sábado, 30 de noviembre de 2019

Cuba y el mundo celebraron el “VII Encuentro Internacional de Agroecología, Agricultura Sostenible y Cooperativismo”

Del 18 al 23 de noviembre se llevó a cabo el“VII Encuentro Internacional de Agroecología, Agricultura Sostenible y Cooperativismo”, organizado por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños de Cuba (ANAP) miembro de La Vía Campesina, en el Centro Integral “Niceto Pérez García” ubicado en Güira de Melena, provincia de Artemisa, Cuba.
Participaron en la apertura delegadxs de los diferentes países y organizaciones, así como autoridades municipales, provinciales y nacionales de la ANAP. La inauguración formal estuvo a cargo de su presidente Rafael Santiesteban y Joel Palmero Meneses, miembro del Buró Nacional de la ANAP, quién destacó que durante los últimos años “la agroecología ha pasado a ser una fuente de soluciones en el sistema agroalimentario global” que ha cambiado conocimientos tradicionales de manejos agropecuarios para basarse en conocimientos técnicos, junto a principios y métodos del campesinado.

Al encuentro asistieron unxs 200 delegadaxs de 31 países de Cuba, Nuestra América y el mundo. Además de las delegaciones de las diferentes provincias de Cuba, investigadorxs, activistas e interesadxs de diferentes partes del mundo, se destaca la participación de una nutrida delegación de La Vía Campesina con representantes de América Latina y el Caribe, Norteamérica, Asia Pacífico, Europa y África Oriental.

Durante los tres primeros días, las delegaciones realizaron visitas a fincas y cooperativas insertadas en el “Movimiento Agroecológico de Campesinx a Campesinx” (MACAC) en las provincias de Mayabeque y Artemisa, y en varios municipios de la Ciudad de La Habana. En estas visitas se pudieron observar e intercambiar experiencias en torno a las diferentes formas de organización cooperativa, la diversidad de prácticas agroecológicas implementadas en las fincas campesinas y espacios de producción urbana y suburbana que, con su labor cotidiana, brindan alimentos saludables y accesibles a toda la isla.

El jueves 21 lxs participantxs se concentraron desde temprano en el Centro Integral “Niceto Pérez García”. La jornada con una mesa redonda con jóvenes de diferentes organizaciones de LVC que compartieron sus experiencias, avances y desafíos en torno a la masificación de la agroecología, la implementación de la metodología campesinx a campesinx, y los diversos procesos de formación que se desarrollan dentro de sus organizaciones.

A continuación lxs participantes se repartieron en 5 diferentes comisiones de trabajo para intercambiar sobre agricultura familiar y soberanía alimentaria; agroecología y medioambiente; biodiversidad y semillas criollas y nativas; reforma agraria, territorio y cooperativismo; y género, procesos de formación y promoción agroecológica. En total se presentaron y debatieron casi 70 trabajos de diversas experiencias e investigaciones desarrollados en Cuba y otros países.
El día viernes por la mañana se realizó un panel en el que se debatieron las consecuencias y afectaciones del bloqueo norteamericano a la agricultura campesina cubana, así como las acciones que lleva a cabo el gobierno cubano para cumplir los objetivos de la agenda 2020-2030 de producción agroalimentaria. En la sesión de la tarde se llevó adelante un panel con representantes de organizaciones miembros de LVC de las diferentes regiones sobre experiencias agroecológicas inspiradas en el MACAC de Cuba, así como uno sobre la sostenibilidad ecológica, económica y social de las fincas agroecológicas cubanas.

El domingo en la mañana se realizó la sesión de cierre donde varixs delegadxs en nombre de los diferentes colectivos presentes expresaron su admiración y gratitud hacia la Revolución, la ANAP y el campesinado, y el pueblo de Cuba en general por sus logros y ejemplaridad, así como por su calidad y calidez humana. A continuación se leyó una declaración de lxs delegadxs condenando y demandando el cese inmediato del bloqueo norteamericano contra Cuba, así como la represión contra los pueblos de Bolivia, Chile y Colombia, reafirmando el espíritu internacionalista y solidario del campesinado organizado.

Para finalizar una joven de la CLOC-Vía Campesina dio lectura a la declaración final aprobada por unanimidad. A continuación Rafael Santiesteban Pozo cerró formalmente del VII Evento, a la vez que abrió la convocatoria para el “VIII Encuentro Internacional de Agroecología, Agricultura Sostenible y Cooperativismo”a realizarse en noviembre de 2021. Terminado el acto central todas(os) las(os) participantes disfrutaron de una abundante comida de camaradería con la que la ANAP agasaja a sus asociadxs, trabajadorxs e invitadxs nacionales e internacionales en cada ocasión. De esta manera se dio por finalizado con éxito una nueva edición del ya histórico y siempre inspirador evento internacional de agroecología de la ANAP.

sábado, 23 de noviembre de 2019

El silenciado genocidio de los guaraníes

"La deforestación se ha visto acelerada por el enorme crecimiento de las propiedades de los terratenientes, así como por el impacto de la ganadería y la agricultura intensivas. Plantaciones de soja y de caña de azúcar, destinadas sobre todo al emergente mercado de los biocombustibles, han invadido las antiguas zonas de caza y tierras comunales indígenas. Muchos de estos cultivos abarcan hasta donde llega la vista".
Los guaraníes son una de las comunidades indígenas más importantes y castigadas de América. Viven en Paraguay, Bolivia, Argentina y en Brasil, donde son unos 51.000. No creen en un paraíso ultraterrenal. El edén está aquí. Es la tierra sin mal y llevan siglos buscándola, aunque no parece que la vayan a hallar en esta vida.

Survival Internacional –la Amnistía Internacional de los aborígenes­­– denuncia que el robo de sus tierras y la violencia de madereros, ganaderos y hacendados ha provocado “una oleada de suicidios sin precedentes”. El drama es especialmente grave en Mato Grosso do Sul, donde los guaraníes añoran el enorme reino que tuvieron.

Estos nativos brasileños se dividen en tres grupos: los ñandeva, los m’baya y los kaiowá, que en su lengua significa el pueblo del bosque . El pueblo del bosque ya no tiene bosque, habría que decir. Ahora es el pueblo del arcén. Al menos seis comunidades lo han perdido todo y han de acampar en los bordes de carreteras y caminos.

Otros guaraníes más afortunados se aferran a una mínima porción de terreno, una islita en un mar de ranchos y ganaderías. O eso o se resignan a vivir en condiciones penosas en una reserva sobresaturada. En la de Dourados más de 15.000 personas de las etnias guaraní y terena se concentran en 30 km2. Demasiado poco terreno para poder vivir de la agricultura, la caza y la pesca.

Según Navi Pillay, alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, “los indígenas no se benefician del progreso económico de Brasil”. Lo dijo hace diez años y, si desde entonces la situación se había agravado, la presidencia del ultraderechista Jair Bolsonaro hace temer lo peor. Un refrán guaraní dice: “La tierra es la vida”. Pero sin tierra, ¿qué les queda?

Los etnógrafos denuncian que una “epidemia de más de medio millar de suicidios” ha zarandeado esta comunidad desde 1986, aunque esa es sólo la punta del iceberg y las muertes podrían ser muchas más. Así opina, por ejemplo, el antropólogo Marcos Ferreira Lima. Este experto ha realizado un estudio sobre los kaiowá, a petición de la fiscalía.
‘Graves tensiones’
Sicarios contra indígenas

Matones a sueldo contratados por grandes hacendados y ganaderos expulsan a los indígenas de sus tierras comunales y de sus zonas de caza y pesca.

Las conclusiones del documento no han servido de nada por el momento. El escrito, que forma parte de un amplio informe entregado a la ONU por Survival Internacional, sostiene que “no resulta exagerado hablar de genocidio”. La propia ONU admite “graves tensiones entre los pueblos indígenas y los ocupantes de sus tierras”. 

Graves tensiones es un eufemismo que oculta crímenes y amenazas de los matones contratados por los hacendados. Los guaraníes han tenido que abandonar sus casas ante la tala y la quema de sus bosques. Los incendios intencionados, no sólo en Mato Grosso, se han convertido en una herramienta eficaz en manos de los latifundistas para expulsar a los indígenas.  

La deforestación se ha visto acelerada por el enorme crecimiento de las propiedades de los terratenientes, así como por el impacto de la ganadería y la agricultura intensivas. Plantaciones de soja y de caña de azúcar, destinadas sobre todo al emergente mercado de los biocombustibles, han invadido las antiguas zonas de caza y tierras comunales indígenas. Muchos de estos cultivos abarcan hasta donde llega la vista.

Pero nadie abandona su hogar porque sí ni cede sus bosques sin más. Sicarios a sueldo les han obligado a irse. Y quienes no se van, ya saben a qué se arriesgan: el último asesinato de un líder indígena se produjo el día 2, supuestamente a manos de madereros en el estado de Maranhão. Y, por cruel que parezca, estos crímenes no siempre reciben la atención que merecen.

Según Survival Internacional, “incontables guaraníes” han sido asesinados en las retomadas , cuando han intentado recuperar una pequeña parcela de sus tierras ancestrales. Una de los pocas muertes que traspasó las fronteras de Brasil fue la del guaraní Marcos Verón, de los kaiowá de Takuára, o Taquara, un municipio del estado de Rio Grande do Sul. Días antes de su ejecución, este dirigente aborigen dijo una palabras proféticas.

“Esto que ves aquí es mi vida, mi alma. Si me separas de mi tierra, me quitas la vida”, explicó Marcos Verón. Desde su muerte, se han lamentado muchas más sin que hayan tenido el eco que se merecían. La desaparición del hábitat de los orangutanes en Indonesia y Malasia suele suscitar más denuncias que el robo de estas tierras. Incluso una agencia gubernamental como la Fundação Nacional do Índio considera inaceptables las “precarias condiciones de vida” de los aborígenes.

No es un problema exclusivo de Brasil o de Mato Grosso do Sul. Pero el drama ha llegado a unos extremos en este estado brasileño aún no alcanzados en otros países o en Río de Janeiro, São Paulo, Santa Catarina, Rio Grande do Sul, Espírito Santo y Paraná, que también tienen una fuerte presencia guaraní. La Constitución de Brasil garantiza en teoría “la organización social, idiomas, credos y tradiciones de los indios, así como sus tierras”.

La realidad se empeña en demostrar que esas promesas son papel mojado. La erosión de la identidad cultural aborigen afecta a todo el continente, desde los inuit de Alaska hasta los selk’nam de Chile, pero el caso de los guaraníes es más doloroso porque la tierra sin mal de sus ancestros estaba aquí, no en el más allá. Y debe ser difícil creer en el paraíso si se deja todo atrás para vivir con miedo, hambre y asco junto a una carretera, lejos del bosque.

Fuente: La Vanguardia


miércoles, 20 de noviembre de 2019

Comienza Foro Mundial de Agroecología en Cuba

El evento es organizado por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y tiene como objetivo fomentar el intercambio de  conocimientos sobre la producción de alimentos mediante prácticas agroecológicas.
El VII Encuentro Internacional de Agroecología, Agricultura Sostenible y Cooperativismo comenzó este lunes con la participación de más de 300 delegados de 26 países en la provincia occidental de Artemisa a unos 65 kilómetros al suroeste de La Habana, capital de Cuba.

El evento es organizado por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y tiene como objetivo fomentar el intercambio de conocimientos sobre la producción de alimentos mediante prácticas agroecológicas.

Se desarrollará en el Centro Integral Niceto Pérez en la localidad artemiseña de Güira de Melena. El programa de actividades incluye recorridos por fincas y cooperativas de Artemisa, Mayabeque y La Habana, donde expondrán avances en agroecología, agricultura sostenible y cooperativismo en la Isla.

Funcionarios de Relaciones Internacionales de la ANAP, afirman que las delegaciones más grandes provienen de Estados Unidos (EE.UU.) y Puerto Rico con 40 y 20 delegados respectivamente.

Durante la apertura del encuentro internacional, el miembro del Buró Nacional de la ANAP, Yoel Palmero destacó el papel de la agroecología como fuente para la solución de los problemas alimentarios y de mitigación de los efectos del cambio climáticos específicamente la erosión de los suelos.

Actualmente, Cuba mantiene un nuevo programa conjunto hasta el 2025 entre el Ministerio de la Agricultura (MINAG),  la Unión Europea, y el acompañamiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación, la Agricultura (FAO) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para apoyar el desarrollo de sistemas alimentarios resilientes y sostenibles mediante el incremento de la producción de alimentos diversos y sanos.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Declaratoria del III Congreso Venezolano de Agroecología

A pocos minutos de la clausura de este maravilloso encuentro, el III Congreso Venezolano de Agroecología realizado en los espacios de la Universidad Experimental de las Artes (UNEARTE), en la ciudad de Caracas, cuna del padre Bolívar, del 17 al 19 de octubre 2019, las y los participantes de diversas organizaciones y colectivos vinculados a la agroecología provenientes de dieciocho estados del país, declaramos:
1. Manifestamos nuestro repudio a los ataques injerencistas imperiales sobre el territorio nacional con el brutal bloqueo económico, un asedio que permanece desde que decidimos por elecciones y apegados a nuestra historia libertaria buscar nuevos caminos como matria. Al mismo tiempo que nos solidarizamos con los Pueblos de nuestros países hermanos de Ecuador, Brasil, Colombia, Haití y Chile que hoy confrontan a sus Gobiernos al exponerlos a implacables paquetes neoliberales que transgreden las condiciones mínimas para garantizar el derecho a la vida. Nos solidarizamos con sus luchas!

2. Que aún en estos momentos críticos, bajo la implacable injerencia del enemigo histórico manifestado como el capitalismo y una de sus formas, las corporaciones multinacionales, la agroecología como acervo de saberes, sabores y haceres, ha demostrado ser la manera en que los pueblos han logrado confrontar sus ataques e intenciones de dominio, y que al contrario nos hace virar y mirar que somos poderosos en creatividad y capacidad de ampliar nuestros horizontes, eso que Aníbal Nazoa expresaba en su luminoso credo “creo en los poderes creadores del Pueblo”. La agroecología es creación para la vida, es territorio vivo y colorido para la acción y la esperanza.

3. Que, la confluencia espontánea de diversas organizaciones y colectivos, integrados por mujeres y hombres, campesin@s, agrourban@s, productor@s, inventor@s, cociner@s, estudiantes, técnic@s, académic@s y demás protagonistas de los sistemas alimentarios territoriales provenientes de diversas partes del país. Que bajo difíciles condiciones (casi sin recursos materiales) lograron estar y participar en una construcción viva y profunda de experiencias, sentires y aprendizajes, nos indica la presencia de un rico mosaico de movimientos agroecológicos que habitan y se enraízan en los territorios, tienen identidad diversa, tienen sangre y hueso, están y no se irán. La agroecología en Venezuela es cuerpo en pleno y gozoso movimiento.

4. Que, reconocemos y celebramos a nuestr@s Maestr@s Pueblos, promotores históricos, que nos enseñan pacientemente con sus prácticas y saberes que sí es posible reconectarnos más allá de lo material también espiritualmente con la Madre Tierra y con ello, otra manera de tejer territorios, que es la arcilla noble para crear otros sistemas alimentarios soberanos y populares. Donde es necesario ruralizar simbólica y fácticamente la ciudad. En Venezuela se manifiestan agroecologías desde los márgenes, que se contrasta con esa agroecología que trata de imponerse desde los sistemas de poder mundial y que muchas veces al ser tecnocrática y reduccionista favorece a las grandes corporaciones agroalimentarias. La agroecología en Venezuela es un poder, un poder popular para hacer y sentir; y que se dispersa raizalmente, un poder para la vida.

5. Que, es necesario cohesionarNOS en clave descolonizadora, capaz, efectiva y sentipensante para tejer las “hojas de ruta” capaces de respaldar desde la dimensión agroecológica, re-conectarnos entre territorios, respetando formas, maneras, identidades, pero con un horizonte claro, construir una red de redes (u otra forma de organización que decida la plenaria), en fin de avanzar hacia la consolidación de una constelación de nuevas posibilidades conectados desde haceres productivos, formativos y comunicativos. Un espacio donde las diversas visiones, enfoques, praxis y ecomilitancias debemos ordenarlas de manera plural e inclusiva sin erosionar de manera directa o indirecta lo ya alcanzado histórica y geoculturalmente. La agroecología en Venezuela se conecta y se hace masa para compartir, para crecer, para ser!

6. Que, es necesario no perder de vista la dimensión de la transición que como comunidades de aprendizaje, como movimiento agroecológico nacional y como pueblo a consolidar para no “satanizar” a nuestr@s herman@s, que en sus espacios de producción hagan uso de agrotóxicos ya que existe una explicación histórica que es capaz de revelar el porqué de estas duras contradicciones donde el sistema capitalista ejerce con mayor brío su influencia. Esto es vital asumirlo como desafío pedagógico alfabetizador. La agroecología se comparte y dialoga!

7. Que todas las organizaciones agroecológica que participan en este encuentro nacional, se comprometen a participar y asumir las acciones concretas acordadas en las mesas de trabajos que fue la corazón de este congreso. Con alcances desde el ámbito local hasta el nacional pasando por todos los niveles existentes y desde lo nacional se debe articular con el ámbito internacional. La agroecología en Venezuela se manifiesta en este encuentro como un florecimiento masivo, cargado de un poderoso sentir simbólico y material, que sin duda, promoverá las reconexiones y confluencias necesarias por una territorialización de la agroecología, por una soberanía alimentaria popular y autónoma!
HAGAMOS REAL ESTA JUNTURA, LA JUNTURA POR LA VIDA, LA JUNTURA AGROECOLÓGICA
¡POR LAS AGROECOLOGÍAS POPULARES! POR LA SOBERANÍA ALIMENTARIA DE LOS PUEBLOS

viernes, 1 de noviembre de 2019

La agroecología te abraza, no te desplaza


- Foto de Oscar De la Vega.
En la mañana del martes 29 de octubre, en el marco de una serie de actividades propuestas por la Fundación Rosa de Luxemburgo con motivo de la inauguración de su nueva casa de la oficina Cono Sur, se realizó una recorrida por las experiencias agroecológicas de la Unión de Trabajadorxs de la Tierra (UTT).

Para abordar la temática de la producción de alimentos y mostrar que alimentarse no solamente es comer se propuso un recorrido que se inició por el último eslabón de la cadena de producción de alimentos: la comercialización. Así fue que la mañana del martes comenzó desde temprano en el almacén de la UTT, situado en el barrio de Almagro, con un desayuno  rodeado de las frutas, hortalizas y productos de la tierra de origen regional y cooperativo. Degustar lo que se produce de manera agroecológica, para empezar a pensar en los alimentos que consumimos.
Uno de los trabajadores de la UTT contó sobre la experiencia de organización y comercialización que les permite ir construyendo un precio más justo para el productor y el consumidor. Allí se generó un diálogo con las y los asistentes en donde se explico cómo es posible acceder a verduras y hortalizas frescas y escapar al ciclo de intermediación que, además de integrar la cadena de valor y abuso sobre las y los pequeños productores, incide en otros valores como el nutricional, el sabor y la frescura de los productos que consumimos. Un mate con yerba orgánica, frutas secas de Mendoza, frutas frescas de la quinta, quesos y dulces producidos por cooperativas fueron parte del menú.

Con la tierra aún húmeda llegamos hasta la localidad de El Pato, conurbano bonaerense, donde algunas de las familias de pequeños productores y productoras trabajan la tierra para producir hortalizas y flores de corte.  Bernardo Castillo nos recibió en su quinta contando que “teníamos acá una hectárea de donde nació la agroecología y se convirtió en bandera de lucha a nivel nacional”.

La UTT está compuesta por unas 16 mil familias en todo el país, que no solamente son productoras de hortalizas y flores, sino también de chanchos, leche y huevos. En asamblea se discute y se acuerda cómo y qué cosechar y a qué precio vender,  sin que esté afectado por las oscilaciones del mercado que perjudican tanto al productor como al consumidor.
Es la confianza en la naturaleza
Bernardo comenzó con la producción de floricultura por la cercanía del Mercado de Flores de Abasto y luego se diversificó con las hortalizas. Es decir, con todos los productos de la tierra que no son frutas: acelga, zanahoria, verdeo, achicoria, papa, frutilla, alcauciles, entre otras.

“Trabajamos con la biodiversidad y de una manera agroecológica, que es la única forma de lograr una cosecha segura. Es la confianza en la naturaleza lo que me vale a mí: yo planto lo que la naturaleza me lo va a dar. Es una esperanza para adelante”, agregó Bernardo. Además explicó que la diversidad les asegura la cosecha porque no se dedican a un solo producto.

Qué quiere decir Agroecología

“Por producir agroecológicamente se gana más”, afirma uno de los trabajadores. El Cotepo, Consultorio Técnico Popular, es desde donde se implementan estas prácticas agroecológicas. “Se van formando con el método cubano, de campesino a campesino. Aprender y transmitir lo aprendido a otros compañeros, la solidaridad como herramienta de aprendizaje y de construcción”, explicaron desde el Cotepo. “Pero además es un modo de recuperar nuestros saberes, como producían nuestros padres y abuelos que no necesitaban químicos para producir, y luego devolvemos lo que aprendemos y lo compartimos con otro”, agregaron.
En esa misma línea, una de las trabajadoras de la UTT aseguró que “la agroecología te abraza no te desplaza.  Tenemos una red a nivel nacional, damos cursos, recibimos compañeros de todas las regiones. Nuestros insumos son baratísimos en relación a lo que se comercializa en el mercado. Las productoras hablan de la tierra, de curarla para que sus hijos e hijas y lxs nuestrxs puedan comer sanamente y no envenenarse”.
Luchas por el territorio
La lucha no solo es por el acceso a la tierra, una histórica reivindicación de quienes la trabajan. También implica cuidarla para que produzca alimentos sanos en las mejores condiciones para las y los trabajadores y sus familias y, también, para lxs consumidores.  “La tierra es un ser vivo, es como un enfermo al que hay que curar. Es una relación de respeto”, explicó uno de los productores respecto a la remediación de la tierra afectada por el uso de agroquímicos. “Para curar la tierra los insumos están en la misma quinta”. Por eso tienen un “kiosco”, donde se almacenan los bioinsumos naturales que ellas y ellos mismos producen recuperando saberes que traen de sus tierras.  En ese kiosco se encuentran los preparados naturales para cuidar la tierra y producir en condiciones de cuidado: remediaciones, caldos minerales, fertilizantes naturales, purinas, tinturas madres.

Por su parte, los circuitos de distribución y comercialización no solamente permiten un precio más justo para productorxs y consumidorxs, sino que además les permite producir pensando que tienen asegurada la comercialización de sus productos. Mercados populares, bolsones, venta directa, ferias y almacenes son algunos de los recursos que se fueron inventando para escapar a la avaricia y el abuso de las intermediaciones y las corporaciones y lograr una forma de comercio justo.
Mujeres de la tierra
Las trabajadoras de la tierra levantan su voz para contar que “la mujer también tiene que decidir, porque antes solo era el varón el que decidía”. Ellas también han dejado de estar en el anonimato, salieron del silencio y visibilizaron la cantidad de tareas y responsabilidades que asumen cotidianamente, producto del rol que el patriarcado les impuso. Es por eso que decidieron crear una Secretaría de Género.
Las madres trabajadoras de la tierra también son las que dan de comer, las que se ocupan de educar a sus hijos e hijas, las que bregan para que “puedan comer sanamente y que la agroecología es vida y salud para todos”, explicó Zulma, una de las trabajadoras. Organizaron también un jardín comunitario “para que nuestras compañeras puedan trabajar y que los niños estén seguros y coman bien”.

Las mujeres en el campo no están exentas de las diferentes formas de violencia de género, como lo es la violencia económica y necesitan que sus hijas e hijos estén cuidados para poder salir a trabajar. Frente a estas situaciones además fueron creando una escuela de remedios naturales, donde las mujeres recuperan y comparten saberes y así aprenden a curarse. Encontraron además una fuente de trabajo con la venta de tinturas madres y remedios naturales, porque “la tierra te da todo para curarte”, afirmó Zulma.

Son ellas también las que pusieron en evidencia las necesidades que afectan a niñas y niños del sector con las faltas de vacantes en las escuelas para las y los hijos que intentan acceder a las escuelas medias, por lo que “sueñan con crear escuelas rurales” para cubrir estas necesidades.  Hombres y mujeres van aprendiendo a compartir tareas y responsabilidades, mientras ponen en evidencia la disparidad de responsabilidades y la ausencia de las mujeres en la toma de decisiones.

El hermoso día de caminar al sol, tocar las plantas, reconocerlas, escuchar a las y los trabajadores que tienen una relación de trabajo y amor por la tierra, finalizó con un almuerzo con sus productos y comidas bolivianas, de donde son originarios buena parte de quienes producen lo que nos da de comer.
Un campo de disputa
Nahuel Levaggi, coordinador nacional de la UTT, y Diego Montón, referente del Movimiento Nacional Campesino e Indígena (MNCI) –  Vía Campesina de Mendoza, estuvieron a cargo del cierre de la actividad.

Levaggi, explicó que la lucha reivindicativa fue el inicio de la organización que demandaba al Estado mejorar la calidad de vida de las y los productores familiares  y el acceso a la tierra para quien la trabaja. Le siguieron otras luchas que se fueron construyendo en el camino. Se propusieron visibilizar al sujeto social que produce lo que se consume, sus condiciones de vida y el abuso de los circuitos de intermediación a los que son sometidos, con acciones concretas como los Verdurazos, que además permitió poner en primer plano el hambre de miles de personas que se acercaban. Una acción que se sostuvo durante los cuatro años del macrismo. Tal como lo relató el coordinador de la UTT, “esto permitió ir construyendo alianzas con el pueblo y poner en evidencia ese otro campo lejos del imaginario del campo y la tradicional oligarquía rural más vinculada al Agronegocio, los pooles de siembra y los negocios financieros, para poder construir otro modelo de campo vinculado a la necesidad de construir nuestra soberanía alimentaria”. Una síntesis que también incluye un hito como fue el Primer Foro Agrario Nacional de este año en el que se construyó un Programa Agrario frente a la imposibilidad de proponer la reforma agraria de manera directa.

Levaggi fue preciso al destacar que “el eje de la discusión hoy son los alimentos y a través de eso uno puede interpelar al conjunto de la sociedad. Ese es el eje desde donde discutir el modelo, la matriz productiva, la matriz de comercialización, el modelo agrotóxico, la matriz energética. Eso que une a todos y todas y que entendemos es una de las herramientas para plantear el modelo alternativo”.

Diego Montón, del MNCI, llegado de Mendoza, también pudo trazar una breve semblanza de la historia de una clase ganadera que construyo una cultura dominante basada en el exterminio de indígenas y negrxs que impuso un modelo de consumo alimentario basado en la harina de trigo y la carne de vaca, al tiempo que se fueron destruyendo patrones alimentarios nacionales. “Somos de los países que menos frutas y hortalizas consume, donde se impuso el consumo de la leche de vaca y donde la malnutrición es una impronta cultural”, explicaba.
También aludió a la promulgación de la Declaración de los derechos de campesinos y campesinas que fue aprobada en la ONU a fines del año pasado y que en términos concretos implica obligaciones de los Estados para asegurar efectivamente el acceso a derechos básicos que todavía no habían sido reconocidos.  Puntualizó además sobre algunas cuestiones ligadas al modelo productivo, donde la crisis climática parece tener un papel importante en la crisis alimentaria, junto a la desocupación ligada al campo.

Montón afirmo que “el desafío es politizar la discusión en torno a la alimentación”, en una coyuntura que reconoce en el Congreso Nacional la emergencia alimentaria, que condena a miles de personas al hambre y en donde juega un importante papel la definición de la soberanía alimentaria, “que tiene que ser con el protagonismo activo de las organizaciones del sector campesino e indígena”.

- Fotos de Oscar De la Vega.
Fuente: Marcha

II Lugar Premio de Periodismo “Dr. Manuel Palacio Fajardo” 2016

Desde el 06012014 - 4:35 p.m.