lunes, 17 de junio de 2019

Las características agroecológicas de las estrategias agrícolas indígenas

Durante siglos, los agricultores tradicionales de los países en desarrollo han creado y/o heredado sistemas agrícolas complejos adaptados a las condiciones locales. Esto permitió que millones de pequeños agricultores manejen de manera sostenible ambientes hostiles, satisfagan sus necesidades alimentarias y mantengan la integridad de los recursos naturales.

Sistemas adaptados al medio ambiente

Rendimientos sostenibles

En la agricultura de los campesinos de América Latina, la persistencia de más de tres millones de hectáreas bajo manejo tradicional en forma de terrenos elevados, terrazas, policultivos y sistemas agroforestales destaca el éxito que tuvieron las estrategias indígenas y constituye un tributo a la creatividad de los agricultores tradicionales. Estos microcosmos de agricultura tradicional ofrecen modelos promisorios para otras áreas porque promueven la biodiversidad, se desarrollan sin agroquímicos y sostienen rendimientos durante todo el año.

Un ejemplo son los chinampas de México que a mediados de los años 50 obtuvieron rendimientos de 3,5 y 6,3 toneladas por hectárea. En esa época, eran los más altos rendimientos estables del país. Comparativamente, el promedio de los rendimientos de maíz en los Estados Unidos en 1955 era de 2,6 toneladas por hectárea y no superó las 4 toneladas por hectárea hasta 1965. Sanders (1957) estimó que cada hectárea de chinampa podía producir el alimento suficiente para 15-20 personas por año en los niveles de subsistencia modernos. Los estudios más recientes indican que cada chinampero puede trabajar tres cuartos de hectárea de chinampa por año, lo que significa que cada agricultor puede mantener entre 12 y 15 personas.

Los sistemas campesinos en su mayoría son productivos a pesar del bajo uso de insumos químicos y en general la mano de obra agrícola obtiene un buen beneficio por unidad de insumo. El rendimiento de la energía de mano de obra que se gasta en una granja de maíz maya típica es suficientemente alto como para asegurar la continuidad del sistema actual. Para cultivar una hectárea de tierra, que en general produce 4 230 692 calorías, se requiere unas 395 horas; de esta manera, el trabajo de una hora produce aproximadamente 10 700 calorías. Una familia de tres adultos y siete niños consumen alrededor de 4 830 000 calorías de maíz por año, con lo cual una hectárea aporta los alimentos para una familia tipo de 5 o 7 personas.
Los sistemas campesinos en su mayoría son productivos a pesar del bajo uso de insumos químicos y en general la mano de obra agrícola obtiene un buen beneficio por unidad de insumo.
Rendimiento del trabajo

En estos sistemas también se dan índices de rendimiento favorables entre insumos y productos en términos de energía. En las laderas mexicanas, el rendimiento de maíz en los sistemas que dependen del trabajo manual es de 1 940 kg por hectárea aproximadamente y el coeficiente de insumo-producto es 11: 1. En Guatemala, los sistemas similares rinden unos 1 066 kg por hectárea de maíz, con un coeficiente de eficiencia de la energía de 4,84. El rendimiento por semilla plantada varía de 130 a 200. Cuando se utiliza tracción animal, no necesariamente aumenta el rendimiento pero la eficiencia de la energía baja a valores que oscilan entre 3,11 a 4,34. Cuando se usan fertilizantes y otros agroquímicos, los rendimientos pueden aumentar de 5 a 7 por hectárea, pero los coeficientes de energía son más ineficientes (menos de 2,5). La mayoría de los campesinos, sin embargo, son pobres y en general no tienen los recursos para comprar esos insumos, a menos que los agroquímicos estén subsidiados o consigan créditos.

Flujos de nutrientes equilibrados

La mayor parte de la producción de los productos básicos en las zonas tropicales de América Latina se realiza en policultivos. Más del 40 por ciento de la producción de mandioca, el 60 por ciento del maíz y el 80 por ciento de los frijoles se cultiva de manera combinada entre sí o con otros cultivos. Por medio de la plantación intercalada, los agricultores cumplen simultáneamente con varios objetivos de producción y conservación. De esta manera, con cultivos mixtos, aprovechan la capacidad que tienen los sistemas agrícolas de volver a utilizar sus propios nutrientes almacenados y la tendencia de algunos cultivos de enriquecer el suelo con materia orgánica.

En África, la mayoría de los pequeños agricultores practican una u otra forma de cultivo alternado. Estos sistemas, mejorados a lo largo de los siglos, permitieron que los agricultores respondieran a los desafíos impuestos por sus entornos físicos y socioculturales. El sistema alternado, que implica que los cultivadores se desplazaran de un sitio a otro en búsqueda de selva virgen, se pudo sostener dada la existencia de tierras suficientes y una presión demográfica baja. El sistema de reposos rotativos es una variación muy usada en todas las regiones ecológicas de África subsahariana. Es un sistema extensivo de producción alimentaria en el que se despeja e incendia la selva natural, la selva secundaria o las zonas boscosas. Los agricultores seleccionan cuidadosamente los sitios, por medio de plantas guías que indican el crecimiento y la biomasa vegetal, que una vez incendiadas pueden producir cenizas con el mejor rendimiento químico. Los desmontes temporales se cultivan hasta que el rendimiento de los cultivos empieza a declinar, (en general 2 ó 3 temporadas de crecimiento), luego se abandona la tierra para que crezca un bosque o arbustos durante un período de 4 a 20 años. Durante este tiempo de reposo, la fertilidad del suelo se regenera y disminuyen los problemas de plagas y malezas. Sin embargo, este sistema no cumple sus funciones regenerativas cuando el tiempo de reposo queda reducido por razones de presión demográfica.

Control de plagas y enfermedades

Al plantar simultáneamente varios cultivos, la cantidad de predadores y parásitos puede aumentar, lo que evita a su vez la formación de plagas, y de esa manera se reduce la necesidad de usar insecticidas químicos caros y peligrosos (ver el Capítulo 2). Por ejemplo, en las llanuras tropicales, los policultivos de maíz-frijoles-calabaza sufren menos ataques de orugas, salta hojas -Homoptera Cicadellidae- y piojillos que los monocultivos similares, ya que esos sistemas albergan mayor cantidad de avispas parásitas.

F/ FAO

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II Lugar Premio de Periodismo “Dr. Manuel Palacio Fajardo” 2016

Desde el 06012014 - 4:35 p.m.