Quiero compartir con ustedes una situación alarmante que se viene presentando y a la cual no le préstamos atención, hace poco salí al patio de mi casa y tome una fruta de lechosa madura y cuando la corte en 2 trozos me percato que no contenía semillas, cosa rara pues como sabemos este tipo de fruto es uno de los que más semillas contiene. Esta situación me hizo escribir las siguientes líneas.
La semilla es una de las estructuras fundamentales en la vida de las plantas, actuando como el principal mecanismo de reproducción y dispersión. Este pequeño organismo, que contiene todos los elementos genéticos necesarios para desarrollar una nueva planta, no solo es esencial para la perpetuación de las especies vegetales sino que también cumple un papel crucial en la agricultura y la alimentación humana. El impacto de las semillas en la biodiversidad, la economía y las tradiciones culturales es inmenso, y su importancia no puede ser subestimada.
El cultivo de plantas a partir de semillas ha sido la base de la agricultura desde tiempos inmemoriales, pensada como una práctica que ha permitido el desarrollo de civilizaciones. A través de los siglos, la selección y el mejoramiento de semillas ha llevado a la creación de variedades más resistentes y productivas, contribuyendo a la seguridad alimentaria. Sin embargo, si las plantas dejaran de producir semillas, las consecuencias serían devastadoras. La agricultura tradicional se vería amenazada, y la dependencia de cultivos híbridos o genéticamente modificados que no pueden reproducirse naturalmente aumentaría, generando una pérdida de diversidad genética y la llegada de monocultivos que podrían ser más susceptibles a plagas y enfermedades.
Hoy en día, muchas plantas producen frutos sin semillas, una tendencia que ha sido posible gracias a la manipulación genética y a la selección artificial. En este punto retomo el caso de mi lechosa, la cual es producida en mi patio y proviene de una planta por así llamarla natural, es decir que algo está pasando en el ambiente y es cuando muchos dirán que estoy loco, pero creo estamos en presencia de una guerra biológica aunado al cambio climático y la pérdida de los polinizadores naturales, que busca impedir que podamos continuar con el principio Agroecológico de PRODUCCIÓN Y REPRODUCCIÓN y de esta forma la humanidad para su alimentación dependera única y exclusivamente de las empresas transnacionales y de esta forma definitivamente hacer del alimento una mercancía y un medio de control de los pueblos.
Ahora bien retomando lo de los frutos manipulados para no producir semillas, este proceso busca satisfacer la demanda de los consumidores a los que el mercado y la guerra cognitiva los hace que prefieran frutas sin semillas, como parte de la trampa del agronegocio. Sin embargo, esta práctica plantea serias interrogantes éticas y ambientales. La eliminación de las semillas puede disminuir la capacidad de las plantas para adaptarse a cambios en el ambiente, ya que una población sana depende de la variabilidad genética que las semillas proporcionan. Además, este enfoque podría allanar el camino hacia una agricultura más dependiente de las empresas multinacionales que controlan las tecnologías agroquímicas y las variedades vegetales.
Las multinacionales han tomado el control del suministro de semillas a través de patentes y la comercialización de productos que aseguran rendimientos más altos. Este monopolio afecta a los agricultores, quienes se ven obligados a comprar semillas híbridas o modificadas cada temporada, impidiéndoles utilizar sus propias semillas y, a su vez, limitando su independencia. Este ciclo de dependencia pone en riesgo los pequeños agricultores y los métodos de cultivo tradicionales que han sostenido a las comunidades rurales durante generaciones.
Además, la producción de alimentos controlada por un puñado de empresas genera una homogeneización de la dieta y pone en peligro la diversidad alimentaria. Con el control de la producción se pueden ignorar las prácticas agrícolas sostenibles en favor de métodos industriales que priorizan el rendimiento sobre la salud del suelo y del ecosistema. Esto, combinado con el crecimiento de la población, la urbanización y el cambio climático, plantea un desafío importante para el futuro de la seguridad alimentaria global.
Por tanto, la semilla es un elemento vital en el ciclo de vida de las plantas y en la agricultura. Su importancia radica no solo en la reproducción de las especies vegetales, sino también en su papel en la biodiversidad y la cultura. La tendencia hacia la producción de frutas sin semillas y el control de la producción de alimentos por empresas multinacionales plantea serias preguntas sobre la sostenibilidad de nuestro sistema alimentario y el futuro de la agricultura. La protección de las semillas y el fomento de la diversidad genérica son cruciales para garantizar un futuro alimentario sostenible.
Por eso cada dia debemos ser más lo que hagamos de la Agroecología Nuestra Forma de Vida.
Víctor Peralta