jueves, 9 de junio de 2011

LOS 10 MANDAMIENTOS PARA SALVAR EL PLANETA, LA HUMANIDAD Y LA VIDA

El presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma, ha propuesto al mundo los 10 mandamientos haciendo referencia a la economía, al capitalismo y a los recursos naturales de la siguiente manera:

El capitalismo nos ha querido uniformizar a todos para volvernos en simples consumidores. Para el Norte hay un solo modelo de desarrollo, el suyo. Las recetas neoliberales del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional han llevado a la crisis a la mayoría de los países. Sin embargo, la Organización Mundial del Comercio insiste con esta receta única para todos los países del planeta. Los modelos únicos a nivel económico vienen acompañados de procesos de aculturación generalizada para imponernos una sola cultura, una sola moda, una sola forma de pensar y ver las cosas: la del capitalismo. La globalización capitalista pasa así a destruir la riqueza de la vida, su diversidad.

Los pueblos indígenas del planeta no creen en soluciones únicas para todo el mundo. Los seres humanos somos diversos. Vivimos en pueblos con identidad propia, con una cultura particular.

Destruir una cultura, atentar contra la identidad de un pueblo, es el más grave daño que se le puede hacer a la humanidad.

Los pueblos indígenas del planeta creemos que no ha habido ni habrá un único modelo de vida que pueda salvar al mundo. Somos conscientes de que vivimos y actuamos en un mundo plural, y un mundo plural debe respetar la diversidad, que es el otro nombre de la vida.

El respeto y la complementariedad pacífica y armónica de las diversas culturas y economías es esencial para salvar al planeta, la humanidad y la vida. Ya no quedan dudas de que el cambio climático es el resultado de la actividad humana. Miles de científicos de todo el mundo han dicho su palabra.

Ya no quedan dudas de los terribles efectos que puede causar un aumento de la temperatura del planeta en las próximas décadas. Ahora ya sabemos que si la temperatura del planeta aumenta entre uno y seis grados centígrados en los próximos 100 años, desparecerían entre un quinto y un tercio de todas las especies de flora y fauna del mundo. Ese aumento provocaría, además, la inundación de islas y costas en las que viven millones de personas.

Todos sabemos ahora que el calentamiento global del planeta se debe a la emisión de dióxido de carbono. Y todos sabemos que la emisión de dióxido de carbono se debe al uso excesivo del petróleo y otras energías fósiles. Por eso en todo el mundo se realizan campañas para consumir menos petróleo, reducir las emisiones de carbono, reciclar la basura y proteger el medio ambiente.

Los científicos nos han dicho, sin embargo, que esas campañas no han logrado frenar el calentamiento global del planeta. Nosotros, los pueblos indígenas, sabemos que esas campañas no enfrentan la causa estructural que ha provocado la más grave de todas las enfermedades que sufre la Madre Tierra.

Nosotros sabemos que para curar a la Madre Tierra es necesario tener conciencia de que esa enfermedad tiene nombre y apellido: el sistema capitalista mundial.

No es suficiente ni justo decir que el cambio climático es sólo el resultado de la actividad del ser humano sobre el planeta. Hace falta decir que es un sistema, una manera de pensar y sentir, una manera de producir riqueza y pobreza, un patrón de “desarrollo”, que nos está llevando al borde del abismo.

Es la lógica del sistema capitalista la que está destrozando el planeta, es la ganancia, la obtención de más y más ganancia por sobre todas las cosas. Es la lógica de las empresas transnacionales a las que sólo les importa aumentar las utilidades y bajar los costos.

Es la lógica del consumo sin fin, de la guerra como instrumento para adueñarse de mercados y recursos naturales, y no importa si para conseguir más mercados y más ganancia se tiene que destruir los bosques, explotar y despedir trabajadores y privatizar los servicios esenciales para la vida humana.

Es en la competencia y el lucro, el motor del sistema capitalista, donde debemos encontrar el origen, las causas y explicaciones del cambio climático. Para el capitalismo no hay ningún objeto sagrado ni digno de respeto. En manos del capitalismo todo se convierte en mercancía: el agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la justicia, la ética, la muerte… la vida misma.

Todo, absolutamente todo, se vende y se compra en el capitalismo. Y hasta es posible que el propio cambio climático termine convirtiéndose en mercancía. No podemos caer en el engaño.

Mientras subsista el capitalismo subsistirán los efectos del cambio climático; mientras exista el capitalismo las emisiones de carbono seguirán aumentando, la frontera agrícola se irá ampliando y la basura continuará inundando el planeta.

No nos engañemos, los ideales de una vida libre y digna son incompatibles con el modo de vida del capitalismo.

Si queremos iniciar una discusión seria y sincera sobre el cambio climático tenemos que saber que se trata de la lucha entre dos formas de vida, entre dos culturas: la cultura de la basura y la muerte, y la cultura de la vida y la paz. Ésta es la esencia de la discusión sobre el cambio climático.

“Para preservar el planeta, la vida y la propia especie humana, debemos acabar con el capitalismo”.

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