martes, 9 de septiembre de 2014

El Konuko Forma de Vida eco-socialista para contribuir a salvar el planeta

Por: Víctor Peralta
Retomando la filosofía de vida del Konuko, como un modelo productivo en pequeñas áreas de tierra familiar, con amplia diversidad de especies de plantas y animales, caracterizado por su producción primaria para el autoconsumo, a su vez  una situación antagónica con otros sistemas de producción que se caracterizan por ser de altas dependencias en insumos y mano de obra. El Konuko se convierte en estos tiempos de producción de alimentos bajo la lógica del capital, en una vía fundamental para la liberación de las familias que trabajan la tierra y la salvación del planeta.

Sin embargo este no puede ser cualquier Konuko, pues esta lógica del capital por intermedio del agronegocio desvirtúo los principios de la producción konukera pues introdujeron todos sus productos para la muerte, con la promesa de mayor producción con menos trabajo, por ello nos referimos a un modelo de creación eco-socialista que garantice el uso racional de los recursos naturales.

En tal sentido debemos ir a nuestras raíces aborígenes y recrear esa forma de trabajo en armonía con el patrimonio natural, respetando los ciclos de la naturaleza, utilizando lo que esta nos provee para la vida de todas las especies que habitamos el planeta, para ello es primordial unificar y solidificar a los grupos familiares, puesto que todos juntos aportaran su esfuerzo de cara al éxito de la producción de alimentos de forma sustentable; lo que sería un duro golpe a las siembras monoproductivas caracterizadas por dispersar al grupo y fragmentar la unidad familiar, con el objetivo diabólico de consolidar el sistema de dominación neoliberal al que tienen sometido a los agricultores.

El Konuko con Visión Agroecológica se constituye en un espacio fundamental para el amor y el rescate de los valores, en fin para la constitución de la espiritualidad necesaria para poder comprender que los seres humanos no somos los dueños del planeta y que tampoco somos los únicos con derecho a vivir en él, en desmedro no solo de los otros seres vivos, mucho peor de nosotros mismos, lo que ha llevado a las consecuencias casi irreversibles del reclamo de la naturaleza ante las múltiples actividades antrópicas que la afectan y que tenemos la desfachatez de llamar problemas ambientales.

Las familias konukeras abandonan esa fase que caracteriza a los agricultores de ser productores de lo que no comen, para producir el dinero con el cual intentan adquirir lo que les gusta comer. En tal sentido si visitamos la casa de cualquier familia que viva de la agricultura, nos daremos cuenta como alrededor de la misma en el mejor de los casos existe solo vegetación espontanea, y que las áreas sembradas son solo de monocultivo, el cual al obtener la cosecha la venden en su totalidad, no llegando a ser raros casos como productores de solo por decir algo, caraotas que a los pocos días de haber vendido el esfuerzo de su trabajo le toca comprar caraota para alimentarse y lo más triste a un precio mayor al que la vendió, es a esto lo que nos ha llevado esa lógica del capitalismo.

Al rescatar la forma de vida konukera, estaremos trayendo de vuelta los espacios cercanos a las casas con amplia diversidad de cultivos, garantizando así el alimento de nuestras familias, comeremos nuestros sancochos sin tener que comprar nada en el mercado, criaremos nuestros animales sin someterlos al estrés de la forma de producción convencional, se restablecerá el agro ecosistema y mejora la biodiversidad y con ella la propia naturaleza, pues estaremos trabajando para hacer vida y no para la muerte, romperemos las cadenas de dominación del agronegocio, produciendo nuestra propia semilla, abonos y otros elementos necesario para la producción agroecológica. 

Resurgirá cuan ave fénix, algo tan espiritual como el trueke, el cual complementara lo que no tengamos al momento, pero que las familias konukeras cercanas si, en fin estaremos haciendo eco socialismo, y garantizando que un amplio grupo de personas resuelvan su situación de seguridad alimentaria, e incluso los excedentes se podrían llevar a otras familias que no viven de la agricultura y que también tienen derecho a vivir bien y que no les vendan el alimento como una vulgar mercancía, en fin estriamos contribuyendo así a la salvación de la Pacha Mama.  

 Víctor Peralta
Imagenes del Konuko Visión Agrecológica


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