sábado, 21 de diciembre de 2019

Con la Soja al Cuello 2019: Un aporte para la comprensión de los graves efectos del agronegocio

El informe, que ya se encuentra a disposición de las interesadas e interesados, muestra desde distintas aristas el daño provocado por el modelo de los agronegocios sobre la población y la naturaleza, así también refleja en parte las luchas, resistencias y alternativas al modelo.
El modelo del agronegocio vigente en el país ‒y en la región‒ continúa avanzando y sus consecuencias sobre la naturaleza, los derechos humanos, la vida misma, se hacen más visibles y evidentes tal como se analiza en muchos artículos que presentamos en esta quinta edición del Informe sobre Agronegocios en Paraguay.

Los primeros artículos estudian el avance territorial del agronegocio, los intereses del capital especulativo y financiero en la región occidental (Chaco), así como el impacto que esta situación implica para la biodiversidad y los pueblos originarios que lo habitan. La dinámica de la lucha por la tierra del campesinado, caracterizada por las ocupaciones ante la falta de respuesta institucional, también es abordada evidenciando la complicidad gubernamental con los sectores latifundistas del país. Durante este año 2019, las tierras cultivadas tuvieron un aumento de casi 175 mil hectáreas, probablemente la mayor parte de ellas sobre territorios deforestados; la producción de soja, de maíz y de arroz fueron las que tuvieron un mayor crecimiento.

Se aprobaron doce nuevas semillas transgénicas y volvió a aumentar la importación de agrotóxicos, siendo de procedencia china casi el 60% de los mismos. El actual modelo productivo implica importación de semillas, no solo transgénicas para los principales rubros cultivados, evolución que demuestra la dependencia productiva de nuestro país principalmente de Brasil.

Son las grandes corporaciones de la cadena agroalimentaria mundial las principales beneficiarias de este modelo, tal como se detalla en otro de los artículos en el cual se distinguen las que tienen un mayor peso en Paraguay. Esta lógica corporativa avanza con un discurso argumentativo, que es analizado y desmontado evidenciando que es simplemente una campaña de propaganda que busca su legitimación. La urgencia de regular el accionar de estas empresas por el impacto que tienen sobre los derechos de los pueblos y de la naturaleza, también es analizada.

Un importante grupo de artículos examina el accionar gubernamental, la injusticia tributaria que favorece al sector sojero y la alta inversión pública para la construcción de infraestructura requerida por el gran capital. Se observan asimismo los proyectos de ley vinculados al mundo agrario que han sido presentados en el último periodo parlamentario, dando especial atención a la Ley de «Agricultura Familiar Campesina” aprobada a mediados de año. Asimismo se destaca en otro de los artículos, cómo uno de los más importantes Comités de las Naciones Unidas condenó al Estado paraguayo por contaminación con agrotóxicos, sentando una jurisprudencia histórica a nivel global.

La directa relación existente entre el modelo de los agronegocios y la destrucción de la naturaleza es abordada en el artículo que detalla el impacto regional que podrían tener los incendios que arrasaron parte de la Amazonía, para seguidamente analizar en particular cómo el modelo productivo en Paraguay contribuye a la actual crisis climática global.

Este modelo orientado principalmente a satisfacer la demanda de las grandes corporaciones del sistema agroalimentario mundial avanza a costa de la calidad de vida y de los derechos de la mayoría de la población, como se analiza en otro importante número de artículos. Genera un aumento de la pobreza extrema, tanto urbana como rural. Vulnera el derecho a la alimentación de toda la población y los derechos campesinos de comunidades rurales.

La utilización de peligrosos agrotóxicos pone en riesgo la salud de todos, al tiempo que las fumigaciones, sin ningún respeto de la débil normativa ambiental vigente sobre escuelas rurales por ejemplo, afecta también el derecho a la educación. Las comunidades indígenas y campesinas son las que –además de verse afectadas en sus derechos– resisten para mantener sus territorios, a pesar de la criminalización y las múltiples estrategias cada vez más violentas para apropiarse de los históricos lugares que habitan.

La violencia física desatada para garantizar el avance del modelo que recrudeció con el cambio de gobierno en Brasil viene acompañada de ataques –en el marco de una ofensiva discursiva– de los sectores más conservadores de la sociedad contra las organizaciones y actores que cuestionan el modelo extractivista y se posicionan positivamente por los derechos humanos.

Con la Soja al Cuello 2019 se encuentra a disposición de toda la ciudadanía de forma totalmente libre y gratuita tanto en su formato digital como impreso.
El libro impreso puede retirarse de lunes a viernes en horario de oficina en Ayolas 807 esq/ Humaitá (Asunción) y la versión digital puede ser descargada en el siguiente link:
 

viernes, 20 de diciembre de 2019

Un país secuestrado por el agronegocio

En este año 2019 los gremios del agronegocio hicieron uso de todo su poder de presión para lograr imponer sus intereses por sobre el bien común. Mediante una fuerte presión política lograron influir en la Reforma Tributaria, frenaron la aprobación del Tratado de Escazú, tomaron el control del Consejo Nacional de Ciencias y Tecnologías (CONACYT) y el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (INDERT), impusieron la derogación del Protocolo de Desalojos y lograron que el Ministerio de Agricultura establezca controles aún más laxos para la aprobación de transgénicos.

El año 2019 estuvo marcado por la fuerte crisis política que afectó al gobierno tras la firma secreta del Acta Abdo – Bolsonaro, donde los Presidentes de Brasil y Paraguay acordaban el uso de energía de Itaipú de forma totalmente contraria a los intereses paraguayos. Esta crisis mostró la debilidad del gobierno, al punto que estuvo al borde del juicio político; ante esto el gobierno se apoyó e hizo concesiones a los sectores de poder fáctico, entre ellos, los gremios del agronegocio y sus aliados, con quienes ya estaba comprometido desde inicios de su gestión.

Desde inicios de marzo una fuerte presión de sectores conservadores empezó a atacar a científicos y científicas que realizaron investigaciones financiadas por el CONACYT, varios de ellos habían abordado temas como el efecto de los transgénicos en la salud humana, abortos en Paraguay y otros, que colisionaban con la línea política conservadora de los sectores de poder. Así una alianza entre la derecha política, fundamentalistas religiosos y gremios empresariales logró imponer cambios en el reglamento del CONACYT para la financiación a investigaciones, debiendo ahora los proyectos de investigación científica pasar por la aprobación política del Consejo Directivo de la Institución donde estos sectores tienen una fuerte presencia. No contentos con eso, hace pocos días lograron imponer en la Terna para elegir al futuro presidente de la institución a representantes de los gremios empresariales, dejando por fuera a científicos y científicas.

También a inicios de año se estudió la llamada Reforma Tributaria, debido a la posición vacilante del gobierno y a la presión de los gremios empresariales y del agronegocio no se incluyeron cambios significativos al sistema tributario actual, que es calificado como uno de los más injustos de la región ya que prioriza los impuestos indirectos y gran parte de lo que recauda el Estado en concepto de impuestos proviene de las clases medias y bajas, manteniendo privilegios para los sectores poderosos. Así, una vez más, los agroexportadores lograron imponer el veto a la posibilidad de cobrar un impuesto a la exportación de granos en Estado natural, manteniendo los privilegios de uno de los sectores más poderosos económicamente y que no aporta prácticamente nada en concepto de impuestos.

Como parte de un acuerdo político entre sectores internos del Partido Colorado el Presidente Abdo Benítez instaló a Rodolfo Friedmann al frente del Ministerio de Agricultura y Ganadería a fin de lograr que el mismo abandone su banca en el Senado. Este nombramiento fue primeramente rechazado por los gremios del agronegocio, quienes rápidamente días despues, terminaron dando su apoyo al novel Ministro. Este pacto se selló con el nombramiento al frente del INDERT de Mario Vega, miembro de la Coordinadora Agrícola del Paraguay, gremio conformado principalmente por sojeros, con Vega al frente de la institución encargada de las políticas de tierras y desarrollo rural, los gremios del agroneogcio impusieron el fin de las mensuras impulsadas por el INDERT para recuperar tierras pertenecientes a la institución que no están en manos de beneficiarios de la Reforma Agraria.

Casi a la par, los mismos gremios lograron imponer la derogación del Protocolo de Deaslojos, a fin de garantizar la realización inmediata de desalojos en tierras rurales y urbanas que estuvieran ocupadas por campesinos o sin techos. Los representantes de las organizaciones sojeras sostuvieron que dicho protocolo frenaba el desalojo de unas cien mil hectáreas ocupadas y que debían ser desalojadas de forma inmediata porque sino la zafra de soja 2019 corría serio riesgo; el gobierno, junto al Ministerio Público y el Ministerio del Interior, primero a cargo de Villamayor y luego de Euclides Acevedo, cumplieron la orden de los sojeros, derogando el protocolo y ejecutando los desalojos de algunas propiedades.

En noviembre el MAG liberó en un sólo día 13 variedades de semillas modificadas genéticamente, esta liberación se dio prácticamente sin controles, ya que una resolución del propio Ministerio, en acuerdo con los sectores del agronegocio, impuso que para la liberación comercial de semillas transgénicas que ya habían sido aprobadas en otros países no es necesario establecer controles, ni pruebas a nivel nacional. Ya en diciembre un mensaje del Titular de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), Héctor Cristaldo, y otro del Obispo de Asunción, Edmundo Valenzuela, bastaron para que el Gobierono se retirará del Acuerdo de Escazú, Tratado sobre Justicia Climática que buscaba garantizar el acceso a información pública y a la justicia para los defensores ambientales, evitando así que el país logre avances en materia de garantizar derechos humanos.

Fuente: BASE IS

miércoles, 11 de diciembre de 2019

La agroecología es una herramienta imprescindible para hacer frente a la emergencia climática

El actual sistema agroindustrial ha transformado la agricultura en una actividad dependiente de fertilizantes de síntesis, pesticidas y energía fósil. La industria agroalimentaria es dueña del 80 % de los recursos, pese a lo que produce solamente el 30 % de la alimentación mundial a costa de expulsar a campesinas y campesinos de sus tierras, destruir la naturaleza y calentar el planeta.
Según el IPCC, las emisiones ligadas a la agricultura, la silvicultura y otros usos del suelo, suponen un 24 % del total de emisiones antrópicas. La mayor parte de las emisiones históricas asignadas a este sector, derivan del cambio de uso del suelo por la deforestación y roturación de tierras para la expansión de la agricultura y la ganadería.

En España, pesar de las continuas declaraciones estos días del Ministerio para la Transición Ecológica en la COP25 en torno al necesario aumento de la ambición en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), según el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, las emisiones derivadas de la agricultura aumentaron un 2,9 % en 2017 respecto al año anterior.

Además, los procesos de degradación asociados al cambio climático afectan principalmente a regiones empobrecidas y tienen graves repercusiones para la agricultura. Por ejemplo, para un aumento de la temperatura de 2 ºC se estiman pérdidas de 8 % - 14 % en la producción de maíz o 7 % - 10 % de la de pastos. De hecho, el cambio climático ha sido identificado por la FAO como uno de los impulsores principales de las crisis alimentarias, que se van agravando con el aumento de la temperatura global, y que provoca migraciones climáticas.

Hasta ahora, las negociaciones internacionales no han propuesto mecanismos efectivos para evitar la crisis climática, sino que se han basado en falsas soluciones tecnológicas y de mercado. Los biocombustibles, los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL) o los Mecanismos de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los bosques (REDD y sus derivados) no sólo no han reducido la cantidad de emisiones sino que se han utilizado en muchas ocasiones para vulnerar los derechos de poblaciones indígenas y campesinas. Sin embargo, siguen sobre la mesa de debate en el marco de las negociaciones de la COP25.

Por todo ello, frente a la crisis climática Ecologistas en Acción defiende la agroecología como una herramienta imprescindible para enfriar el planeta. Los sistemas agroecológicos producen alimentos mientras aumentan la capacidad de los ecosistemas de regular el clima. Además, no dependen de combustibles fósiles ni de otros insumos como abonos nitrogenados, ya cierran los ciclos de materia y energía.

La organización ecologista demanda a los gobiernos que faciliten los cambios sociales y económicos necesarios para que el modelo agroecológico arraigue, lo que pasa por políticas públicas para dignificar la actividad campesina, facilitar el acceso a las alternativas que ya existen, acelerar en lo posible la transición, transversalizar una perspectiva feminista para que ésta sea justa y equitativa. Y evitar que los suelos y su capacidad de actuar como sumideros entren en los mecanismos de mercado que se negocian estos días en la COP25.

jueves, 5 de diciembre de 2019

Bill Gates, Fracasado agricultor africano

Hace 15 años el multimillonario Bill Gates anunció que “la revolución verde había dejado de lado al continente africano” y comenzó una cruzada para llevar los beneficios de esa transformación productiva a toda África.
A partir de los años 1960 la revolución verde permitió incrementar de manera importante los rendimientos (toneladas por hectárea) de ciertos cultivos clave, en especial trigo y arroz, en algunas regiones de India. Esos aumentos se debieron a un paquete tecnológico que incluía el uso de semillas de alto rendimiento, insumos agroquímicos y, por supuesto, inversiones en irrigación. El crecimiento de los rendimientos puede atribuirse casi por igual al empleo de semillas mejoradas, fertilizantes e irrigación.

Estos son los beneficios que tanto impresionaron a Bill Gates. Desgraciadamente, Gates no leyó con atención las señales que estaban en el campo en toda África. El mensaje era claro: no es que la revolución verde hubiera pasado de largo a África. Simple y sencillamente, había fracasado.

Entre 1980 y 2004 el Consejo Consultivo de Centros de Investigación Agrícola Internacional (Cgiar) invirtió 160 millones de dólares anuales en transformar y modernizar la agricultura en África. Con esas inversiones no es posible afirmar que la revolución verde simplemente había ignorado al continente africano. La realidad es mucho más compleja e interesante. Pero Bill Gates prefiere configurar otra narrativa más a su gusto.

La revolución verde vino acompañada de varios problemas graves. Sin los insumos de agroquímicos y la irrigación, los rendimientos no podían aumentar y las semillas maravilla se quedaban sin rendir sus frutos. Por ese motivo los beneficios fueron para los agricultores más privilegiados. De hecho, muchos de los campesinos más pobres perdieron sus tierras al no poder enfrentar el peso del endeudamiento para pagar los insumos. Esto condujo a una mayor concentración de la tierra. Por el lado de la huella ecológica, la revolución verde y sus insumos químicos dejaron cuerpos de agua contaminados, suelos maltratados por la falta de rotación de cultivos y una fuerte erosión genética. En India había alrededor de 30 mil variedades de arroz utilizadas en la producción antes de la revolución verde. En la actualidad, la cosecha en ese país se produce a partir de unas 10 variedades.

Con este saldo es difícil imaginar que alguien quisiera repetir la experiencia en África. Pero en 2006, la Fundación Gates lanzó su iniciativa “Alianza para la revolución verde en África” (Agra). Su objetivo: duplicar los rendimientos e ingresos de más de 30 millones de hogares rurales en el continente para 2020. En estos días se ha dado a conocer una investigación de Tim Wise (Universidad de Tufts y Small Planet Institute), en la cual se demuestra que después de 10 años de inversiones multimillonarias las metas de la iniciativa Agra están lejos de ser alcanzadas. El análisis examina información a escala nacional para los 13 países cubiertos por Agra y también evalúa datos a nivel hogar en tres de ellos: Malawi, Zambia y Mozambique. (Este importante documento está disponible en afsafrica.org).

Wise demuestra que existe poca evidencia de que Agra esté en camino de hacer realidad sus objetivos sobre rendimientos e ingresos. Cuando se encuentran señales de progresos en esos rubros eso se debe a la existencia de programas gubernamentales de subsidios para la adquisición de insumos: la difusión del paquete tecnológico de Agra no se llevaría a cabo sin esos subsidios.

Se puede pensar que buscar una solución tecnológica para cualquier problema es el sesgo natural de una persona con la formación de Bill Gates. Pero quizás hay algo más profundo. En 2010 la Fundación Gates invirtió 23 millones de dólares en la compra de 500 mil acciones de Monsanto, el gigante de las semillas transgénicas y los agroquímicos como el glifosato. Desde entonces la postura respecto de los transgénicos ha sido ambigua, pero hoy se sabe que Agra también incluye ese tipo de semillas en sus programas de difusión tecnológica.

Lo más grave de Agra es que deja de lado otro tipo de trayectorias tecnológicas que son más eficientes para el manejo de agua, suelos y recursos genéticos. Por ejemplo, técnicas de permacultura y agroecología ya son aplicadas en muchas regiones de África y han demostrado ser más eficientes y menos agresivas con el medio ambiente.

Estas técnicas conservan la agrobiodiversidad y son además intensivas en trabajo, lo que permite crear y conservar empleos en el medio rural y proporcionan una mayor soberanía en las decisiones de los agricultores sobre la mezcla de producto y las técnicas de producción.

Organizaciones como Vía Campesina y la Alianza para la Soberanía Alimentaria en África son dos ejemplos de organizaciones que buscan construir desde abajo opciones que son tecnológicamente sanas y socialmente responsables. A final de cuentas, Bill Gates prefiere buscar la solución que desea el capital: apropiarse del proceso productivo campesino y convertirlo en un espacio de rentabilidad.

Fuente: La Jornada

martes, 3 de diciembre de 2019

Día Internacional del no uso de plaguicidas

- Foto de Radio Maria
Por RAP-AL
Desde la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina, una vez más, advertimos sobre la creciente utilización de plaguicidas en todo nuestro continente derivado tanto de la expansión de monocultivos insustentables cuanto de la permisividad de nuestros gobiernos que posibilitan el registro y comercialización de plaguicidas prohibidos en otros continentes, además de no realizar un control efectivo de su utilización.

Son los niños, aun los que están por nacer, los más afectados por la aplicación de plaguicidas tanto aquellos acompañan a sus padres en la ejecución de las tareas agrícolas como los que viven o estudian en áreas donde estos productos son aplicados, ya de manera terrestre como área. En efecto, la aparición de enfermedades agudas y crónicas es especial aquellas derivadas de la acción de los productos químicos sobre el sistema nervioso, la disrupción del sistema endócrino, las alteraciones genéticas son una muestra de cómo la exposición a los plaguicidas puede comprometer el desarrollo de una vida plena a miles de niños y jóvenes.

Recientes investigaciones realizadas por miembros de  RAP-AL en Chile, México , Brasil y Argentina dan cuenta de la utilización de más de 100 a 120 plaguicidas categorizados como altamente peligrosos, es decir plaguicidas que presentan niveles especialmente elevados de peligrosidad aguda o crónica para la salud o el medio ambiente, según los sistemas de clasificación internacionalmente aceptados, como el de la OMS o el Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos. Entre ellos se encuentran el glifosato, paraquat, clorpirifos y el carbendazin.  Estos plaguicidas además de ser muy persistentes en el ambiente pueden causar cáncer, poseer efecto alterador endocrino e incluso producir alteraciones en la reproducción, entre otros efectos negativos en la salud humana, también en la salud animal, especialmente en las abejas y polinizadores.

Desde RAP-AL reclamamos enérgicamente la prohibición de plaguicidas comenzando por los altamente peligrosos, la instauración de límites a la comercialización de estos productos así como a su aplicación máxima en las cercanías de centros poblados, escuelas y zonas ambientalmente sensibles. También demandamos por la instauración de políticas públicas que favorezcan la consecución de la soberanía alimentaria desde la producción de alimentos bajo el paradigma agroecológico, ya desde el acceso a la tierra y al agua a miles de productores familiares, el intercambio de saberes, así como la recreación de centros territoriales de reciprocidad y comercialización de productos.

Los plaguicidas nos enferman y matan, no son indispensables para producir alimentos. El establecimiento de sistemas agroecológicos en todo nuestro continente nos demuestra su viabilidad económica, su sustentabilidad ambiental y su potencia como estrategia política.

El 3 de diciembre Día Internacional del NO Uso de Plaguicidas es una conmemoración que fue establecida por las 400 organizaciones miembros de la Red de Acción en Plaguicidas, PAN Internacional (Pesticide Action Network) en memoria de más de 500.000 personas intoxicadas y más de 16.000 personas fallecidas esa noche en Bophal, Madhya Pradesh, India, en 1984, debido al escape de 27 toneladas del gas tóxico metil isocianato, utilizado por la transnacional agroquímica Union Carbide para fabricar plaguicidas.  Actualmente, más de 100.000 personas sufren enfermedades crónicas producto de esta catástrofe. Los muertos llegan a más de 25.000.

Javier Souza Casadinho
Coordinador regional Red de Acción en Plaguicidas y sus alternativas de América Latina, RAP-AL

María Elena Rozas
Coordinadora de comunicaciones y administración 
Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina.

sábado, 30 de noviembre de 2019

Cuba y el mundo celebraron el “VII Encuentro Internacional de Agroecología, Agricultura Sostenible y Cooperativismo”

Del 18 al 23 de noviembre se llevó a cabo el“VII Encuentro Internacional de Agroecología, Agricultura Sostenible y Cooperativismo”, organizado por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños de Cuba (ANAP) miembro de La Vía Campesina, en el Centro Integral “Niceto Pérez García” ubicado en Güira de Melena, provincia de Artemisa, Cuba.
Participaron en la apertura delegadxs de los diferentes países y organizaciones, así como autoridades municipales, provinciales y nacionales de la ANAP. La inauguración formal estuvo a cargo de su presidente Rafael Santiesteban y Joel Palmero Meneses, miembro del Buró Nacional de la ANAP, quién destacó que durante los últimos años “la agroecología ha pasado a ser una fuente de soluciones en el sistema agroalimentario global” que ha cambiado conocimientos tradicionales de manejos agropecuarios para basarse en conocimientos técnicos, junto a principios y métodos del campesinado.

Al encuentro asistieron unxs 200 delegadaxs de 31 países de Cuba, Nuestra América y el mundo. Además de las delegaciones de las diferentes provincias de Cuba, investigadorxs, activistas e interesadxs de diferentes partes del mundo, se destaca la participación de una nutrida delegación de La Vía Campesina con representantes de América Latina y el Caribe, Norteamérica, Asia Pacífico, Europa y África Oriental.

Durante los tres primeros días, las delegaciones realizaron visitas a fincas y cooperativas insertadas en el “Movimiento Agroecológico de Campesinx a Campesinx” (MACAC) en las provincias de Mayabeque y Artemisa, y en varios municipios de la Ciudad de La Habana. En estas visitas se pudieron observar e intercambiar experiencias en torno a las diferentes formas de organización cooperativa, la diversidad de prácticas agroecológicas implementadas en las fincas campesinas y espacios de producción urbana y suburbana que, con su labor cotidiana, brindan alimentos saludables y accesibles a toda la isla.

El jueves 21 lxs participantxs se concentraron desde temprano en el Centro Integral “Niceto Pérez García”. La jornada con una mesa redonda con jóvenes de diferentes organizaciones de LVC que compartieron sus experiencias, avances y desafíos en torno a la masificación de la agroecología, la implementación de la metodología campesinx a campesinx, y los diversos procesos de formación que se desarrollan dentro de sus organizaciones.

A continuación lxs participantes se repartieron en 5 diferentes comisiones de trabajo para intercambiar sobre agricultura familiar y soberanía alimentaria; agroecología y medioambiente; biodiversidad y semillas criollas y nativas; reforma agraria, territorio y cooperativismo; y género, procesos de formación y promoción agroecológica. En total se presentaron y debatieron casi 70 trabajos de diversas experiencias e investigaciones desarrollados en Cuba y otros países.
El día viernes por la mañana se realizó un panel en el que se debatieron las consecuencias y afectaciones del bloqueo norteamericano a la agricultura campesina cubana, así como las acciones que lleva a cabo el gobierno cubano para cumplir los objetivos de la agenda 2020-2030 de producción agroalimentaria. En la sesión de la tarde se llevó adelante un panel con representantes de organizaciones miembros de LVC de las diferentes regiones sobre experiencias agroecológicas inspiradas en el MACAC de Cuba, así como uno sobre la sostenibilidad ecológica, económica y social de las fincas agroecológicas cubanas.

El domingo en la mañana se realizó la sesión de cierre donde varixs delegadxs en nombre de los diferentes colectivos presentes expresaron su admiración y gratitud hacia la Revolución, la ANAP y el campesinado, y el pueblo de Cuba en general por sus logros y ejemplaridad, así como por su calidad y calidez humana. A continuación se leyó una declaración de lxs delegadxs condenando y demandando el cese inmediato del bloqueo norteamericano contra Cuba, así como la represión contra los pueblos de Bolivia, Chile y Colombia, reafirmando el espíritu internacionalista y solidario del campesinado organizado.

Para finalizar una joven de la CLOC-Vía Campesina dio lectura a la declaración final aprobada por unanimidad. A continuación Rafael Santiesteban Pozo cerró formalmente del VII Evento, a la vez que abrió la convocatoria para el “VIII Encuentro Internacional de Agroecología, Agricultura Sostenible y Cooperativismo”a realizarse en noviembre de 2021. Terminado el acto central todas(os) las(os) participantes disfrutaron de una abundante comida de camaradería con la que la ANAP agasaja a sus asociadxs, trabajadorxs e invitadxs nacionales e internacionales en cada ocasión. De esta manera se dio por finalizado con éxito una nueva edición del ya histórico y siempre inspirador evento internacional de agroecología de la ANAP.

sábado, 23 de noviembre de 2019

El silenciado genocidio de los guaraníes

"La deforestación se ha visto acelerada por el enorme crecimiento de las propiedades de los terratenientes, así como por el impacto de la ganadería y la agricultura intensivas. Plantaciones de soja y de caña de azúcar, destinadas sobre todo al emergente mercado de los biocombustibles, han invadido las antiguas zonas de caza y tierras comunales indígenas. Muchos de estos cultivos abarcan hasta donde llega la vista".
Los guaraníes son una de las comunidades indígenas más importantes y castigadas de América. Viven en Paraguay, Bolivia, Argentina y en Brasil, donde son unos 51.000. No creen en un paraíso ultraterrenal. El edén está aquí. Es la tierra sin mal y llevan siglos buscándola, aunque no parece que la vayan a hallar en esta vida.

Survival Internacional –la Amnistía Internacional de los aborígenes­­– denuncia que el robo de sus tierras y la violencia de madereros, ganaderos y hacendados ha provocado “una oleada de suicidios sin precedentes”. El drama es especialmente grave en Mato Grosso do Sul, donde los guaraníes añoran el enorme reino que tuvieron.

Estos nativos brasileños se dividen en tres grupos: los ñandeva, los m’baya y los kaiowá, que en su lengua significa el pueblo del bosque . El pueblo del bosque ya no tiene bosque, habría que decir. Ahora es el pueblo del arcén. Al menos seis comunidades lo han perdido todo y han de acampar en los bordes de carreteras y caminos.

Otros guaraníes más afortunados se aferran a una mínima porción de terreno, una islita en un mar de ranchos y ganaderías. O eso o se resignan a vivir en condiciones penosas en una reserva sobresaturada. En la de Dourados más de 15.000 personas de las etnias guaraní y terena se concentran en 30 km2. Demasiado poco terreno para poder vivir de la agricultura, la caza y la pesca.

Según Navi Pillay, alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, “los indígenas no se benefician del progreso económico de Brasil”. Lo dijo hace diez años y, si desde entonces la situación se había agravado, la presidencia del ultraderechista Jair Bolsonaro hace temer lo peor. Un refrán guaraní dice: “La tierra es la vida”. Pero sin tierra, ¿qué les queda?

Los etnógrafos denuncian que una “epidemia de más de medio millar de suicidios” ha zarandeado esta comunidad desde 1986, aunque esa es sólo la punta del iceberg y las muertes podrían ser muchas más. Así opina, por ejemplo, el antropólogo Marcos Ferreira Lima. Este experto ha realizado un estudio sobre los kaiowá, a petición de la fiscalía.
‘Graves tensiones’
Sicarios contra indígenas

Matones a sueldo contratados por grandes hacendados y ganaderos expulsan a los indígenas de sus tierras comunales y de sus zonas de caza y pesca.

Las conclusiones del documento no han servido de nada por el momento. El escrito, que forma parte de un amplio informe entregado a la ONU por Survival Internacional, sostiene que “no resulta exagerado hablar de genocidio”. La propia ONU admite “graves tensiones entre los pueblos indígenas y los ocupantes de sus tierras”. 

Graves tensiones es un eufemismo que oculta crímenes y amenazas de los matones contratados por los hacendados. Los guaraníes han tenido que abandonar sus casas ante la tala y la quema de sus bosques. Los incendios intencionados, no sólo en Mato Grosso, se han convertido en una herramienta eficaz en manos de los latifundistas para expulsar a los indígenas.  

La deforestación se ha visto acelerada por el enorme crecimiento de las propiedades de los terratenientes, así como por el impacto de la ganadería y la agricultura intensivas. Plantaciones de soja y de caña de azúcar, destinadas sobre todo al emergente mercado de los biocombustibles, han invadido las antiguas zonas de caza y tierras comunales indígenas. Muchos de estos cultivos abarcan hasta donde llega la vista.

Pero nadie abandona su hogar porque sí ni cede sus bosques sin más. Sicarios a sueldo les han obligado a irse. Y quienes no se van, ya saben a qué se arriesgan: el último asesinato de un líder indígena se produjo el día 2, supuestamente a manos de madereros en el estado de Maranhão. Y, por cruel que parezca, estos crímenes no siempre reciben la atención que merecen.

Según Survival Internacional, “incontables guaraníes” han sido asesinados en las retomadas , cuando han intentado recuperar una pequeña parcela de sus tierras ancestrales. Una de los pocas muertes que traspasó las fronteras de Brasil fue la del guaraní Marcos Verón, de los kaiowá de Takuára, o Taquara, un municipio del estado de Rio Grande do Sul. Días antes de su ejecución, este dirigente aborigen dijo una palabras proféticas.

“Esto que ves aquí es mi vida, mi alma. Si me separas de mi tierra, me quitas la vida”, explicó Marcos Verón. Desde su muerte, se han lamentado muchas más sin que hayan tenido el eco que se merecían. La desaparición del hábitat de los orangutanes en Indonesia y Malasia suele suscitar más denuncias que el robo de estas tierras. Incluso una agencia gubernamental como la Fundação Nacional do Índio considera inaceptables las “precarias condiciones de vida” de los aborígenes.

No es un problema exclusivo de Brasil o de Mato Grosso do Sul. Pero el drama ha llegado a unos extremos en este estado brasileño aún no alcanzados en otros países o en Río de Janeiro, São Paulo, Santa Catarina, Rio Grande do Sul, Espírito Santo y Paraná, que también tienen una fuerte presencia guaraní. La Constitución de Brasil garantiza en teoría “la organización social, idiomas, credos y tradiciones de los indios, así como sus tierras”.

La realidad se empeña en demostrar que esas promesas son papel mojado. La erosión de la identidad cultural aborigen afecta a todo el continente, desde los inuit de Alaska hasta los selk’nam de Chile, pero el caso de los guaraníes es más doloroso porque la tierra sin mal de sus ancestros estaba aquí, no en el más allá. Y debe ser difícil creer en el paraíso si se deja todo atrás para vivir con miedo, hambre y asco junto a una carretera, lejos del bosque.

Fuente: La Vanguardia


miércoles, 20 de noviembre de 2019

Comienza Foro Mundial de Agroecología en Cuba

El evento es organizado por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y tiene como objetivo fomentar el intercambio de  conocimientos sobre la producción de alimentos mediante prácticas agroecológicas.
El VII Encuentro Internacional de Agroecología, Agricultura Sostenible y Cooperativismo comenzó este lunes con la participación de más de 300 delegados de 26 países en la provincia occidental de Artemisa a unos 65 kilómetros al suroeste de La Habana, capital de Cuba.

El evento es organizado por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y tiene como objetivo fomentar el intercambio de conocimientos sobre la producción de alimentos mediante prácticas agroecológicas.

Se desarrollará en el Centro Integral Niceto Pérez en la localidad artemiseña de Güira de Melena. El programa de actividades incluye recorridos por fincas y cooperativas de Artemisa, Mayabeque y La Habana, donde expondrán avances en agroecología, agricultura sostenible y cooperativismo en la Isla.

Funcionarios de Relaciones Internacionales de la ANAP, afirman que las delegaciones más grandes provienen de Estados Unidos (EE.UU.) y Puerto Rico con 40 y 20 delegados respectivamente.

Durante la apertura del encuentro internacional, el miembro del Buró Nacional de la ANAP, Yoel Palmero destacó el papel de la agroecología como fuente para la solución de los problemas alimentarios y de mitigación de los efectos del cambio climáticos específicamente la erosión de los suelos.

Actualmente, Cuba mantiene un nuevo programa conjunto hasta el 2025 entre el Ministerio de la Agricultura (MINAG),  la Unión Europea, y el acompañamiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación, la Agricultura (FAO) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para apoyar el desarrollo de sistemas alimentarios resilientes y sostenibles mediante el incremento de la producción de alimentos diversos y sanos.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Declaratoria del III Congreso Venezolano de Agroecología

A pocos minutos de la clausura de este maravilloso encuentro, el III Congreso Venezolano de Agroecología realizado en los espacios de la Universidad Experimental de las Artes (UNEARTE), en la ciudad de Caracas, cuna del padre Bolívar, del 17 al 19 de octubre 2019, las y los participantes de diversas organizaciones y colectivos vinculados a la agroecología provenientes de dieciocho estados del país, declaramos:
1. Manifestamos nuestro repudio a los ataques injerencistas imperiales sobre el territorio nacional con el brutal bloqueo económico, un asedio que permanece desde que decidimos por elecciones y apegados a nuestra historia libertaria buscar nuevos caminos como matria. Al mismo tiempo que nos solidarizamos con los Pueblos de nuestros países hermanos de Ecuador, Brasil, Colombia, Haití y Chile que hoy confrontan a sus Gobiernos al exponerlos a implacables paquetes neoliberales que transgreden las condiciones mínimas para garantizar el derecho a la vida. Nos solidarizamos con sus luchas!

2. Que aún en estos momentos críticos, bajo la implacable injerencia del enemigo histórico manifestado como el capitalismo y una de sus formas, las corporaciones multinacionales, la agroecología como acervo de saberes, sabores y haceres, ha demostrado ser la manera en que los pueblos han logrado confrontar sus ataques e intenciones de dominio, y que al contrario nos hace virar y mirar que somos poderosos en creatividad y capacidad de ampliar nuestros horizontes, eso que Aníbal Nazoa expresaba en su luminoso credo “creo en los poderes creadores del Pueblo”. La agroecología es creación para la vida, es territorio vivo y colorido para la acción y la esperanza.

3. Que, la confluencia espontánea de diversas organizaciones y colectivos, integrados por mujeres y hombres, campesin@s, agrourban@s, productor@s, inventor@s, cociner@s, estudiantes, técnic@s, académic@s y demás protagonistas de los sistemas alimentarios territoriales provenientes de diversas partes del país. Que bajo difíciles condiciones (casi sin recursos materiales) lograron estar y participar en una construcción viva y profunda de experiencias, sentires y aprendizajes, nos indica la presencia de un rico mosaico de movimientos agroecológicos que habitan y se enraízan en los territorios, tienen identidad diversa, tienen sangre y hueso, están y no se irán. La agroecología en Venezuela es cuerpo en pleno y gozoso movimiento.

4. Que, reconocemos y celebramos a nuestr@s Maestr@s Pueblos, promotores históricos, que nos enseñan pacientemente con sus prácticas y saberes que sí es posible reconectarnos más allá de lo material también espiritualmente con la Madre Tierra y con ello, otra manera de tejer territorios, que es la arcilla noble para crear otros sistemas alimentarios soberanos y populares. Donde es necesario ruralizar simbólica y fácticamente la ciudad. En Venezuela se manifiestan agroecologías desde los márgenes, que se contrasta con esa agroecología que trata de imponerse desde los sistemas de poder mundial y que muchas veces al ser tecnocrática y reduccionista favorece a las grandes corporaciones agroalimentarias. La agroecología en Venezuela es un poder, un poder popular para hacer y sentir; y que se dispersa raizalmente, un poder para la vida.

5. Que, es necesario cohesionarNOS en clave descolonizadora, capaz, efectiva y sentipensante para tejer las “hojas de ruta” capaces de respaldar desde la dimensión agroecológica, re-conectarnos entre territorios, respetando formas, maneras, identidades, pero con un horizonte claro, construir una red de redes (u otra forma de organización que decida la plenaria), en fin de avanzar hacia la consolidación de una constelación de nuevas posibilidades conectados desde haceres productivos, formativos y comunicativos. Un espacio donde las diversas visiones, enfoques, praxis y ecomilitancias debemos ordenarlas de manera plural e inclusiva sin erosionar de manera directa o indirecta lo ya alcanzado histórica y geoculturalmente. La agroecología en Venezuela se conecta y se hace masa para compartir, para crecer, para ser!

6. Que, es necesario no perder de vista la dimensión de la transición que como comunidades de aprendizaje, como movimiento agroecológico nacional y como pueblo a consolidar para no “satanizar” a nuestr@s herman@s, que en sus espacios de producción hagan uso de agrotóxicos ya que existe una explicación histórica que es capaz de revelar el porqué de estas duras contradicciones donde el sistema capitalista ejerce con mayor brío su influencia. Esto es vital asumirlo como desafío pedagógico alfabetizador. La agroecología se comparte y dialoga!

7. Que todas las organizaciones agroecológica que participan en este encuentro nacional, se comprometen a participar y asumir las acciones concretas acordadas en las mesas de trabajos que fue la corazón de este congreso. Con alcances desde el ámbito local hasta el nacional pasando por todos los niveles existentes y desde lo nacional se debe articular con el ámbito internacional. La agroecología en Venezuela se manifiesta en este encuentro como un florecimiento masivo, cargado de un poderoso sentir simbólico y material, que sin duda, promoverá las reconexiones y confluencias necesarias por una territorialización de la agroecología, por una soberanía alimentaria popular y autónoma!
HAGAMOS REAL ESTA JUNTURA, LA JUNTURA POR LA VIDA, LA JUNTURA AGROECOLÓGICA
¡POR LAS AGROECOLOGÍAS POPULARES! POR LA SOBERANÍA ALIMENTARIA DE LOS PUEBLOS

viernes, 1 de noviembre de 2019

La agroecología te abraza, no te desplaza


- Foto de Oscar De la Vega.
En la mañana del martes 29 de octubre, en el marco de una serie de actividades propuestas por la Fundación Rosa de Luxemburgo con motivo de la inauguración de su nueva casa de la oficina Cono Sur, se realizó una recorrida por las experiencias agroecológicas de la Unión de Trabajadorxs de la Tierra (UTT).

Para abordar la temática de la producción de alimentos y mostrar que alimentarse no solamente es comer se propuso un recorrido que se inició por el último eslabón de la cadena de producción de alimentos: la comercialización. Así fue que la mañana del martes comenzó desde temprano en el almacén de la UTT, situado en el barrio de Almagro, con un desayuno  rodeado de las frutas, hortalizas y productos de la tierra de origen regional y cooperativo. Degustar lo que se produce de manera agroecológica, para empezar a pensar en los alimentos que consumimos.
Uno de los trabajadores de la UTT contó sobre la experiencia de organización y comercialización que les permite ir construyendo un precio más justo para el productor y el consumidor. Allí se generó un diálogo con las y los asistentes en donde se explico cómo es posible acceder a verduras y hortalizas frescas y escapar al ciclo de intermediación que, además de integrar la cadena de valor y abuso sobre las y los pequeños productores, incide en otros valores como el nutricional, el sabor y la frescura de los productos que consumimos. Un mate con yerba orgánica, frutas secas de Mendoza, frutas frescas de la quinta, quesos y dulces producidos por cooperativas fueron parte del menú.

Con la tierra aún húmeda llegamos hasta la localidad de El Pato, conurbano bonaerense, donde algunas de las familias de pequeños productores y productoras trabajan la tierra para producir hortalizas y flores de corte.  Bernardo Castillo nos recibió en su quinta contando que “teníamos acá una hectárea de donde nació la agroecología y se convirtió en bandera de lucha a nivel nacional”.

La UTT está compuesta por unas 16 mil familias en todo el país, que no solamente son productoras de hortalizas y flores, sino también de chanchos, leche y huevos. En asamblea se discute y se acuerda cómo y qué cosechar y a qué precio vender,  sin que esté afectado por las oscilaciones del mercado que perjudican tanto al productor como al consumidor.
Es la confianza en la naturaleza
Bernardo comenzó con la producción de floricultura por la cercanía del Mercado de Flores de Abasto y luego se diversificó con las hortalizas. Es decir, con todos los productos de la tierra que no son frutas: acelga, zanahoria, verdeo, achicoria, papa, frutilla, alcauciles, entre otras.

“Trabajamos con la biodiversidad y de una manera agroecológica, que es la única forma de lograr una cosecha segura. Es la confianza en la naturaleza lo que me vale a mí: yo planto lo que la naturaleza me lo va a dar. Es una esperanza para adelante”, agregó Bernardo. Además explicó que la diversidad les asegura la cosecha porque no se dedican a un solo producto.

Qué quiere decir Agroecología

“Por producir agroecológicamente se gana más”, afirma uno de los trabajadores. El Cotepo, Consultorio Técnico Popular, es desde donde se implementan estas prácticas agroecológicas. “Se van formando con el método cubano, de campesino a campesino. Aprender y transmitir lo aprendido a otros compañeros, la solidaridad como herramienta de aprendizaje y de construcción”, explicaron desde el Cotepo. “Pero además es un modo de recuperar nuestros saberes, como producían nuestros padres y abuelos que no necesitaban químicos para producir, y luego devolvemos lo que aprendemos y lo compartimos con otro”, agregaron.
En esa misma línea, una de las trabajadoras de la UTT aseguró que “la agroecología te abraza no te desplaza.  Tenemos una red a nivel nacional, damos cursos, recibimos compañeros de todas las regiones. Nuestros insumos son baratísimos en relación a lo que se comercializa en el mercado. Las productoras hablan de la tierra, de curarla para que sus hijos e hijas y lxs nuestrxs puedan comer sanamente y no envenenarse”.
Luchas por el territorio
La lucha no solo es por el acceso a la tierra, una histórica reivindicación de quienes la trabajan. También implica cuidarla para que produzca alimentos sanos en las mejores condiciones para las y los trabajadores y sus familias y, también, para lxs consumidores.  “La tierra es un ser vivo, es como un enfermo al que hay que curar. Es una relación de respeto”, explicó uno de los productores respecto a la remediación de la tierra afectada por el uso de agroquímicos. “Para curar la tierra los insumos están en la misma quinta”. Por eso tienen un “kiosco”, donde se almacenan los bioinsumos naturales que ellas y ellos mismos producen recuperando saberes que traen de sus tierras.  En ese kiosco se encuentran los preparados naturales para cuidar la tierra y producir en condiciones de cuidado: remediaciones, caldos minerales, fertilizantes naturales, purinas, tinturas madres.

Por su parte, los circuitos de distribución y comercialización no solamente permiten un precio más justo para productorxs y consumidorxs, sino que además les permite producir pensando que tienen asegurada la comercialización de sus productos. Mercados populares, bolsones, venta directa, ferias y almacenes son algunos de los recursos que se fueron inventando para escapar a la avaricia y el abuso de las intermediaciones y las corporaciones y lograr una forma de comercio justo.
Mujeres de la tierra
Las trabajadoras de la tierra levantan su voz para contar que “la mujer también tiene que decidir, porque antes solo era el varón el que decidía”. Ellas también han dejado de estar en el anonimato, salieron del silencio y visibilizaron la cantidad de tareas y responsabilidades que asumen cotidianamente, producto del rol que el patriarcado les impuso. Es por eso que decidieron crear una Secretaría de Género.
Las madres trabajadoras de la tierra también son las que dan de comer, las que se ocupan de educar a sus hijos e hijas, las que bregan para que “puedan comer sanamente y que la agroecología es vida y salud para todos”, explicó Zulma, una de las trabajadoras. Organizaron también un jardín comunitario “para que nuestras compañeras puedan trabajar y que los niños estén seguros y coman bien”.

Las mujeres en el campo no están exentas de las diferentes formas de violencia de género, como lo es la violencia económica y necesitan que sus hijas e hijos estén cuidados para poder salir a trabajar. Frente a estas situaciones además fueron creando una escuela de remedios naturales, donde las mujeres recuperan y comparten saberes y así aprenden a curarse. Encontraron además una fuente de trabajo con la venta de tinturas madres y remedios naturales, porque “la tierra te da todo para curarte”, afirmó Zulma.

Son ellas también las que pusieron en evidencia las necesidades que afectan a niñas y niños del sector con las faltas de vacantes en las escuelas para las y los hijos que intentan acceder a las escuelas medias, por lo que “sueñan con crear escuelas rurales” para cubrir estas necesidades.  Hombres y mujeres van aprendiendo a compartir tareas y responsabilidades, mientras ponen en evidencia la disparidad de responsabilidades y la ausencia de las mujeres en la toma de decisiones.

El hermoso día de caminar al sol, tocar las plantas, reconocerlas, escuchar a las y los trabajadores que tienen una relación de trabajo y amor por la tierra, finalizó con un almuerzo con sus productos y comidas bolivianas, de donde son originarios buena parte de quienes producen lo que nos da de comer.
Un campo de disputa
Nahuel Levaggi, coordinador nacional de la UTT, y Diego Montón, referente del Movimiento Nacional Campesino e Indígena (MNCI) –  Vía Campesina de Mendoza, estuvieron a cargo del cierre de la actividad.

Levaggi, explicó que la lucha reivindicativa fue el inicio de la organización que demandaba al Estado mejorar la calidad de vida de las y los productores familiares  y el acceso a la tierra para quien la trabaja. Le siguieron otras luchas que se fueron construyendo en el camino. Se propusieron visibilizar al sujeto social que produce lo que se consume, sus condiciones de vida y el abuso de los circuitos de intermediación a los que son sometidos, con acciones concretas como los Verdurazos, que además permitió poner en primer plano el hambre de miles de personas que se acercaban. Una acción que se sostuvo durante los cuatro años del macrismo. Tal como lo relató el coordinador de la UTT, “esto permitió ir construyendo alianzas con el pueblo y poner en evidencia ese otro campo lejos del imaginario del campo y la tradicional oligarquía rural más vinculada al Agronegocio, los pooles de siembra y los negocios financieros, para poder construir otro modelo de campo vinculado a la necesidad de construir nuestra soberanía alimentaria”. Una síntesis que también incluye un hito como fue el Primer Foro Agrario Nacional de este año en el que se construyó un Programa Agrario frente a la imposibilidad de proponer la reforma agraria de manera directa.

Levaggi fue preciso al destacar que “el eje de la discusión hoy son los alimentos y a través de eso uno puede interpelar al conjunto de la sociedad. Ese es el eje desde donde discutir el modelo, la matriz productiva, la matriz de comercialización, el modelo agrotóxico, la matriz energética. Eso que une a todos y todas y que entendemos es una de las herramientas para plantear el modelo alternativo”.

Diego Montón, del MNCI, llegado de Mendoza, también pudo trazar una breve semblanza de la historia de una clase ganadera que construyo una cultura dominante basada en el exterminio de indígenas y negrxs que impuso un modelo de consumo alimentario basado en la harina de trigo y la carne de vaca, al tiempo que se fueron destruyendo patrones alimentarios nacionales. “Somos de los países que menos frutas y hortalizas consume, donde se impuso el consumo de la leche de vaca y donde la malnutrición es una impronta cultural”, explicaba.
También aludió a la promulgación de la Declaración de los derechos de campesinos y campesinas que fue aprobada en la ONU a fines del año pasado y que en términos concretos implica obligaciones de los Estados para asegurar efectivamente el acceso a derechos básicos que todavía no habían sido reconocidos.  Puntualizó además sobre algunas cuestiones ligadas al modelo productivo, donde la crisis climática parece tener un papel importante en la crisis alimentaria, junto a la desocupación ligada al campo.

Montón afirmo que “el desafío es politizar la discusión en torno a la alimentación”, en una coyuntura que reconoce en el Congreso Nacional la emergencia alimentaria, que condena a miles de personas al hambre y en donde juega un importante papel la definición de la soberanía alimentaria, “que tiene que ser con el protagonismo activo de las organizaciones del sector campesino e indígena”.

- Fotos de Oscar De la Vega.
Fuente: Marcha

lunes, 28 de octubre de 2019

En Cuba, la revolución de las granjas agroecológicas

ONG Greenpeace visitó la isla para conocer este plan. Hoy la mitad de los productos son orgánicos. La agroecología provee hoy el 50 por ciento de los alimentos que se consumen en el país.
Foto: Archivo particular
A comienzos de este año, el Rainbow Warrior, el ya conocido barco de Greenpeace, una de las organizaciones ambientales más destacadas en el mundo, atracó en Cuba, la isla caribeña, en busca de un tesoro: el conocimiento.

Granja tras granja, expertos de la ONG fueron tras el secreto de la política agroecológica de Cuba, un país destacado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura por su apuesta de producir vegetales y frutas sin utilizar químicos ni afectar el suelo. “Una persona necesita a un agricultor cuatro veces al día: cada vez que come.
No tanto así requiere a un abogado, a menos que tengas muchos problemas”, bromea Franco Segesso, experto argentino en agricultura y quien conoció las experiencias cubanas para hacer recomendaciones a países de Suramérica como Colombia.

Segesso explica aquí qué hay detrás de 25 años de un proyecto revolucionario en términos ambientales y de producción de alimentos.

A comienzos de este año, el Rainbow Warrior, el ya conocido barco de Greenpeace, una de las organizaciones ambientales más destacadas en el mundo, atracó en Cuba, la isla caribeña, en busca de un tesoro: el conocimiento.
Granja tras granja, expertos de la ONG fueron tras el secreto de la política agroecológica de Cuba, un país destacado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura por su apuesta de producir vegetales y frutas sin utilizar químicos ni afectar el suelo. “Una persona necesita a un agricultor cuatro veces al día: cada vez que come. No tanto así requiere a un abogado, a menos que tengas muchos problemas”, bromea Franco Segesso, experto argentino en agricultura y quien conoció las experiencias cubanas para hacer recomendaciones a países de Suramérica como Colombia.

Segesso explica aquí qué hay detrás de 25 años de un proyecto revolucionario en términos ambientales y de producción de alimentos.

¿Por qué visitar Cuba para aprender agroecología?

Queremos mostrarle al mundo cómo –debido a la situación económica– la agroecología surgió como una salida a la crisis en la isla. Los primeros años de la revolución, incluso antes, Cuba apostó al modelo intensivo en agroquímicos, principalmente para el tabaco y la caña. Pero con la crisis económica, sumada a la caída de la Unión Soviética y al bloqueo de Estados Unidos, la isla se vio obligada a producir con los insumos que tenía localmente. Varias organizaciones locales y científicas, que venían insistiendo en este modelo, fueron escuchadas, porque presentaron una solución de producción sin insumos externos. Nuestro interés era mostrar cómo la agroecología, en momentos de crisis, se visibiliza como una solución a estos problemas.

¿En qué momento surge esta tendencia?

En los años 90 comienzan a caminar las políticas públicas de manera más fuerte, producto de la caída de la Unión Soviética, que era de donde provenían los insumos químicos. Hoy, el resultado de la apuesta es un programa nacional de agricultura urbana y periurabana que está reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como uno de los más importantes en el ámbito mundial. Emplea a 350.000 personas y además les apuesta fuerte a las zonas periurbanas que hacen que hoy las fincas agroecológicas provean el 50 % de los alimentos consumidos localmente.

¿En todo el país o solo en La Habana?

El programa es nacional, pero tiene gestión desde los municipios. Además, es una estrategia de alianza con instituciones locales; por ejemplo, universidades y organizaciones como la Asociación Nacional de Pequeños Productores de Cuba, que está asociada internacionalmente con la alianza Vía Campesina. El sistema agroecológico en Cuba, con solo el 25 % del territorio cultivable, logra abastecer el 50 % de las frutas y verduras que se consumen localmente.

¿Quiénes hacen posible esta hazaña?

Los pequeños agricultores. En primer lugar producen una dieta saludable para ellos mismos y son los responsables del 90 % de las frutas y verduras. Son ellos un segmento muy importante para tener en cuenta en la producción de alimentos. Globalmente, esta política también tiene mucha importancia, porque de los 800 millones de personas que sufren de hambre en el mundo, cerca de 400 millones son pequeños y medianos agricultores. Lo que ha demostrado este programa es que es posible darles un sustento de vida precisamente a ellos.
La agricultura es responsable del 24 % de los gases de efecto invernadero. En Cuba, gran parte de suelos deteriorados por el cultivo de la caña fueron recuperados.Foto: Archivo particular
¿Qué hace tan exitoso este modelo?

El programa está concebido como de prioridad para la seguridad nacional. Cuba prioriza la compra pública de alimentos a las escuelas, los hospitales, a los centros psiquiátricos y a las fuerzas armadas. Es fundamental que otros países de Suramérica tomen este modelo. Y lo digo porque tanto países como Colombia y Argentina tienen modelos agroexportadores en los que la matriz productiva responde a la demanda externa y no a los consumidores locales. Al pensar la alimentación como un tema de seguridad, hace que se invierta el prisma del análisis y la decisión sobre cuáles políticas adoptar en torno de la agricultura. Por ejemplo, en Colombia se está discutiendo el desarrollo agroindustrial que se pueda dar en las zonas de posconflicto…
¿Qué podemos aprender de Cuba en este sentido?

El programa cubano tiene cuatro bases: las semillas, el agua, el manejo ecológico de las plagas y el manejo integral de los cultivos. Este último tiene que ver con la diversidad de cultivos que se planten. Y en cuanto a plagas, se relaciona con la prevención de estas mediante la producción diversa y la calidad del suelo. En relación con las semillas, se trabaja con la diversificación de los puntos para su producción y se intenta que los agricultores cubanos produzcan sus propias semillas, no el Estado. En Colombia y Argentina hay debates por las leyes que atentan contra la autonomía y la soberanía del país, porque se entrega su uso a través de los derechos de propiedad intelectual de las semillas. Estas cuatro bases son lo que permite tener un modelo de agricultura a escala humana, y no industrial, para alimentar a su población.

En el uso de agua, ¿a qué le apunta la política cubana?

En Cuba hay momentos de sequía en diferentes sitios. Lo que se hizo fueron pequeñas represas y se fomenta el policultivo, porque con un suelo sano se consume menos agua. De hecho, es entre tres y cinco veces menos de lo que gasta otro tipo de técnica. Muchas veces se piensa que el manejo del agua es solamente riego, pero tiene que ver con la eficiencia en el uso del suelo. Los sistemas agroecológicos se basan en la eficiencia energética en su funcionamiento y consumo. Por ejemplo, hemos visto muchos casos de granjas con biodigestores, donde se utiliza la excreta animal y los residuos de los cultivos para generar energía eléctrica, gran parte con paneles solares. Esas son estrategias que la agroecología abraza y ciertamente no se ven en la agroindustria.

En cuanto al agua también es clave que no usan químicos ni se abusa de los antibióticos en la producción animal, porque de esta manera la excreta o el uso de agrotóxicos podría llegar a los ríos y después esa agua no se podría utilizar.

Cuando comenzó esta transformación, ¿cómo se logró dejar de lado los agroquímicos de los que dependían?

La primera estrategia fue convencer a los productores de que volvieran al campo y no los utilizaran más. Se estableció la estrategia Campesino-Campesino, en la cual la formación no viene desde afuera, sino que los mismos agricultores se capacitan entre ellos. De esta manera se hace más atractiva la enseñanza y el convencimiento para entender entre pares cuáles son las mejoras que ofrece el sistema ecológico. En cuanto al manejo de plagas, lo que ocurre es que al haber un modelo productivo más diverso, el daño de las plagas no llega a ser tanto, porque un cultivo saludable es el reflejo de un suelo saludable. Es como una persona cuando no está bien nutrida, pues tiene más posibilidades de sufrir enfermedades. Y si a eso le sumamos diversidad de cultivos, cuando aparece una plaga no ataca a toda la producción. Hay equilibrio. También han empleado una estrategia de microorganismos eficientes y plantas de señuelo para las plagas.

¿Cómo logró Cuba organizar a sus ciudadanos?

La estrategia del cooperativismo fue muy importante. Dos leyes también permitieron la entrega de tierras cuando hubo la gran expropiación. Lo que se hizo con esto fue un proceso de entrega de tierras públicas a campesinos que tenían intención de producir de manera cooperativa.

¿El país cómo logró la sostenibilidad financiera de esas granjas?

Los productos son comprados por las empresas estatales para alimentación de escuelas y otros entes. Por ejemplo, el gobierno anterior de Brasil también lo aplicó e hizo compras directas para escuelas a los productores agropecuarios.

Otra cosa que se ha hecho para incrementar la ganancia de los productores son los puntos directos de venta en las fincas y también en las ciudades. Esta estrategia es clave para aplicarla en Argentina y en Colombia, porque con los puntos de venta se evita a los intermediarios.

Otra cosa que recomendamos es la certificación participativa. Normalmente en los países latinoamericanos existe la certificación orgánica, que le da el sello de origen orgánico. La mayoría de esa producción no es para el consumo interno, sino para exportación. Eso hace que se incrementen los precios y que los controles no sean lo suficientemente certeros. Ahora, la certificación participativa se basa en una matriz de consumo local, donde son los mismos productores de la región los que se regulan entre sí. También hay un actor clave y son las organizaciones de consumidores, que deben hacer el control, y el último garante es el Estado mismo o una universidad.

Al cabo de 20 años, ¿qué le ha dejado ambientalmente la agroecología a Cuba?

Gran parte de los suelos cubanos han estado muy deteriorados por la agricultura industrial de cultivos de caña y azúcar. Algunas de las fincas que visitamos eran para producción de caña, y los pequeños productores, con varios años de trabajo, lograron recuperar ese suelo.

¿Qué papel ha tenido la investigación científica en la implementación del plan de agroecología?

Visitamos a científicos cubanos durante nuestro recorrido y ellos han insistido en este sistema, porque la eficiencia de la agroecología se ha logrado con pruebas en el territorio, mediante la creación de estaciones experimentales.

Ante el cambio climático y los escenarios futuros, ¿cómo ayuda el plan?

La agricultura es la responsable del 24 % de los gases de efecto invernadero: es bastante. Por eso, la FAO le ha llamado varias veces la atención al sector agroindustrial por la producción de carne, maíz y soya, ya que es muy ineficiente. Al ser la estrategia de alimentación un tema de seguridad nacional, se han apoyado en la agroecología como manera de minimizar los impactos de cambio climático.
Por Laura Betancur Alarcón
Redactora de EL TIEMPO
Febrero de 2017
Fuente: El Tiempo

miércoles, 23 de octubre de 2019

Campesinos venezolanos cultivan con éxito semillas artesanales de maíz amarillo

En un encuentro científico, Pedro Characo, representante campesino de Anzoátegui, comentó que la semilla Guanape MFE es una variedad de maíz autóctono del sector Valle Guanape, que tiene una gran variedad de usos, entre estos la producción de alimentos para consumo humano y para animales
___________________________________________________________
Como parte de la alianza científico-campesina que impulsa el Gobierno Nacional, productores agroecológicos nacionales presentaron sus proyectos de rescate, conservación y multiplicación de semillas de maíz amarillo.

Durante el Encuentro con la Ciencia y la Innovación, efectuado en el Palacio de Miraflores, y al que asistió el presidente Nicolás Maduro, Pablo Characo, representante campesino de Valle de Guanape ( Anzoátegui), explicó que trabajadores rurales está aplicando procesos innovadores para el rescate y mejoramiento de la semilla nacional de maíz amarillo bajo un modelo de siembra sin químicos, de forma cien por ciento natural, con el fin de cuidar el ambiente.

“Hemos recibido el apoyo técnico de la Corporación para el Desarrollo Científico y Tecnológico (Codecyt). Hemos trabajado y probado nuestra semilla, superando los siete mil kilos por hectárea. Estamos incrementando la producción agrícola y garantizando la soberanía de la semilla para alimentar a los venezolanos y a las venezolanas”, manifestó.

Characo aseguró que más de dos mil trabajadores rurales de Valle de Guanape, Puerto La Cruz y Barcelona en Anzoátegui, Upata y San Félix en Bolívar, Caucagua en Miranda, Arenales en Lara y Cumanacoa en Sucre, unieron sus esfuerzos y conocimientos para la recuperación de semillas de maíz.

De igual modo, declaró que el rescate, la conservación y la multiplicación de semillas es clave para el país. En ese sentido, señaló que Venezuela ya está en capacidad de abastecer a la población con semillas autóctonas de papa, yuca y batata, que se ubican entre los diez alimentos que más consume el pueblo venezolano.

“Ahora, estamos activados con la semilla de maíz, que es el primer alimento en la mesa de las familias venezolanas. Este rescate significa soberanía, independencia y reconocimiento a lo nuestro.

También, tenemos semilla de ñame, estevia y caña de azúcar”, expresó.

Maíz patrio

En el encuentro científico, Pedro Characo comentó que la semilla Guanape MFE es una variedad de maíz autóctono del oriente de Venezuela, específicamente del sector Valle Guanape, la cual posee unagran variedad de usos, entre los que está la producción de alimentos para consumo humano y para animales.

“Es una semilla muy rendidora que se puede adaptar fácilmente a otras condiciones de clima en Venezuela, varía de acuerdo con la región. La hemos probado en los estados Lara, Bolívar, Miranda, Sucre, Yaracuy y Apure, dando buenos resultados. Es resistente a plagas, como es el caso del gusano cogollero”, señaló.

El agricultor aseguró que para fertilizar esta semilla utilizan productos agroecológicos, como biofertilizantes, que se producen en la comunidad de Guanape, por ejemplo, el humo de lombriz y el estiércol de ganado.

Indicó que una vez que lograron el mejoramiento de la semilla en Anzoátegui, los productores unieron sus esfuerzos para trasladarse a otras entidades del país para formar y apoyar a otros trabajadores del campo.

“Estamos creando conciencia de que la semilla no es una mercancía, es un patrimonio de vida para el consumo del pueblo venezolano. Es para la producción, procesamiento y alimentación de la comunidad. Estamos avanzando, dando pasos para producir la semilla a mayor escala”, concluyó.
TyF/ Prensa Mincyt
Caracas
F/ Correo del Orinoco 22/10/2019

II Lugar Premio de Periodismo “Dr. Manuel Palacio Fajardo” 2016

Desde el 06012014 - 4:35 p.m.