Desde 1973, el 5 de junio de cada año se celebra el Día Mundial del Ambiente
que fue establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas, en su
Resolución (XXVII) del 15 de diciembre de 1972 con la que se dio inicio a
la Conferencia de Estocolmo, Suecia, cuyo tema central fue el Ambiente.
Ese mismo día, la Asamblea General de la ONU aprobó la creación del
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Las sociedades, a lo largo de la historia de la humanidad, han tenido
una relación muy estrecha con el medio. Una relación de doble sentido:
las personas influyen en el entorno y éste condiciona a su vez su modo
de vida. En las últimas décadas, la intervención humana sobre el medio
se ha acelerado extraordinariamente. El efecto invernadero, el agujero
en la capa de ozono, la desertización, el agotamiento de los recursos,
la pobreza, el reparto injusto de la riqueza, la desigualdad en las
relaciones entre los pueblos…Son sólo algunos de los graves problemas
que amenazan o hacen inviable, para muchas personas, el disfrute de una
vida digna.
Estos problemas son resultado de acciones concretas, de contaminación,
de aprovechamiento excesivo o descuidado, de construcción...,
determinadas por los modelos de producción y consumo y por los hábitos
de vida, especialmente los de la sociedad occidental. Resolver los
problemas ambientales o, mejor aún, prevenirlos, implica la necesidad de
ir cambiando tales acciones, de manera que se modifiquen los efectos de
nuestra actividad individual y colectiva, para obtener un nuevo mosaico
de fuerzas encaminadas en una dirección distinta: la sostenibilidad.
Cuando la degradación del medio empieza a ser entendida como un problema
social, surge como respuesta la educación ambiental.
En el Congreso Internacional de Educación y Formación
sobre el Medio Ambiente de Moscú (Naciones Unidas, 1987), se propone la
definición de educación ambiental como "un proceso permanente en el cual
los individuos y las comunidades adquieren conciencia de su medio y
aprenden los conocimientos, los valores, las destrezas, la experiencia y
también la determinación que les capacite para actuar, individual y
colectivamente en la resolución de los problemas ambientales presentes y
futuros".
Los objetivos enunciados para la EA son:
Favorecer el conocimiento de los problemas ambientales, tanto locales como globales.
Capacitar a las personas para analizar de forma critica la información ambiental.
Facilitar la comprensión de los procesos ambientales en conexión con los sociales, económicos y culturales.
Favorecer la adquisición de nuevos valores proambientales y fomentar actitudes críticas y constructivas.
Apoyar el desarrollo de una ética que promueva la protección del medio ambiente desde una perspectiva de equidad y solidaridad.
Capacitar
a las personas en el análisis de los conflictos socioambientales, en el
debate de alternativas y en la toma de decisiones para su resolución .
Fomentar
la participación activa de la sociedad en los asuntos colectivos,
potenciando la responsabilidad compartida hacia el entorno.
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