Hace un par de años, Jennifer Ackerman,
publicó su maravilloso libro El ingenio de los pájaros (Ariel),
considerado mejor libro del año por The Wall Street Journal y London
Sunday Time, entre otros.
Ackerman tiene 58 años. Nació en
Nebraska y vive en Virginia (EEUU). Es licenciada en Literatura Inglesa.
“La Casa Blanca está llena de negacionistas del cambio climático, y si
no hacemos algo por detenerlo, será irreversible. Mi espiritualidad es
la naturaleza”, afirma con serenidad.
Un superventas que capturó
no sólo a ornitólogos, también a un amplio sector de lectores como yo,
maravillados y entusiasmados con los descubrimientos más recientes de la
ciencia sobre la inteligencia de las aves, demostración de todo lo que
la naturaleza todavía tiene que mostrarnos.
Pese a ello, se prevé
que la mitad de las especies de pájaros se extinguirán en los próximos
50 años sólo en EEUU Conocer a Ackerman en el Delta Birding Festival y
saber que prepara un segundo libro sobre comportamiento de las aves fue
un regalo.
Sus respuestas a una serie de preguntas:
Los pájaros piensan?
Sí,
lo hacen para resolver los nuevos problemas que se les plantea y para
inventar nuevas soluciones a viejos problemas, y son muy buenos en eso.
Entonces, ¿son inteligentes?
Hace
unos diez años empezaron a aparecer estudios sobre la corneja de Nueva
Caledonia que afirmaban que era capaz de construir herramientas
moldeando ramas.
¿Tan sólo unos diez años?
Hasta
entonces los científicos creían que los cerebros de las aves era
pequeños y primitivos, que eran puro instinto. Ahora las investigaciones
sobre el terreno y en laboratorios se han multiplicado, y no dejamos de
asombrarnos.
¿Nadie antes observó su ingenio?
Con
anterioridad, la científica Irene Pepperberg demostró la inteligencia de
Álex, un loro gris africano que estudió durante tres décadas, capaz no
sólo de repetir palabras y frases sino de razonar y expresarse con
inteligencia y sentimiento; pero nadie se la tomaba en serio.
¡Pero si está todo filmado!
Hoy ya nadie lo pone en duda. Fue una pionera.
La inteligencia de ciertas aves se compara con la de los primates.
Acaba
de aparecer un estudio que compara la densidad de las neuronas de las
aves con las de los primates con el mismo tamaño de cerebro, y resulta
que las aves tienen el doble de neuronas, y cuatro veces más que otros
mamíferos.
Aún serán más inteligentes que nosotros.
Sus capacidades mentales son comparables a las de los primates, y en algunos aspectos, superiores incluso a las de los humanos.
¿Por ejemplo?
Tienen
una memoria espacial muy desarrollada. El cascanueces común llega a
esconder hasta 30.000 semillas en miles de lugares distintos alrededor
de docenas de kilómetros cuadrados y varios meses después las recupera.
Yo no puedo recordar ni dónde he dejado las llaves…
Hay pájaros que resuelven rompecabezas.
Sí, muchas aves hacen matemáticas básicas y resuelven rompecabezas clásicos a la velocidad de un niño de cinco años.
¿Cómo lo saben?
El
loro Álex fue entrenado para responder verbalmente a problemas
matemáticos, otras aves lo hacen con fichas. Incluso a las palomas se
las entrena para hacer discriminaciones visuales y pueden distinguir un
Picasso de un Miró.
Aprenden a razonar como nosotros.
Sí,
y nosotros no somos capaces de razonar como ellas. A las palomas las
entrenan para mirar mamografías y son capaces de distinguir entre
tejidos sanos y tejidos con cáncer mejor que los técnicos formados en
ello.
…Y luego las llaman ratas con alas.
Reconocen
las caras. También lo hacen todos los córvidos. Las urracas australianas
atacan a los que han sido crueles con ellas, lo hacen sólo cuando están
protegiendo sus pollos.
¿Se adaptan a nuestro mundo?
Cualquier
ave de ciudad lo hace. La corneja japonesa para partir las duras nueces
las tira desde una determinada altura en los pasos de cebra para que
los coches las partan y luego poder cogerlas sin peligro cuando cruzan
las personas.
Increíble. Escoja usted un comportamiento que le impacte.
¡Hay
tantos…! La ciencia sugiere que algunas especies de aves tienen vidas
sociales casi tan complejas como las nuestras, y para eso se necesitan
habilidades mentales muy sofisticadas.
¿También traicionan y engañan?
Sí,
y manipulan, discuten, hacen trampas, se burlan, roban a sus vecinas,
rivalizan por el estatus, advierten a sus crías que se alejen de los
desconocidos, juegan…
¿Se aman?
Se besan para
consolarse mutuamente. El arrendajo europeo es capaz de anticipar los
deseos de su pareja, por ejemplo la comida que va a preferir.
¿Sienten pena?
Llegan
a deprimirse, a dejar de comer cuando muere su pareja. Y tienen sus
duelos: cuando muere un arrendajo, sus allegados se congregan alrededor
del cadáver, aletean y hacen ruido, luego se van y no vuelven a ese
lugar durante tiempo. Tienen lazos familiares muy fuertes.
Es fascinante.
Los circuitos de los cerebros de las aves que controlan el comportamiento social se parecen mucho a los del cerebro humano.
Entiendo.
Otro
comportamiento curioso es que cuando tú alimentas a un córvido, él te
lo agradece con un presente, dejándote en el lugar en el que les has
puesto la comida unas frambuesas o cualquier cosa que brille o un
pequeño objeto humano, y eso es algo bastante corriente y estudiado.
¿Reciprocidad?
Sí,
entienden los beneficios de la reciprocidad y de compartir. En el
laboratorio optan antes por una recompensa en forma de alimento que
vayan a compartir con un humano que por una que vayan a disfrutar en
soledad, siempre que sepan que el amigo humano les corresponderá.
¿Y la creatividad y el placer?
Cantan
también por placer, y hay evidencia de que cuando les sale bien tienen
una subida de endorfinas. Y las parejas hacen dúos, lo que exige mucha
coordinación. Las aves utilizan el canto para cooperar entre ellas. Los
humanos creemos que la naturaleza es competencia y la premiamos entre
nosotros. Tenemos mucho que aprender de las aves.
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