Resulta paradójico que
en el mundo actual, agobiado por un consumismo ilimitado, generador de la
actual crisis sistémica que afecta a todos los países, sean muchos quienes aún
no creen en alternativas sostenibles como la agroecología y apuesten, además,
por continuar con la variante agrícola del insumismo.
Es preocupante que muchas
de estas personas ocupen responsabilidades públicas y opten por las decisiones,
en apariencia, más fáciles. Ojalá el siguiente listado sucinto de argumentos
los llame, por lo menos, a reflexionar:
- El contexto ambiental actual está caracterizado por la influencia marcada del cambio climático, con la incidencia cada vez más frecuente de desastres naturales y desequilibrios en los agroecosistemas. Los sistemas agroecológicos resisten mejor y son mucho más resilientes a los embates del cambio climático.
- El agotamiento de los recursos naturales, en general, y la degradación de los suelos que afecta a más de 70% de la superficie agrícola en el mundo, exigen cambios en los modelos de producción. Solo la agroecología es capaz de restaurar la fertilidad de los suelos degradados.
- Se han comprobado los efectos dañinos de los agroquímicos a la salud. Asimismo, la sociedad cada vez tiene mayor conocimiento de ello y demanda alimentos más limpios. La agroecología no utiliza agrotóxicos.
- El incremento del precio de los alimentos en el mercado internacional, así como el de los insumos y otros medios imprescindibles para el desarrollo de la agricultura convencional, obligan a considerar la alternativa de un modelo agrícola menos dependiente.
- Es soberana.
Aun bajo condiciones económicas y climatológicas adversas, los
campesinos que se han apoyado en la agroecología exhiben hoy los mayores
índices de productividad y de sustentabilidad en sus países. La agroecología
produce más con menos (insumos, inversiones).
No hay comentarios:
Publicar un comentario