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viernes, 10 de febrero de 2023

10 de febrero, Día Mundial de Las Legumbres.

 


Este año 2023, se celebra bajo el lema «Legumbres para disfrutar de un futuro sostenible«, y se reconoce su valor para los sistemas agroalimentarios y el medio ambiente.

Denominamos como legumbres a las semillas secas, limpias, sanas y separadas de la vaina, procedentes de plantas de la familia de las leguminosas (Leguminosae).

Hay una gran variedad de plantas leguminosas que se cultivan en todo el mundo desde hace más de 2000 años, muchas de ellas son originarias de América (México, Perú), otras de países del suroeste de Asia (Turquía, Siria, Irak), y del Extremo Oriente (China, Japón, Indochina), desde donde se introdujeron al resto de continentes, consumiéndose en la actualidad en todos ellos.

 

Podemos destacar que las leguminosas han estado presentes en la civilización desde el Neolítico, que fue el último período prehistórico donde se crearon los primeros poblados, gracias a la implantación de la ganadería y la agricultura.

 

Son muchas las variedades de legumbres que se cultivan, siendo, los garbanzos, frijoles (Phaseolus spp. y Vigna spp.), guisantes y lentejas las más populares y las que más se consumen.

Algunas forman parte de la gastronomía y las costumbres de muchos países, ya que parte de su dieta está compuesta por platos a base de legumbres, cocinadas de distintas maneras. Un claro ejemplo son los frijoles en México o el humus en muchos países árabes.

Otras variedades de legumbres que se consumen en seco o procesadas son la soja, alfalfa, ejote, maní, almorta, alubias, judía común, judías pintas, altramuces, habas, miso, arveja, etc. todas ellas altamente nutritivas y que nos aportan vitaminas y minerales.

Una de las grandes virtudes de las legumbres es que se mantienen en buenas condiciones almacenadas durante largos periodos, por lo que ayudan a que la dieta sea más variada y a reducir el desperdicio de alimentos.

Su producción y consumo también contribuyen a mitigar la pobreza, las emisiones de carbono y permite a los consumidores acceder a alimentos nutritivos.

Otra de sus ventajas es que ayudan a los sistemas de cultivos múltiples (dos o más cultivos anuales en el mismo terreno), aprovechando los recursos y la productividad anual del suelo. Además, tienen la capacidad de fijar el nitrógeno de la atmósfera en el suelo, por lo que lo hace más fértil y mejora su biodiversidad. Esa capacidad de fijar nitrógeno de la atmósfera, permite a los agricultores mejorar el abonado de los campos y reducir el uso de fertilizantes nitrogenados químicos.

 

Fuente: fen.org.es

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II Lugar Premio de Periodismo “Dr. Manuel Palacio Fajardo” 2016

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