Un nuevo estudio calcula que unas 270,000 toneladas de plástico flotan en los océanos del planeta. La cantidad es suficiente para llenar a más 38,500 camiones de basura.
El plástico flotante contiene más de 5 billones de trozos dice el informe publicado el miércoles en el periódico científico PLOS ONE.
La investigación es la más reciente hecha en un campo prácticamente
nuevo en el que los científicos intentan obtener un mejor entendimiento
de como los materiales sintéticos se introducen en el océano y como este
está afectando a los peces, aves marinas y el ecosistema marino a gran
escala.
A la cabeza del estudio esta Markus Eriksen del 5 Gyres Institute, una organización que busca reducir el plástico en los océanos.
Para recolectar los datos, los investigadores arrastraron una red
delgada en la superficie del océano para obtener las muestras pequeñas.
Usaron modelos de computadoras para calcular la presencia de basura en
las zonas no exploradas del océano.
El estudio solo midió los trozos de plástico que flotaban en el océano, los restos bajo la superficie no fueron incluidos en el estudio.
Los pedazos más grandes de 20 centímetros representaban tres cuartos de todo el plástico estimado que se encuentra en el océano.
Adicional a esto, el estimado del estudio para las piezas pequeñas de
plástico que median menos de 50 milímetros- unas 35,540 toneladas-
coinciden con un estudio realizado por investigadores españoles que
utilizaron un método diferente.
Estudiar la cantidad de plástico en el océano ayudará a los
científicos a entender como los materiales afectan el ambiente y
potencialmente a la cadena de alimentación.
Por ejemplo, podríamos estar consumiendo atún que ha ingerido
otro pez que ha comido plástico y que a su vez ha comido otro pez con
plástico en su organismo. Este plástico puede contener toxinas.
No se sabe a ciencia cierta si estaríamos comiendo pescado
contaminado, porque tenemos poco conocimiento sobre la cadena de eventos
que podrían hacer una realidad ese escenario. Pero es posible que el
plástico ingerido en los niveles más bajos de la cadena de alimentación
podría tener consecuencias en los niveles más altos de la cadena
alimenticia.
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