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Agustina López, TN 22 de noviembre 2025
La ecoaldea Iandé está a una hora y media de Belém, la ciudad en donde se hizo la COP30. Allí, los trabajadores lograron aplicar un modelo de regeneración de la naturaleza. Quieren ser escuchados y recibir fondos para seguir creciendo
“Esto, todo lo que me rodea era barro, arcilla, tierra pelada”, dice Lenise Olivera una agricultora brasilera de la ecoaldea Iandê, en Santa Bárbara do Pará, en medio de la Amazonía.
“Era solo tierra pelada”: cómo granjeros familiares lograron volver a la vida parte de la Amazonía deforestada.
Este espacio antes había sido degradado por la deforestación, la extracción de arcilla y la agricultura intensiva, y se transformó en una granja y un bosque productivo.
Lo hicieron aplicando agroecología, un enfoque agrícola que combina cultivos y naturaleza y que aumenta la resiliencia frente al cambio climático. De hecho, pese a que sufrieron los embates de la durísima sequía de Brasil en 2024 pudieron seguir produciendo y vendiendo.
Según cuenta Lenise, el proceso de establecer la ecoaldea fue financiado casi por completo por los propios agricultores, que no pudieron acceder a fondos públicos por la excesiva burocracia.
En cambio, para sustentarse y seguir creciendo, implementaron un modelo en donde los vecinos se suscriben, pagan una cuota mensual y reciben una canasta semanal de comida.
También crearon un sistema de certificación orgánica entre pares, más barato que contratar a una empresa, y reconocido por el Ministerio de Agricultura, lo que les permite cobrar mejor y acceder a programas públicos como el de Alimentación Escolar, que exige que el 30% de los alimentos provenga de la agricultura familiar.
La ecoaldea brinda cursos, talleres y visitas, pero les gustaría poder acceder a financiamiento local e internacional para poder seguir creciendo. E incluso para afrontar los embates del cambio climático: hace cada vez más calor, tienen temporadas de sequías o de lluvias irregulares.
“Queremos hacer de la agricultura la profesión más importante del mundo. El mundo hoy no tiene una carrera específica para formar agricultores. Queremos que el agricultor sea una persona formada y no el bruto de la familia”, explicó Lenise.
A pocos minutos de Iandé está Sítio Maturí, otra granja que funciona de la misma manera. Allí, Bruno Gonzalez contó a TN por qué es tan importante fomentar estas pequeñas iniciativas como parte de la solución a la crisis climática y el daño de las actividades extractivas.
“Esta es la agricultura real, se regenera, forma comunión, comunidad, secuestra carbono. Este sistema es el futuro porque no devasta todo, al contrario”, explicó
Pero reclamó: “Los bancos no ven esto como una oportunidad de inversión entonces nos niegan el crédito. Nos comparan con la agricultura de escala y no es lo mismo”.
La ecoaldea de Iandê forma parte de la Red Intercontinental de Organizaciones de Agricultores Ecológicos (INOFO) , una alianza mundial que representa a 95 millones de pequeños agricultores de América Latina, África, Asia y el Pacífico.
A pocos minutos de Iandé está Sítio Maturí, otra granja que funciona de la misma manera. Allí, Bruno Gonzalez contó a TN por qué es tan importante fomentar estas pequeñas iniciativas como parte de la solución a la crisis climática y el daño de las actividades extractivas.
“Esta es la agricultura real, se regenera, forma comunión, comunidad, secuestra carbono. Este sistema es el futuro porque no devasta todo, al contrario”, explicó
Pero reclamó: “Los bancos no ven esto como una oportunidad de inversión entonces nos niegan el crédito. Nos comparan con la agricultura de escala y no es lo mismo”.
La ecoaldea de Iandê forma parte de la Red Intercontinental de Organizaciones de Agricultores Ecológicos (INOFO) , una alianza mundial que representa a 95 millones de pequeños agricultores de América Latina, África, Asia y el Pacífico.


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