La Educación Ambiental no es una forma moderna de la didáctica de las
ciencias naturales, por el contrario, es un movimiento andragógico que integra
conocimientos ecológicos, filosóficos, políticos, económicos y sociológicos a
objeto de modificar relaciones de producción, estructuras económico-sociales y
patrones culturales (individuales y colectivos) a los fines de resituar a los
miembros de la sociedad industrial contemporánea en un nuevo contexto histórico
ambiental global.
Hasta
ahora la Educación
Ambiental se ha enfocado con una visión reduccionista,
técnica y operativa de la problemática ambiental sin detenerse a considerar el
alcance y la complejidad que las interacciones humanas tienen en esta
situación. La
Educación Ambiental, tal y como hasta ahora ha sido
planteada, tiene como objeto de estudio el medio no antropizado, es decir, la
naturaleza no intervenida por el quehacer humano (fotosíntesis, ciclos del agua
o del carbono, cadenas alimentarías), lo que a todas luces es un contrasentido.
¿Como
hablar del ciclo del carbono sin hacer referencia a la revolución industrial y
a las emisiones de gases invernadero por parte de las sociedades ricas del
mundo? ¿Como hablar de la destrucción de las selvas tropicales sin explicar los
fenómenos de la pobreza y la injusta distribución de la riqueza en el mundo? No
se trata de excluir a las ciencias naturales de la Educación Ambiental,
sino de integrarlas correctamente con una visión holística y dialéctica.
El
problema de la degradación ambiental es un problema exclusivamente humano, de
la sociedad humana, en tanto que está comprobado que solo el ser humano
contamina. Lo lógico parecería entonces que en su estudio y en la búsqueda de
soluciones se incluya e involucre a quienes por vocación y formación estudian
los procesos y características de dicha sociedad, esto es, Sociólogos,
Licenciados en Educación mención Ciencias Sociales, Antropólogos, Politólogos,
etc.
Para
entender la problemática ambiental contemporánea y a su vez generar cambios
paradigmáticos en la sociedad que detengan los procesos de degradación de
nuestro hábitat deben de estudiarse aspectos históricos, culturales, políticos
y económicos además de los puramente biológicos
Abordar la Educación Ambiental
desde una perspectiva estrictamente biológica implica otorgarle una neutralidad
ideológica que está lejos de tener. La problemática ambiental no es
ideológicamente neutral ni ajena a los intereses políticos y económicos que
actualmente rigen al mundo. Para que la Educación Ambiental
sea válida y efectiva tiene que comenzar por cuestionar esa supuesta
neutralidad axiológica de la crisis ambiental. He aquí la importancia insoslayable de las Ciencias
Sociales en la Educación Ambiental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario