Tan pronto se sale de la estación del Metro Bellas Artes, sobre la
Avenida México de Caracas, libreros y puestos de artesanos colindan con
una de las experiencias urbanas de cultivo más grandes de la ciudad: los
Cultivos Organopónicos Bolívar I.
Allí se trabaja de lunes a viernes, bajo la luz del sol prácticamente
omnipresente en la capital desde las 7 de la mañana hasta las 6 de la
tarde, para sembrar lechuga, espinaca, cilantro, apio españa, cebollín,
ajoporro, rábano, zanahoria, repollo, vainitas y plantas medicinales
como menta, toronjil, malojillo, orégano orejón y albahaca.
Desde 2004 un grupo de ocho productores urbanos y periurbanos
cultivan en 150 canteros alimentos libres de agroquímicos y
fertilizantes, expendidos luego en el kiosco aledaño a los cultivos,
gracias al apoyo de diversos organismos del Estado venezolano que se han
encargado de la asesoría técnica, así como de la entrega de implementos
e insumos.
Rafel Díaz tiene siete años trabajando en los Cultivos Organopónicos
Bolívar I y relata que es el uso de agua y fertilizante natural lo que
diferencia un cultivo organopónico de uno industrial. Esta diferencia
técnica no sólo lo hace más sano - dice- sino que también contribuye al
reciclaje de las plantas ya descompuestas (en forma de abono) y al
abaratamiento del costo de producción y, en consecuencia, de
distribución. De su trabajo le gusta la posibilidad que le ofrece de
aplicar el saber hacer agrícola que su infancia y juventud en el estado
Trujillo le dejaron como herencia.
Y es que la agricultura urbana y periurbana surge con la finalidad de
aprovechar los espacios ociosos dentro de las ciudades para la
producción de cultivos hortícolas, frutales, medicinales y ornamentales a
pequeña escala, a fin de promover el autoabastecimiento y la micro
economía familiar y comunitaria.
En el punto de venta - abierto al público desde las 8:30 hasta las
3:30 de la tarde - los consumidores pueden adquirir legumbres y
hortalizas a precios entre los 5 y 15 bolívares por kilo. El promedio
diario de ventas – informa su encargada, Carolina Ruiz – es de 90
kilogramos por día. Así, agrega esta trabajadora capacitada por el
Ciara, se contribuye a fomentar una línea estratégica planteada por el
Estado venezolano: fomentar la soberanía alimentaria al hacer de las
comunidades productores, distribuidores y consumidores de un producto
sano y de calidad.
Ese es el compromiso de Ángel Márquez, técnico en Producción
Agrolimentaria, quien llegó al cultivo hace cuatro años para hacer las
pasantías de su carrera. "Todos los días estamos sembrando algo,
sembramos, cultivamos, vamos desocupando y vamos sembrando. Lo que
hacemos para tener un control biológico de plagas de manera artesanal es
colocar en los bordes de los canteros plantas que expiden fuertes
olores, como la albahaca y el orégano, por ejemplo, y eso espanta a los
insectos, no utilizamos fertilizantes, sino sabiduría agrícola. Por eso
usted ve un repollo inmenso en el supermercado, porque le agregan
químicos para que crezca, aquí puede encontrar uno más pequeño pero
evidentemente mucho más natural; ese es nuestro compromiso: entregar un
producto de alta calidad y sano al público".
De acuerdo a información suministrada por el Ministerio de
Agricultura y Tierras (MAT), los productores urbanos pueden cultivar
alimentos en huertos comunitarios, que son aquellos pequeños espacios
ociosos recuperados, que mejoran el paisajismo e incorporan a todos los
integrantes de la comunidad.
El cultivo está abierto para aquellos estudiantes, cooperativas,
comunidades organizadas y voluntarios que deseen aprender sobre la
siembra de alimentos en la ciudad; también los viveros comunitarios
respaldados por la Misión Árbol, y es que en Caracas todo está puesto
para que todos echemos nuestras manos a la siembra.
AVN - 10/01/2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario