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miércoles, 27 de diciembre de 2017

Porque y para que hacer agricultura Familiar urbana



En este momento de guerra económica que vive nuestra patria Venezuela, es vital reflexionar acerca de la posibilidad inminente que las apetencias del imperio estadounidense arrecien su ataque y claven más sus garras profundizando el bloqueo. En tal sentido bien sea ante esa circunstancia o cualquier otra que se presente debemos estar listos para afrontarla sea cual sea su tamaño.

Es indiscutible que una de nuestras mayores debilidades es la alta dependencia externa en algo fundamental como nuestra seguridad alimentaria, por ello y tomando en consideración que la mayor parte de nuestra población se encuentra asentada en espacios urbanos y que además de forma grave y alarmante nuestro sector rural en su inmensa mayoría se encuentra bajo la producción de monocultivos bajo la lógica del capital, se hace impostergable iniciemos un trabajo para producir alimentos sanos y variados en cada palmo de espacio que en este momento no este productivo sobre todo en las zonas urbanas. 

Si logramos que las familias produzcan con visión agroecológica parte de lo que necesitan para vivir estaríamos fortaleciendo nuestra soberanía y a su vez atacando problemas ambientales, sociales y económicos, en tal sentido se hace imperioso que sembremos y criemos para tener patria socialista e independiente.

Es evidente como el pueblo venezolano, ha venido tomando con mucho entusiasmo, esfuerzo y dedicación la propuesta realizada inicialmente por el líder eterno de la revolución Bolivariana, el comandante Hugo Chávez y en la actualidad mucho más por el Presidente obrero Nicolás Maduro, para llevar adelante el programa de Agricultura Urbana, quien para ello creo el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura Urbana. 

Son ya muchos los hogares en los cuales sus patios exhiben el cambio y podemos observar la presencia de plantas alimenticias, medicinales e incluso ornamentales, generando un agroecosistema que permite obtener no solo alimentos inocuos, mucho más aun, generar biodiversidad y con ella mayor calidad de vida. 

Estas familias que ya han logrado obtener el fruto de su esfuerzo y con satisfacción consumen sus alimentos y los excedentes son truequeados con vecinos y amigos. Es importante destacar el cambio surgido en las familias, los cuales han fortalecido su cultura de trabajo y valores como el respeto y la responsabilidad sin los cuales no habría sido posible obtener sus cosechas viviendo día a día la maravillosa experiencia de ver como una semilla se convierte en una planta que le brinda su fruto en recompensa por haberla cuidado, y es en este momento cuando comprendemos estamos compartiendo con seres vivos que sufren y padecen y por consiguiente necesitan de nuestros cuidados y acompañamiento. 

En tal sentido la Agricultura Urbana, aunque prefiero llamarla Agricultura Familiar, nos conecta con el cosmos y eleva los niveles de espiritualidad para vivir en armonía con todas las formas de vida, permitiendo resurja cual ave fénix, la cosmovisión de nuestros antepasados aborígenes que consideran el alimento como algo sagrado, ya  que un ser vivo da su vida para que sigamos viviendo, el alimento no es una mercancía es un derecho de todo ser vivo. 
   
La Agricultura Urbana, en este momento en Venezuela se encuentra desbordando pasiones y debates, desde ya hace varios años estamos promoviéndola y por esa razón decidimos que era necesario compartir con ustedes mi experiencia de agricultura familiar para demostrar más con hechos que si es posible.

La Agricultura Familiar Urbana, desde la cual no solo se producirá alimentos esencialmente en primer lugar para satisfacer las necesidades de la familia, si no que traerá consigo beneficios ambientales al reducir significativamente los residuos que generan las familias, pues los de origen orgánicos se usarían para producir el sustrato y los de origen inorgánicos, como elementos que usando la imaginación servirían para establecer las plantas, además incrementaremos la biodiversidad en las ciudades.

Desde el punto de vista económico se debe pensar no tanto en ingresos por venta, pero si en el ahorro por dejar de comprar mucho de lo que ahora consumimos, aunado a que al comer sano, nos enfermamos menos y por consiguiente existe ahorro en medicamentos, los cuales por cierto son producidos por gran parte de las mismas transnacionales del agronegocio.

En lo social no es un secreto para nadie que las tecnologías nos tienen atrapados es muy alto el número de horas que la familia dedica a ver tv, estar frente a la computadora o usando el celular, todo esto desintegra la unión familiar y la sociedad.

Con Agricultura Familiar Urbana podemos dinamizar los hogares, rescatando la cultura del trabajo, y valores como el respeto y la responsabilidad, si logramos entender el respeto a la vida de las plantas y los animales, con una fuerte conexión espiritual, esto permitirá trascender a un mejor sistema de vida en armonía con el patrimonio natural y lograr la mujer, el hombre nuevo la sociedad nueva, no solo produciendo alimento, también dignidad y la verdadera independencia nacional.

Conuquero Victor Peralta 










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