirá cuan ave fénix, algo tan espiritual como el trueke, el cual complementara lo que no tengamos al momento, pero que las familias konukeras cercanas si, en fin estaremos haciendo eco socialismo, y garantizando que un amplio grupo de personas resuelvan su situación de seguridad alimentaria, e incluso los excedentes se podrían llevar a otras familias que no viven de la agricultura y que también tienen derecho a vivir bien y que no les vendan el alimento como una vulgar mercancía, en fin estriamos contribuyendo así a la salvación de la Pacha Mama.
Víctor Peralta
Resurgirá cuan ave fénix, algo tan espiritual como el trueke, el cual complementara lo que no tengamos al momento, pero que las familias konukeras cercanas si, en fin estaremos haciendo eco socialismo, y garantizando que un amplio grupo de personas resuelvan su situación de seguridad alimentaria, e incluso los excedentes se podrían llevar a otras familias que no viven de la agricultura y que también tienen derecho a vivir bien y que no les vendan el alimento como una vulgar mercancía, en fin estriamos contribuyendo así a la salvación de la Pacha Mama.
Víctor Peralta
Imagenes del Konuko Visión Agrecológica |
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