Por Pierluigi Mele
Leonardo Boff, la Amazonía está viviendo meses dramáticos. De
enero a hoy, comparando con 2018, los incendios en la región aumentaron
en un 145%. Un número devastador. La comunidad internacional se está
movilizando. ¿Cómo clasificaría usted el comportamiento de la comunidad
internacional?
La reacción fue muy fuerte y decisiva. El problema es que nuestro
presidente no tiene modales civiles, no observa el protocolo oficial que
subyace en la relación entre las autoridades. Ha ofendido al presidente
francés Macron y a la canciller alemana Merkel. Es una persona mala y
estúpida. No entiende nada de nada sobre el Amazonas ni sobre los
indios. Quiere ocupar sus reservas naturales para el agronegocio y la
minería. Pero cuando el problema toca la billetera, todo cambia. El
presidente escuchó que los europeos ya no quieren soja y carne de
Brasil, que el tratado comercial entre la Comunidad Europea y el
Mercosur no se realizará sin un cambio radical de la política en
relación con la Amazonía. Entonces cambió un poco su discurso.
Bolsonaro, desvariando, culpa salvajemente a las ONGs. ¿Cómo están las cosas?
Bolsonaro
quiere reinventar Brasil en el marco de un ultraliberalismo radical. El
modelo es la edad media religiosa, premoderna y preiluminada.
Prácticamente ha desmantelado todo lo que Lula y Dilma hicieron en
beneficio de los pobres. Ahora hay hambre en Brasil. Y el presidente,
absolutamente paranoico, sale en televisión para decir que en Brasil no
hay hambre. Un millón de familias han pasado de la pobreza a la miseria
durante el año pasado y sufren hambre sistemáticamente. Todos los
consejos de estado en las diversas esferas de la sociedad han sido
abolidos. En resumen: “la era de la estupidez ha entrado en Brasil”. La
sociología y la filosofía han sido prohibidas en universidades y otros
cursos. Esto es para tener un pueblo que no piensa. Brasil, en esta
lógica, puede convertirse en un país de parias, como la India.
Sabemos
que en las bases de las políticas locas del gobierno existe la
ideología “extractiva”, pero también existe el “soberanismo”, es decir,
“el Amazonas es de Brasil”. Esto dice Bolsonaro. ¿Es así, Leonardo?
En
este punto, Bolsonaro no tiene cultura ecológica. Creo que incluso los
miembros del G7 tienen sólo una cultura ecológica “verde”, no como la
del Papa Francisco que es una ecología “integral”.
He argumentado
en varios lugares en estos términos, en el sentido de la nueva visión de
la ecología. Desde la perspectiva de los astronautas que ven la Tierra
desde fuera de la Tierra, todos dicen: la Tierra y la humanidad forman
una sola entidad. No existe el planeta Tierra por un lado y la humanidad
por el otro. Ambos forman una sola realidad. El ser humano es la
porción inteligente, amorosa y sensible de la Tierra. Somos la Tierra,
por eso el “hombre” viene de “humus”, tierra fértil, o “adam” en hebreo,
o “tierra” en árabe. Somos más que hijos e hijas de la Madre Tierra...
Somos la propia Tierra, que piensa, que ama, que cuida de todas las
cosas. Esta es una idea de la mayoría de cosmólogos y astrofísicos.
Otro
punto. Vivimos en la nueva fase de la Tierra, el proceso de
planetización. Todos estamos en la misma Casa Común. Regresamos del
exilio después de millones de años y ahora estamos todos juntos en un
solo lugar, en el planeta Tierra.
La Tierra no es de nadie. Es un
bien común de toda la humanidad y de toda la comunidad de vida
(animales, árboles, microorganismos, etc.). La Amazonía es parte de la
Tierra; Brasil no es el señor de la Amazonía. La Amazonía es de toda la
Tierra, de toda la humanidad. Brasil posee sólo la gestión de esta
parte, y la administra mal y de forma poco responsable. Hoy sabemos que
la Amazonía, que abarca 9 países, es fundamental para el equilibrio del
planeta, del sistema climático, de la absorción de dióxido de carbono, y
además, regula el ciclo de lluvias en el mundo. Esto significa que toda
la humanidad tiene una responsabilidad sobre la Amazonía, no es sólo de
Brasil. El futuro de la vida en la Tierra se juega en la conservación o
destrucción de la Amazonía. No estoy seguro de si los miembros del G7
tienen esta visión “integral” del problema.
Otro punto importante:
en estas discusiones nunca se ha hablado de los pueblos indígenas, los
habitantes originarios de estas tierras. Conocen el ritmo de la selva,
saben cómo preservarla. Son nuestros maestros y doctores, no los
científicos que tienen una visión desde afuera. La belleza del documento
del Papa Francisco sobre el Sínodo Panamazónico es hacer que los
nativos sean los protagonistas principales a fin encontrar soluciones
verdaderas y sostenibles para este inmenso bioma (ecosistema).
Más
allá de estas ideologías (extractivas y soberanistas), ¿cuáles son las
“estructuras de pecado” que están devastando la Amazonía?
Las
estructuras de pecado son la motosierra, la devastación sistemática de
la selva por las maderas valiosas, por la biodiversidad, por elementos
importantes para la medicina y especialmente por las “tierras ricas”,
elementos fundamentales para la nueva tecnología 5G. Pero el mayor
pecado es el exterminio de etnias enteras, la ocupación de sus reservas,
la contaminación de los ríos debido a la extracción del oro. Muchos
indígenas mueren de enfermedades porque la gente del agronegocio no
quiere tratarlos y curarlos.
¿Qué está haciendo la Iglesia Católica para defender la Amazonía?
La
Iglesia Católica es, ciertamente, junto con otras iglesias históricas
como los luteranos, una presencia constante y exigente en defensa de los
pueblos originarios. Existe el Consejo Misionero Indígena (CIMI), que
ha estado trabajando sistemáticamente en la protección de los pueblos
indígenas desde hace 30-40 años. El documento del Sínodo Panamazónico
hace otro discurso. No se trata de convertir a las culturas sino de
evangelizar en las culturas para que pueda surgir una iglesia con rostro
indígena. En este sentido, se piensa en la ordenación de sacerdotes
indígenas para crear esta nueva forma de iglesia que no sea simplemente
una adaptación de las iglesias europeas.
El Papa Francisco,
como sabemos, ha convocado para el próximo octubre un importante Sínodo
sobre la Amazonía. En el muy denso y profundo “Instrumentum laboris” hay
una propuesta para promover una “ecología integral” en la Amazonía.
¿Qué significa esto?
El sínodo es una derivación y aplicación
de la encíclica Laudato Si’. Esto significa que debemos respetar este
enorme bioma (ecosistema) en los 9 países, en su singularidad, en sus
culturas, en sus idiomas. Así como los primeros cristianos hicieron su
síntesis de la fe cristiana con la cultura greco-latina, así también la
Amazonía debe hacer su camino. Crear realmente una eclesiogénesis. No
será una iglesia occidental, sino indígena, afrolatinoamericana, con
elementos de la tradición europea de la época colonial.
Precisamente
en este documento se proponen nuevos caminos pastorales para la Iglesia
en la Amazonía. Por ejemplo, hay una parte que puede llevar a una nueva
visión de los ministerios. En especial el ministerio ordenado. Los
conservadores están atacando este punto. ¿Piensa usted que el Sínodo
será capaz de resistir?
El Papa Francisco tiene una enorme
libertad interior y valor para abrir nuevos caminos. Yo creo que serán
consagrados verdaderos presbíteros indígenas. Apoyo al obispo Erwin
Kräutler, amigo del Papa, que defiende también ordenar mujeres. Dice
que, en su diócesis –una de las mayores del mundo, a orillas del río
Xingú–, las mujeres hacen todo lo que hace un sacerdote. ¿Por qué no
permitir también la ordenación presbiteral de las mujeres?
Grandes
teólogos como Karl Rahner y Luigi Sartori escribieron que no hay ningún
dogma o doctrina que impida dar este paso. Todas las otras iglesias,
incluidos los judíos, lo han hecho ya. La iglesia católica romana no
puede seguir siendo una isla de patriarcalismo y antifeminismo. El
Espíritu insta a la Iglesia a tomar esta decisión, por amor a los
pueblos más alejados del mundo. Deus potuit, decuit, ergo fecit. [Dios
podía hacerlo, y era bueno hacerlo... luego lo hizo].
Última
pregunta: el Papa Francisco está dando un giro a la Iglesia en el
sentido de la “Iglesia en salida” y de la sinodalidad. Sabemos que los
enemigos de Francisco, que no son sólo eclesiásticos, están haciendo
todo lo posible para limitar la fuerza de sus reformas. ¿Crees que el
camino tomado por Francisco es irreversible?
Creo que el Papa
Francisco ha inaugurado una nueva genealogía de papas de fuera del
antiguo cristianismo europeo, donde vive sólo el 25% de los católicos.
Nosotros en las Américas somos el 64%. Los otros están en África y Asia.
Ha llegado el momento, en mi opinión, de que el camino del cristianismo
en el mundo globalizado se haga a partir de estas nuevas iglesias, que
tienen ya su madurez, su teología y su liturgia. Los que están en contra
del Papa y el Sínodo son todos “herejes”, en el sentido original de la
teología. La herejía no fue inicialmente una cuestión de doctrina sino
de unidad de la Iglesia. Los que están en contra del Sínodo y del Papa
Francisco rompen esta unidad. Son realmente herejes en el sentido
verdadero y original de la palabra.
Publicada en RAI-Confini el 05-09-2019
Fuente: ALAI
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