Mujeres en Venezuela, Olga: Volver al campo bajo una realidad de
cultura rentista implica abordar un problema complejo, no es
declarativo.
Un reportaje de Guillermo Cieza.
Olga Domené Painenao, nacio en Chile, es hija de una mapuche y un
descendiente español, que migraron a Venezuela de su pais en plena
dictadura de Pinochet. Tiene dos hijos, tres gatos y un perro. Médica
Veterinaria de profesión está dedicada desde hace 15 años, a la
Agroecología, por culpa de Chávez que abrió la Universidad Bolivariana
de Venezuela y en ella una cantidad de Programas de Formación de Grado
(PFG) todos innovadores, y entre ellos el PFG de Agroecología. Para
ese entonces casi recién graduada, había dado clases en la Facultad de
Ciencias Veterianarias de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y en
la Universidad Experimental Rómulo Gallegos (UN ERG) e iniciado
estudios en la maestría de Desarrollo Rural de la UCV.
P- Porque agroecologia?
OD- La agroecología, era un tema nuevo en las academias venezolana,
e iniciaba en la UBV, en el 2003. Por tanto tuve la fortuna de ser
parte del equipo interdisciplinario fundador, quienes asumimos con mucha
mística y dedicación la tarea de diseñar el Pensum de estudio así como
la operacionalización primero en las sedes (edificios centrales) y en el
2007 iniciamos en ambientes rurales, el primer espacio fue en
Barlovento con los productores de cacao. De esta forma el PFG llego a
comunidades campesinas que jamás tuvieron acceso a estudios de cuarto
nivel y que revalorizaba el saber de la experiencia, a través del
dialogo de saberes. Esta universidad desafía los centros de poder de las
universidades convencionales, la ciencia y la formas de enseñanza. Y
se suma a ello que la carrera ofertada trate justamente sobre una
ciencia que disputa con las lógicas de la agricultura de la revolución
verde y de todo el aparataje institucional que diseña a su favor
(Centros de estudios, universidades, aparato productivo nacional entre
otras).
Aún falta mucho por transitar, pero iniciar con el primer pregrado a
nivel continental ha sido un enorme avance. Posteriormente los
compañeros de la Vía Campesina Internacional a través del MST y la CLOC
gestionan la organización del IALA, aprovechando un acuerdo que firma
Chávez con Joao Pedro Stedille. Y esta nuevamente el PFG Agroecología
en la coordinación conjunta temporal de este proyecto, que se
caracteriza por tener matices particulares que era de formar los
cuadros militante para la agroecología en esta región del continente.
Esta fue en parte nuestra escuela y eso ha permitido darle un enfoque de
trabajo político y de compromiso social a todo nuestro quehacer que se
esparce en todo el territorio nacional.
En esta trayectoria culmine dos maestrías, una en Desarrollo Rural en
la UCV, otra con el apoyo del Gobierno venezolano, específicamente con
el Programa de apoyo internacional Cuba-Venezuela, una segunda maestría
en Agroecología y Desarrollo Sustentable con la Universidad Pinar del
Río. Y actualmente estoy haciendo un Doctorado, gracias a una beca
otorgada por el Gobierno México a través de Conacyt, en el Colegio de la
Frontera Sur (Ecosur) en la línea de masificación de la agroecología
junto a un equipo fascinante de estudiosos, donde están Peter Rosset,
Helda Morales, Bruce Fergunson, Mateo Mier y Teran y muchos más, de
investigadores comprometidos con las transformaciones de nuestros
territorios hacia la soberanía alimentaria.
Y allí estoy realizando un trabajo de campo que incluye dos iconos de
la agroecología de Venezuela y Brasil, una con la Alianza en Sanare y
una de las cooperativas productoras de arroz ecológico más importante de
Brasil con el MST. Analizando cómo la agroecología está incorporada en
estas dinámicas territoriales y de qué forma influye sobre la
conformación de sistemas alimentarios alternativos.
P – La historia del abandono de la producción agropecuaria no tiene
menos de ochenta años. Cuáles fueron las razones de ese abandono y las
políticas de Estado para promoverlo?
OD- Es un tema complejo pero podría decir que la aparición del
petróleo en nuestros territorios a principios de la década pasada,
propició la gran transformación hacia una cultura rentista. Con ello se
iniciaron las grandes migraciones del campo hacia las ciudades,
básicamente hacia la capital y allí están sus manifestaciones, los
cordones de cerros que circundan la Gran Caracas. Esto trasfiguró,
junto a la llegada de capitales extranjeros, la incorporación de otra
forma de distribución de alimentos procesados provenientes de las
corporaciones y que por ende, afectó los patrones de consumo. A esto se
suma a las políticas internacionales injerencistas (Banco Mundial y el
Fondo Monetario Internacional) que crean condiciones de dependencia
alimentaria en todo el continente a través de sus programas de auxilios
financieros donde fuimos buenos clientes, antes de la revolución.
Esto ha traído graves consecuencias, hoy casi el 95% de la población
es urbana, podemos decir que estamos jodido, casi está borrada la
memoria histórica de nuestros pueblos, tan diferente del resto del
continente. Entonces sufrimos del mal de las vacas holandesas, y con
ello una alta dependencia de la renta petrolera. La agricultura en
Venezuela es una actividad marginal y eso no ha cambiado mucho en el
actual proceso, porque es un tema cultural, donde el énfasis ha sido
garantizar la seguridad alimentaria, la misma basada en
importaciones. Sin embargo siempre emergen las resistencias, que para mí
se evidencia, con un mosaico fascinante de experiencias que ha tenido
su auge en la actual crisis que transitamos.
En esto de la agroecología tenemos unos cuantos años, coordinando el
Congreso Venezolano, que esperamos celebrar el próximo año en el oriente
del país; y a propósito de eso, este año hicimos un Simposio en Maturín
justamente mirado como la agroecología reaparece en diversas
manifestaciones en este proceso, y eso nos permitió encontrar
experiencias casi invisibles, de gente organizada, de innovadores, de
cuidadores de semillas, una nueva gastronomía popular, patios
productivos comunales o familiares, trueques, mercaditos y pare usted de
contar!.. y así en casi todo el país.
En Sanare, por ejemplo, con los compas de la Unión que suma el
accionar de más de 100 familias en esos caseríos, la gente tomo tierras
para producir sus alimentos, allí todos, así sea con tierras prestadas
tiene su pedazo de maíz, caraota y otras siembras, si se puede sus vacas
para garantizar el suero. Cosa impensable hace 10 años cuando vivimos
la época dorada de la revolución y donde Mercal y PDVAL ofertaban comida
muy barata (incluyendo las carnes y lácteos que son tan costosos) en
todo el país incluyendo las zonas rurales, por tanto todos dejaron de
sembrar sus alimentos.
Por eso, creo que la crisis nos está dando la oportunidad de valorar
la importancia de producir lo que comemos en donde sea, y con ello la
urgencia de organizarse para construir comunidad, nos necesitamos!
P- El gobierno de Chávez a Partir de 2002 le puso el ojo a la
producción agropecuaria y dicto la ley de Tierras que le costó un golpe
de Estado. También trato de incentivar la producción con programas como
la de la Misión Vuelvan Caras. La burguesía afirma que las
expropiaciones de tierras solo sirvieron para paralizar la producción.
Qué opinas al respecto y como evalúas los resultado de los programas
estatales de fomento agropecuario entre 2002 y 2014?.
OD- Chávez, como buen estratega, al igual que sus primeros asesores,
por ejemplo el profesor J.J. Montilla, con quien se diseñó el primer
plan agrícola de la nación, tenía muy claro cuáles eran las
prioridades. E inclusive en la nueva constitución del 1999, se
establece en el artículo 305 la necesidad de transitar a un modelo de agricultura sustentable,
una propuesta inédita. Y posterior el golpe de Estado del 2002, el tema
agrícola asume una preocupación constante en Gobierno, con ello la
creación de nuevas leyes y con ellos nuevos programas. Sin embargo,
volver al campo bajo una realidad de cultura rentista, implica un
proceso complejo, no es declarativo. No se puede generalizar, hay
buenas y malas experiencias de tierras expropiadas. De lo poco que
conozco, muchas veces se entregaban tierras sin apoyo a organizaciones
con poca experiencia y recursos. En otro caso la corrupción hizo su
trabajo.
En algún momento antes de UBV trabaje en Asistencia Técnica con
FONDAFA, en ese momento pedían muchos papeles, y lo campesinos tenían
poca oportunidades de acceder a créditos, luego se avanza hacia la
regularización de las tierras, entonces era el otro extremo le
entregaban recursos a cualquiera, y mucha gente se aprovechaba sin
cumplir con la tarea, faltaba más acompañamiento de gente comprometida.
Además que se implementa un programa de subsidios favoreciendo la
importación, entonces era más fácil y barato comprar en un supermercado
que producir localmente.
Creo, que a pesar de todo, la aparición de la agroecología, los
derechos a la tierra, el reconocimiento de los históricamente excluidos,
así como la promoción a la organización social y popular, es un avance
sustancial. Parte del mosaico que estamos viendo nacer es parte de esa
siembra.
P – .¿ De qué se alimenta el pueblo venezolano? Tienes alguna idea o
cifras de que porcentaje es de producción nacional y que porcentaje es
de importación. En qué zonas del país se producen más alimentos y bajo
qué tipo de propiedad: privada o comunal?. Y dentro de la propiedad
privada si los que más aportan son pequeños, medianos o grandes
productores?
OD- Creo que actualmente al menos un 50% de la dieta viene de la
producción local, de esos productores que no están registrados en una
ninguna data, aparecen los rubros conuqueros, la yuca, leguminosas
locales (frijoles, tapiramos, otras), frutas de temporada (por ejemplo
el mango que se perdía en los patios de las casas en época de
abundancia), y el maíz que aparece en múltiples formas, como masa. Las
alternativas. Lo demás, los procesados siguen siendo importados. Hace
unos años escuchaba a un ex ministro, Berroteran comentar que el más
del 90% de los alimentos dependía de las exportaciones (insumos), así
como lo comentaba JJ Montilla “nosotros no producimos aves, las
ensamblamos” a propósito de la dependencia de los alimentos
concentrados, la genética y las vacunas. Pues, así estamos.
Y quienes producen más? Las pequeñas agriculturas, básicamente en las
organizaciones, quienes han logrado paliar las crisis y consiguen los
insumos o los producen y logran acceder u organizar mercados locales
diferentes a las grandes redes de supermercados, donde la especulación
está a la orden del día.
Un ejemplo las Ferias de Consumo Familiar de CECOSESOLA (http://cecosesola.net),
que es parte del movimiento cooperativista más importante del país que
data desde los años 60, para quienes producen los de la Alianza y que
hoy alimentan a miles de familias semanalmente en Barquisimeto y tienen
bodegas por estos caseríos de Sanares y otros pueblos, haciéndoles
llegar los alimentos que ellos no producen. Otras emergentes como Mano a
mano en Mérida, Pueblo a Pueblo, la Alpargata solidaria y así muchas
otras redes, donde se hacen conexiones directas entre productores
(agricultores, procesadores, otros) y consumidores, lo que baja
considerablemente los precios de los productos, sacando del juego a los
intermediarios especuladores. Eso sí me parece una revolución desde las
bases.
P- Observando algunas cadenas productivas como la del pollo y del
huevo se observa que quien se lleva ganancias extraordinarias no son los
productores que siembran maíz, o los galponeros que engordan los pollos
de carne o recrían y hacen producir las ponedoras, sino los que
controlan la genética y la producción de alimentos balanceados. ¿Ocurre
así con otras producciones? ¿A qué se debe que los esfuerzos del Estado
no han podido desatar estos nudos productivos?
OD – Sigue dominando una visión desde la agricultura verde, quienes
toman decisiones desde el Estado vienen de escuelas de formación que son
dominadas por visiones cartesianas y alejada de los ritmos de la
naturaleza. Ese reduccionismo, donde todo es lineal y por tanto, no
podemos esperar otra cosa. Por otro lado, los alimentos producen
millones de dólares y siempre hay gestiones dentro de las instituciones
que producen generosas comisiones, sigue teniendo el poder estas enormes
corporaciones que manejan el sistema agroalimentario del país. Veo dos
mundo, ese y los de las bases populares, donde estamos la mayoría que
debe explorar y buscar alternativas para garantizar los alimentos a su
familia.
P- La nacionalización de Agro Isleña para fundar Agro Patria no
parece haber resuelto el problema de los insumos que hoy se presentan
como un problema para extender y sostener la producción. Lo que más se
escucha es la queja de comuneros y pequeños productores reclamando y
movilizándose por conseguir híbridos importados y su paquete
tecnológico. Cuales serían tus propuesta para esta carencia que se
presenta como un cuello de botella en la producción agropecuaria?
OD- La formación para la creación de nuevas tecnologías populares,
fitomejoradores, productores de bioinsumos ( que tenemos), pero es
necesario escalar no con la mirada de los modelos que repiten,
sino con las miles de experiencias de organizaciones que aprovechan sus
condiciones naturales y construyen sistemas alimentarios locales, es la
única manera de ser sostenibles, algunos lo llaman agricultura de
proximidad. Y hay muchas experiencias, como en la India “Zero Budget
Natural Farming Movement” que lograron masificar formas de producir
alimentos con cero dependencia de insumos, el mismo movimiento
cooperativismo en America Latina, las red Ecovida en Brasil y asi
sucesivamente. En Venezuela también, hay que estudiarlas y ver qué
factores determinan su resistencia y permanencia pero debe ser desde las
bases, un proceso consciente que nos politice aún más.
El futuro de los alimentos, y la fuente de ello, que es la vida en la
tierra, está en juego. El caos climático, la ambición de las
corporaciones cada día más globalizada nos coloca en un estado de
vulnerabilidad, jamás visto, ya se ven las manifestaciones de motines
de hambre en nuestros territorios, la denuncia ante el desplazamiento
forzado de comunidades enteras de tierra donde hay agua, minerales y
biodiversidad, es cada día más común. Están ocupando nuestros
territorios y borrando nuestras raíces. A pesar de los esfuerzos de
miles de organizaciones en todo el planeta, es necesario alzar aún más
alto nuestras voces, activarnos en la práctica y en el pensamiento hacia
el rescate de nuestras agricultura, donde la agroecología puede
ayudarnos.
P- ¿Cuál ha sido el desarrollo de la Agricultura urbana? ¿Como ves
lo de los patios productivos, las composteras colectivas para reciclar
residuos orgánicos, la plantación de moringas en los patios de las
casas?
OD- Sin duda, importante, pero retoma más importancia en la actual
crisis.
Donde la agroecología ha tenido un rol protagónico en la
instauración de programas de agricultura urbana en Venezuela. Con un
discurso poderoso que ha permitido que diversos actores se apropien y le
den múltiples significados en los espacios que la representan,
construyendo un mosaico de experiencias diversas. Así mismo es
determinante para la permanencia de espacios productivos la capacidad de
articular esfuerzos aprovechando sinergias institucionales, la
creatividad en momentos críticos así como la herencia de un conocimiento
ancestral como el conuco, donde la transformación de huertos a conucos
mixtos ha sido uno de los avances más interesante. Es reconocer que la
sabiduría de quienes vivieron alguna vez en el campo, salva nuevamente a
las confinadas ciudades sin memoria, el futuro está en nuestras raíces,
la urgente reconexión con la tierra y sus formas de habitarla desde
otros modos.
P- Cuáles son las cinco medidas prioritarias que a tu juicio tendría
que tomar el gobierno para reorientar la política económica.
OD- Las actuales me parecen acertadas. En lo agrícola falta mucho.
Lo primero reconocer la existencia de las alternativas, en la
agricultura y las diversas redes de otros sistemas alimentarios para
promoverlas y consolidar las existentes. Masificar los programas de
formación de esta índole (formales e informales). Una nueva reforma
agraria que incluya los espacios urbanos destinados a la agricultura.
Organizar una red nacional de fitomejoradores y genetista animales
(grandes y pequeños) que garanticen la diversidad de semillas que
necesitamos, no sólo para la agroindustria. Del mismo modo los insumos,
con preferencias a los biológicos, que sí funcionan, de modo que
transitemos realmente a otras agriculturas. La promoción de alimentos
sanos y nutritivos, donde la gastronomía local permita enriquecer la
diversidad de opciones así como el derecho al placer. Y eso sólo es
posible desde lo colectivo, los consejos de planificación local que ya
existen serían la base que permitiría una estructura local, regional y
nacional. Y sobre todo llevar registros, es vital para evaluar el cómo
vamos.
P- Qué cambios trajo para tu persona la revolución bolivariana y qué cambios valorás en las mujeres en general?
OD- Creo que lo comente al inicio, pero puedo cerrar con la certeza
que cambió mi vida y la de miles, jamás volveremos a ser lo de antes. Y
sin duda, conociendo la vida en otros países, las mujeres tenemos una
posición aventajada, pues asumimos roles importante, tenemos más
derechos y por tanto asumimos con más vitalidad y esperanza las tareas
que nos asignan, más allá de la familia.
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