Las más de 500 personas que se dieron cita en Sevilla del 19 al 21 de enero en el IX Congreso Internacional de Agroecología corroboran que la agroecología no solo está viva, sino en fuerte crecimiento.
El éxito de convocatoria presencial, acompañado por quienes siguieron las sesiones en streaming desde toda Europa y Latinoamérica, permitió constatar la gran cantidad y diversidad de experiencias que demuestran que la agroecología es una alternativa para resolver las disfuncionalidades del sistema alimentario actual. Se trata de experiencias que, pese a su tamaño y a veces cierta dispersión, están empezando a consolidar políticas públicas locales y a traspasar fronteras regionales.
De allí que hablar de la necesidad de escala haya sido una de las ideas más ampliamente destacadas en este encuentro. Clara Nicholls, de la Universidad de California-Berkeley y una de las ponentes que inauguraron el congreso, hacía un claro llamamiento: “No podemos quedarnos en la finca, tenemos que escalar para profundizar en la transformación agroecológica”.
Podemos decir que las propuestas de las dos conferencias inaugurales, las tres plenarias, las más de 15 mesas y 20 paneles, los talleres y las presentaciones de experiencias y libros giraron en torno a tres grandes ejes:
Las acciones políticas, propuestas desde diversos niveles de competencias y diversidad de actores.
La acción de base social que, desde siempre, ha sido y sigue siendo la fuerza y la esencia de la agroecología.
La capacidad de los Sistemas Alimentarios Locales de Base Agroecológica (SALBA) para hacer frente a la policrisis planetaria.
Aun así, Gloria Guzmán, socia fundadora y presidenta de Alimentta, compartía un sentido de urgencia a la labor que tiene por delante el sector agroecológico: “La transición lleva una velocidad que, si seguimos así, no llegamos.” Por ello es fundamental trabajar en la articulación de una gran red capaz de mover palancas de cambio. Un aspecto crucial ante un contexto europeo de financiación favorable, en el que más que nunca se ha de revindicar el espacio legítimo que desde hace décadas se viene construyendo desde la agroecología, mediante la cooperación, llevando las acciones a mayor escala e influyendo en las políticas a nivel estatal y europeo. Una articulación a la que Alimentta ofrece sumar esfuerzo y conocimiento experto.
El congreso ha sido precisamente una oportunidad para consolidar un espacio desde el cual desarrollar una estrategia de alianzas, empezando por un aliado natural como es el sector de la salud y la nutrición. “La adherencia a una dieta con base en proteína vegetal y baja en lácteos y carnes es clave para mitigar el cambio climático” explicaba Isabel Cerrillo, socia fundadora de Alimentta. Mientras que Nicolás Olea, socio fundador de Alimentta, incidía en que “el precio de los alimentos debería incluir las externalidades que producen, por ser la dieta el principal vehículo de entrada de los contaminantes tóxicos: entonces lo agroecológico sería barato”. Son muchos los ponentes que destacaron que el futuro de la agroecología pasa por las personas consumidoras. Ante esta necesidad de diversificación del consumo ecológico en el marco de los Sistemas Alimentarios Locales de Base Agroecológica, los denominados SALBA, es imprescindible mostrar a las personas consumidoras la relación natural entre dieta y agroecología, que no se trata solo de producción.
El enfoque multidisciplinar del programa se hizo evidente también en la inclusión de un panel dedicado a las alternativas que están surgiendo en el ámbito de la pesca. Y complementando esta diversidad, el congreso contó con voces de referencia como Monte Orodera, de Ganaderas en Red, quien destacó el rol de las mujeres y su capacidad de innovación en los sistemas alimentarios agroecológicos, o Cristóbal González, del Grupo Extiércol, que recordaba que es necesario «poner en valor el campo, porque no nos queda otra». Testimonios personales que recibieron el sentido aplauso de toda la plenaria de despedida del congreso.
Por todo esto, desde Alimentta agradecemos inmensamente a todas las personas que habéis participado, seguido y hecho posible el IX Congreso Internacional de Agroecología en la Universidad Pablo de Olavide, en particular el esfuerzo de la comisión organizadora y las personas voluntarias.
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