Este
año 2023, se celebra bajo el lema «Legumbres
para disfrutar de un futuro sostenible«, y se reconoce su valor para los sistemas agroalimentarios
y el medio ambiente.
Denominamos como legumbres a las semillas secas, limpias, sanas
y separadas de la vaina, procedentes de plantas de la familia de las
leguminosas (Leguminosae).
Hay una gran variedad de plantas
leguminosas que se cultivan en todo el mundo desde hace
más de 2000 años, muchas de ellas son originarias de América (México, Perú),
otras de países del suroeste de Asia (Turquía, Siria, Irak), y del Extremo
Oriente (China, Japón, Indochina), desde donde se introdujeron al resto de
continentes, consumiéndose en la actualidad en todos ellos.
Podemos destacar que las leguminosas han
estado presentes en la civilización desde el Neolítico, que fue el último
período prehistórico donde se crearon los primeros poblados, gracias a la
implantación de la ganadería y la agricultura.
Son muchas
las variedades de legumbres que se cultivan, siendo, los garbanzos, frijoles (Phaseolus spp. y Vigna
spp.), guisantes y lentejas las más populares y las que más se consumen.
Algunas
forman parte de la gastronomía y las costumbres de muchos países, ya que parte
de su dieta está compuesta por platos a base de legumbres, cocinadas de
distintas maneras. Un claro ejemplo son los frijoles en México
o el humus en muchos países árabes.
Otras
variedades de legumbres que se consumen en seco o procesadas son la soja,
alfalfa, ejote, maní, almorta, alubias, judía común, judías pintas, altramuces,
habas, miso, arveja, etc. todas ellas altamente nutritivas y que nos aportan
vitaminas y minerales.
Una de
las grandes virtudes de las legumbres es que se mantienen en
buenas condiciones almacenadas durante largos periodos, por lo que ayudan a que
la dieta sea más variada y a reducir el desperdicio de alimentos.
Su producción
y consumo también contribuyen a mitigar la pobreza, las emisiones
de carbono y permite a los consumidores acceder a alimentos nutritivos.
Otra de sus
ventajas es que ayudan a los sistemas de cultivos múltiples (dos o más cultivos
anuales en el mismo terreno), aprovechando los recursos y la productividad
anual del suelo. Además, tienen la capacidad de fijar el nitrógeno de la
atmósfera en el suelo, por lo que lo hace más fértil y mejora su biodiversidad.
Esa capacidad de fijar nitrógeno de la atmósfera, permite a los
agricultores mejorar el abonado de los campos y reducir el uso
de fertilizantes nitrogenados químicos.
Fuente: fen.org.es
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