Los pescadores se acercan a la orilla
con sus lanchas después de una extenuada faena. Son como las 2 de la
madrugada. Una especie de comité de bienvenida los aguarda, son decenas
de niños y adolescentes entre edades de 6 a 16 años.
Realmente a quien esperan es a los
camarones y pequeños peces que traen esas embarcaciones. En el trance de
sacar la carga de la lancha hasta pesarla, todo lo que caigan al suelo
es de ellos.
Es una tradición entre los pescadores
que va de generación en generación: “eso los pescadores no se lo
discuten a los niños”, ellos igual cuando fueron niños lo hacían. Los
llaman los “picoteros”, un símil para describir el acto de picotear la
carga de los pescadores que hacen las gaviotas. En este caso, es como
cuando rompen las piñatas y los niños se lanzan al suelo a buscar los
caramelos y jugueticos, solo que aquí los pequeños tesoros vienen del
mar.
Pueden llegar a recoger hasta 2 kilos de
camarones, en cada llegada de las lanchas (la otra llegada se hace
aproximadamente como a las 5 am), que luego revenden ahí mismo. También
“limpian” las lanchas ante posibles camarones, peces o cangrejos
extraviados.
La gran mayoría de esos niños terminan
acostándose cerca de las 6 de la mañana y apresuradamente se despiertan
cerca del mediodía para tratar de ir a la escuela en el turno de la
tarde, pero el mismo cansancio los vence y terminan engrosando la
inmensa lista de la deserción escolar de esos pueblos de pescadores.
Esas condiciones particulares, por su propia cultura, exige un
tratamiento distinto para su educación, se les debe tratar como “niños
especiales”.
La
Estación Biológica “Pueblos de Agua”, mancomunidad creada por la
Fundación Azul Ambientalistas, el Instituto de Investigaciones
Científicas de Venezuela – Región Zulia y el Centro de Educación Popular
“Jesús Rosario Ortega”, ha iniciado en la comunidad de Capitán Chico en
el pueblo de Santa Rosa de Agua, al Occidente del país, un programa de
re-inserción de los hijos de pescadores al Sistema Escolar, a través de
la creación de una Ecoaula de Nivelación, que pretende llevar a los
niños según su edad al año escolar que le correspondiese.
Con un horario especial de sesiones no
mayor de 45 minutos, de manera individualizada y entretenida, se busca
fortalecer las debilidades cognoscitivas y prepararlos para llevarlos a
la educación secundaria. Por cierto, los mesones y sillas de dicha aula,
son hechos por la propia comunidad con material reciclado.
Enviado por: Lenin Cardozo, ambientalista venezolano
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