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lunes, 21 de enero de 2019

El café podría ser la siguiente víctima del calentamiento global

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Aaron Davis, un botánico del Reino Unido, se ha dedicado treinta años a caminar por bosques y granjas para registrar el destino de una planta: el café.

Davis ha registrado cómo el calentamiento del planeta está haciendo más difícil el cultivo del café en regiones donde tradicionalmente se produce la planta, entre ellas Etiopía, el lugar de origen del grano más popular del mundo: arábica. Davis ha mapeado los lugares para el cultivo del café en el futuro: en esencia, tierra adentro, donde hace más frío. Ha ido en busca de variedades extrañas en zonas silvestres.

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Actualmente, en la que tal vez sea su búsqueda más descorazonadora, Davis ha encontrado que el café silvestre, las decenas de variedades que se daban debajo de las copas de los árboles en al menos tres continentes, está en riesgo de desaparecer para siempre. Entre las 124 especies de café que hay en el mundo, Davis y su equipo de científicos han llegado a la conclusión de que el 60 por ciento está en peligro de extinción en su hábitat natural. El cambio climático y la deforestación son los culpables.

Tiene importancia porque esas variedades silvestres podrían ser cruciales para la supervivencia del café en la era del calentamiento global. En esas plantas podrían estar los genes que necesitan los científicos para desarrollar nuevas variedades que puedan crecer en un planeta más caliente y más seco.

Davis aseguró que a final de cuentas esas plantas silvestres de café son vitales para los millones de agricultores que viven del grano, sin mencionar a las muchas más personas que dependen de la cafeína para comenzar sus días (Davis se limita a “una taza de café muy bueno” al día).

“Hay una amplia gama de rasgos que tienen un buen potencial para enfrentar problemas específicos en el futuro, ya sea tolerancia a la sequía o resistencia a las enfermedades”, comentó Davis durante una llamada telefónica que respondió desde el Real Jardín Botánico ubicado en el suburbio londinense de Kew, donde es investigador sénior. “Si perdemos esas plantas de café, disminuyen nuestras opciones”.

Davis y sus coautores publicaron sus hallazgos el 16 de enero en dos artículos, en Science Advances y Global Change Biology.

De las 124 especies silvestres que se conocen, la mayoría no se cultiva ni se consume. Dos excepciones son la arábica, la cual se ha cultivado durante cientos de años en África oriental, y la robusta, la cual pasó de su estado silvestre a ser uno de los productos básicos más importantes en los últimos cien años. Los agricultores de café ya enfrentan una presión cada vez mayor por parte de las sequías, las enfermedades y los caprichos de los precios de los productos básicos. Para atacar esos riesgos, se requiere acceso a la riqueza genética de las variedades silvestres.
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La pisca de granos de café en un cafetal de Etiopía Credit Maheder Haileselassie/Reuters
El café silvestre se puede conservar en bancos de semillas o en bosques protegidos a nivel nacional. La mayoría no se conserva. En el inventario de Davis se encontró que casi la mitad de todas las especies silvestres de café no se guarda en bancos de semillas y una tercera parte no crece en bosques nacionales.

En un informe elaborado en 2018 por Crop Trust, una organización que está a cargo de un banco de semillas a nivel mundial, también se advirtió sobre la necesidad de preservar la diversidad genética del café, incluidas sus variedades silvestres. De acuerdo con el informe, solo un puñado de bancos de genes tiene árboles de café, y muchos de ellos enfrentan dificultades a causa de especímenes envejecidos o una carencia de financiamiento adecuado.

Para evaluar los riesgos que enfrentan las especies de café silvestre, Davis y sus colegas utilizaron un barómetro que desarrolló la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, una organización internacional que evalúa los riesgos para la biodiversidad. Por medio del uso de este índice, el cual se suele utilizar para documentar los riesgos en mamíferos grandes como los elefantes y los rinocerontes, encontraron que la arábica silvestre, la cual crece principalmente en los bosques de Etiopía, era en especial vulnerable a los efectos del cambio climático.

Si siguen aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero al ritmo actual, las condiciones cambiantes del clima podrían provocar que para finales del siglo, según las categorías de la unión de conservación, la arábica silvestre pase de “casi amenazada” a “extinta”.

Davis considera que la pérdida de variedades silvestres es importante no solo para los botánicos, agricultores y bebedores de café. La pérdida de especies también significa que habrá menos alimento y menos refugio en su ecosistema. Según Davis, el resultado es una Tierra deteriorada. “Nuestro planeta se vuelve menos diverso, menos interesante”, opinó.

Su expedición más reciente lo llevó a Sierra Leona en diciembre. Davis y sus colegas fueron a buscar una especie de café que temían se hubiera perdido, la Coffea stenophylla de lento crecimiento, la cual no se había visto en una plantación en más de sesenta años.

En ese lugar, el equipo halló una planta: insuficiente para la propagación. Así que siguieron caminando. Después de seis horas de caminata y tras haber cruzado la frontera con Liberia, llegaron a una ladera cubierta de Coffea stenophylla. Ahora se está examinando en Sierra Leona.

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