Un equipo de científicos intenta transformar el futuro de la alimentación concentrándose al interior de tres enormes y modernos invernaderos. Se trata de la de sede de Cultivos para el Futuro (Crops for the Future o CFF), una entidad internacional dedicada a estudios agronómicos en un sitio aledaño de la ciudad de Kuala Lumpur, en Malasia.
Allí los expertos pretenden transformar la dieta de los humanos con cultivos alternativos. “Todo lo que aquí observan es un cultivo olvidado”, señala el propio director de la CFF Sayed Azam Ali, en un reportaje para la BBC, mientras enseñaba a los periodistas de la cadena una gran variedad de cultivos en los terrenos de la organización.
En el mundo solo cuatro cultivos -arroz, maíz, soya y trigo- abastecen dos terceras partes de la oferta global de alimentos. “Dependemos de estos cuatro cultivos, pero existen cerca de 7 mil que los humanos conocemos y sembramos desde miles de años atrás. Y los tenemos en el olvido”, explicó Azam Ali.
BBC destacó tres de esos cultivos ignorados de alto valor nutritivo que según CFF deberían ser incluidos en nuestra alimentación. A continuación te los presentamos.
1. Moringa
Moringa oleifera, es un árbol nativo de India, Sudán, Filipinas y Etiopía; aunque también es posible encontrarlo en países de América Latina como República Dominicana, Cuba, Argentina y Paraguay.
Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), las hojas de moringa “son ricas en proteínas, vitaminas A, B y C, y minerales: muy recomendables para mujeres embarazadas y lactantes, así como para niños pequeños”. Además poseen alto contenido de hierro y calcio, y pueden consumirse como reemplazo de las espinacas.
También cuenta con propiedades medicinales. La FAO indica que a sus derivados se le atribuyen efectos antibióticos. Las semillas de moringa también son usadas para problemas del sistema circulatorio y sus hojas son pulverizadas para preparar pasteles (en lugar de harina) que resultan con bajos en niveles de gluten y elevada cantidad de nutrientes.
2. Kedondong o ciruela del Pacífico
Conocida también como ambarella (Spondias dulcis), jobo indio, yuplón, periba o manzana de oro, es una fruta tropical cuyo árbol proveniente de la Polinesia fue introducido en regiones tropicales de las Américas, África y Asia.
El Kedondong tiene alto contenido de vitamina C, hierro y fósforo, además de otros nutrientes. Su pulpa se consume en ensaladas de fruta, en puré, jugos, mermeladas y almíbar. El CFF planea convertir esta fruta poco popular en una bebida efervescente con elevado contenido de vitamina C y sin azúcar.
3. Nueces bambara
Se trata de una planta leguminosa (Vigna subterranea) originaria del África de alto contenido proteico que es cultivada también en algunas regiones del sureste asiático. Resiste a temperaturas altas y es capaz de crecer en suelos pobres o poco fértiles. El crecimiento de sus vainas lo hace bajo tierra, de similar modo al cacahuete o maní.
Por ser una leguminosa, esta especie beneficia la fertilidad de la tierra de forma natural. Las plantas fijadoras de nitrógeno almacenan hongos y bacterias que pueden transformar el nitrógeno del aire en fertilizante orgánico para las plantas.
Entre los alimentos de más exito del CFF se encuentra el murukku de bambara, un crujiente bocadillo de textura grasosa muy popular en India. Azam Ali hace referencia al éxito de algunos cultivos como la quinoa, del cual hace 30 años se conocía poco o nada fuera de sus regiones originarias en Perú y Bolivia.
“LA DIVERSIFICACIÓN DE LA DIETA CON ESTOS CULTIVOS ES CRÍTICA PARA EL FUTURO DE LA HUMANIDAD”
La labor del CFF por hacer que los cultivos ignorados adquieran popularidad realmente apremia. A la industria alimentaria ya se le atribuyen dos terceras partes de las emisiones de gases invernadero en todo el planeta. Y se requiere incrementar en un 50% la producción global de alimentos para responder al crecimiento de la población mundial, según indica la FAO.
La ONU estima que el número total de personas que habitan el mundo, que actualmente es de 7.200 millones, llegará en el año 2050 a los 9.700 millones. Surtir esa cantidad sin acrecentar el cambio climático, afectar aún más la biodiversidad y dañar ecosistemas demanda soluciones urgentes y de mucho ingenio.
Y una de ellas, que puede ser clave en el futuro de nuestra seguridad alimentaria, es la de los cultivos ignorados. Con esto, los países podrían disminuir su dependencia a la importación de alimentos y reducir su huella de carbono, además de tener cultivos más resistentes al cambio climático y de alto valor nutritivo, según explica el CFF
Fuente: Grandes Medios https://www.grandesmedios.com 25/10/18
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